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Otra vez con la apreciación del peso

Alexis Guardia
Por : Alexis Guardia Economista. Universidad de Chile. Doctor en Economía. Universidad de Paris IX Dauphine
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El escenario en que se desenvuelve la actual apreciación del peso es muy distinto al que existió el año pasado. En primer lugar, el dólar se esta cayendo en todas partes, y segundo nuestra política fiscal expansiva se financia en parte con venta de dólares.


Nuevamente la economía chilena entró en la zona crítica de una sobre apreciación de su moneda: la semana pasada el dólar registraba una caída  de 145 pesos en el año después de una subida de 205 pesos (abril-noviembre 2008).  Desde que se decidió dejar fluctuar  el valor de tipo de cambio (septiembre de 1999) según el mercado, esta variable reproduce el ciclo de la conocida montaña rusa, incluida las pausas que permiten acumular adrenalina para  lo que vendrá, vía intervención del Banco Central. En efecto, la última intervención de esta institución a través de un programa de acumulación de reservas fue  en abril del 2008, cuando el precio del dólar llego a cotizarse en 432 pesos,  programa que se suspendió en septiembre del mismo año debido a la profundidad y extensión de la crisis global.

No está de más recordar que una fuerte apreciación del peso castiga al sector exportador y a las empresas domésticas que deben competir con las importaciones más baratas, dentro de ellas el más afectado es el grupo de las pequeñas y medianas empresas que no tienen las espaldas financieras para protegerse de estas turbulencias. Pero también es cierto que el dólar  barato ayuda a mantener una inflación baja, particularmente porque los precios regulados del combustible y la energía están indexados a lo que pase con el dólar. Además, las empresas  que  producen bienes con un alto componente de materias primas importadas y que generalmente no están en el sector exportador, se ven beneficiadas así como también el consumo importado.

Sin embargo el escenario en que se desenvuelve la actual apreciación del peso es muy distinto al que existió el año pasado. En primer lugar, el dólar se esta cayendo en todas partes, y segundo nuestra política fiscal expansiva se financia en parte con venta de dólares. Examinemos brevemente estos dos hechos.

Si tomamos nueve importantes monedas, la apreciación promedia de ellas respecto al dólar desde la última fecha peak hasta octubre del presente año, fue de un 17,7%; la apreciación del peso chileno fue de 16,2% (desde noviembre 2008) y las máximas fueron  de Brasil y Australia con 27,5% y  28,3%, respectivamente. El dólar cae en Chile casi en  igual proporción que la caída  promedio frente a otras monedas y por tanto no puede ser la única explicación de lo que está pasando. El fenómeno de la desvalorización del dólar  que se vive actualmente a nivel global, se explica en parte por el hecho de que se está pasando de una aversión al riesgo con repliegue del movimiento de capitales  a una situación de apetito por el riesgo y desplazamiento de capitales. Las condiciones existente de bajas tasas de interés en muchos países hace que se active el mecanismo del «Carry Trade», ampliamente comentado en la prensa internacional, y que consiste  en que un inversionistas buscando activos financieros seguros (hoy al parecer situados en las economías emergentes) pide prestado en un país para invertirlo en otro donde la tasa de interés es mas alta, o simplemente las expectativas de ganancias de otros activos financieros son elevadas.

Un segundo elemento a considerar en el caso chileno, es que su política fiscal expansiva, de comienzos de enero del presente año para hacer frente a la crisis, cuando el Banco Central continuaba con su política contractiva, significó un programa de ventas de dólares diarios, del orden de los 40 millones  en los últimos meses y que recién acaba de terminar. Esta operación del fisco para financiar sus gastos en pesos, también incidió en la actual apreciación de la moneda nacional. Pero además  las modalidades de esta operación, es decir usar al Banco Central como intermediario para poner dichos dólares en el mercado cambiario a fin de recoger los pesos del sector privado y traspasarlos al fisco, ha  neutralizado parcialmente el carácter expansivo del gasto demorando la reactivación económica del mercado interno.

Ahora bien, en una situación de una fuerte apreciación del peso ¿cuando interviene el Banco Central? Es decir cuando sale a comprar dólares y acumular reservas. Según esta institución  ello ocurre si se produce un importante desalineamiento o brecha entre el tipo de cambio real de «equilibrio de largo plazo» y el tipo de cambio real efectivo u observable (indicador de competitividad de la economía) y además cuando las presiones inflacionarias no sean muy significativas. De acuerdo a ello y tomado un promedio de 10 años del tipo de cambio real como aproximación del tipo de cambio real de equilibrio de largo plazo, resulta que la última intervención  del Banco Central en abril del 2008 se realizó cuando la brecha señalada fue de  8,2% negativo al mes de marzo del año indicado. Si hacemos el mismo cálculo para el mes de octubre del 2009 la brecha es de 2% positivo es decir no obstante las bajas presiones inflacionarias existente no habría ninguna razón para que interviniese el Banco Central. Si mantenemos las proporcionalidades indicadas habría que esperar que el dólar cayera a 475 pesos para que el Banco Central interviniera. Ello significaría que las empresas grandes ganarán menos pero las pequeñas y medianas enfrentarán serias dificultades.

Sin embargo, el problema de fondo es ¿cómo enfrentar el desarrollo productivo y la capacidad exportadora que no sea cobre con un dólar fluctuante? Fijar el tipo de cambio tampoco es la solución pues ello trae aparejado otro tipo de problemas. Entonces como damos el «salto al desarrollo». Este es un gran tema económico ausente de la  actual discusión presidencial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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