Stephen Roach se las sabe por libro. Aparte de ser un destacado economista teórico, le ha correspondido dirigir la filial asiática del banco de inversiones Morgan Stanley a lo largo de la reciente crisis. En otras palabras, ha estado en «la papa misma,» como dicen en Chile.
Ahora regresa a los EE.UU. y en un artículo del Financial Times del 9 de junio del 2010, saca sus conclusiones acerca de Asia, que con todo, salió relativamente bien parada de la reciente crisis, a pesar de que ningún país esquivó una severa recesión causada por la brutal contracción de 11,8 por ciento en el comercio global.
Según Roach, las lecciones son tres: 1) Asia aprendió muy bien de las vicisitudes de la crisis de 1997, especialmente, la necesidad de contar con tipos de cambio flexibles y amplias reservas para no quedar a merced de la huida de los capitales golondrinas; 2) el factor China, que ha reemplazado a Japón como líder del crecimiento regional y se ha transformado en el principal mercado de todas las economías de la zona, desplazando a los EE.UU. y cuya enérgica reacción gubernamental para sostener la demanda interna les permitió superar la caída en la demanda externa, sin embargo, enfrenta hoy severos problemas y; 3) las economías de la región deben girar hacia el mercado interno y reducir su incrementada dependencia de las exportaciones, las que pasaron de representar un 35 por ciento del PIB hace diez años, a 45 por ciento hoy (en Chile llegaron a representar un 47 por ciento el 2007); justo cuando las secuelas de la crisis auguran un prolongado estancamiento del comercio internacional.
¿Suena familiar?