Para lograr una buena administración del acuerdo es necesario modernizar las estructuras del Estado, teniendo presente que será fundamental la acción del SAG ante las nuevas contingencias que obligarán al país a un trabajo más complejo y delicado en estas materias. También se debe revisar la estructura de Pro Chile, volviendo a su rol original.
Respondiendo la consulta del Presidente Lagos, quien preguntó ¿qué país puede exhibir el numerito de lograr tres acuerdos comerciales en un mismo año, como Chile?, le diría que si no administramos bien esos acuerdos Ä„ése sí que va a ser numerito!
El TLC con EEUU tiene aspectos positivos y negativos, pero en definitiva será beneficioso para Chile mientras sea administrado con eficiencia, porque una cosa es negociar acuerdos comerciales y otra distinta es administrarlos.
Para lograr una buena administración del acuerdo es necesario modernizar las estructuras del Estado, teniendo presente que será fundamental la acción del SAG ante las nuevas contingencias que obligarán al país a un trabajo más complejo y delicado en estas materias. También se debe revisar la estructura de Pro Chile, volviendo a su rol original y haciendo posible una plataforma de lanzamiento para la nueva era exportadora, y adecuar la acción de la Chancillería preparándola para los nuevos tiempos, ya que se requerirá de un organismo técnico especializado que enfrente los temas de las salvaguardias y el dumping con el aporte de profesionales jóvenes debidamente preparados.
Del mismo modo, será indispensable crear una institucionalidad público-privada, al estilo de Corfo, que lleve adelante el fomento de las políticas de reconversión que sean necesarias en determinadas zonas agrícolas del país; cambiar la estructura, objetivos y atribuciones de Indap para terminar con el rol asistencial-político de hoy y dedicarlo al fomento y capacitación de pequeños y medianos agricultores, con asistencia real, con el objetivo que estos últimos también accedan en condiciones ventajosas a los mercados de exportación, y abrir líneas crediticias especiales para crear agroindustrias o plantas lecheras, con el fin de reconvertir a productores lecheros en exportadores lácteos.
La reacción gubernamental sobre el acuerdo comercial con Estados Unidos ha sido exagerada, pero es entendible debido a que procura desviar la atención ciudadana y soslayar el grave momento político que enfrenta el gobierno, por el quiebre de la coalición que lo sustenta y las acusaciones de falta de probidad que lo han afectado.
Creemos, en todo caso, que al Presidente de la República le ha faltado visión de Estado al momento de agradecer a los ministros y funcionarios de la Cancillería por el acuerdo alcanzado, ya que debió hacer extensivos los agradecimientos a muchos dirigentes empresariales y laborales, incluyendo a otros tantos parlamentarios que ayudaron durante las negociaciones y que con sus declaraciones previas a la firma del acuerdo contribuyeron en forma eficaz a mejorarlo.
La verdad, sorprenden las reacciones políticas y anímicas pendulares en nuestro país, donde se pasa de situaciones depresivas a entusiasmos desbordados. Respecto a la ola de comentarios derivados del acuerdo comercial con Estados Unidos, y en especial por la eventual utilización de dichas negociaciones ante los nulos resultados alcanzados hasta ahora por la Concertación, cabe en este caso el adagio «nadie sabe para quién trabaja», porque el Tratado no comenzará a regir sino desde el año 2004 y sus efectos se podrán apreciar recién en el mediano y largo plazo.
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