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Nobel de la paz póstumo


En Chile tuvimos también terrorismo homicida, como el de Al Qaeda. Recuerdo una publicación a página entera, con los retratos de 47 miembros de las Fuerzas Armadas y Carabineros asesinados entre 1978 y 1986 por el terrorismo marxista del MIR y el FPMR.

De esos 47 asesinatos se había logrado identificar a los autores de 23, todos de los grupos terroristas citados. Estaban siendo juzgados en tribunales (ver detalles en mi columna del 23.07.86 en «El Mercurio»). A ninguno el gobierno del Presidente Pinochet lo mandó ejecutar como lo hiciera el Presidente Obama con el jefe terrorista Osama Bin Laden y muchos otros. Y en un caso en que un grupo de carabineros dio muerte a tres cabecillas del grupo terrorista FPMR, Parada, Guerrero y Nattino, el gobierno del Presidente Pinochet promovió la destitución de la Junta de Gobierno del representante de Carabineros, por su responsabilidad política en esa actuación de subordinados suyos, y puso los antecedentes en manos de la justicia. Los autores del triple ajusticiamiento purgan hoy cadena perpetua, y no han recibido ningún reconocimiento ni premio, como los han recibido los autores de las ejecuciones sin juicio de Bin Laden y otros.

Asimismo, durante el Gobierno Militar, las denuncias fundadas de torturas fueron entregadas a los tribunales de justicia y, así, fueron condenados en los años ’70, por apremios ilegítimos, los integrantes de un «Comando de Vengadores de Mártires», que aplicaron esos apremios a subversivos. Posteriormente, el mayor de Ejército Carlos Herrera, fue condenado a presidio por iguales apremios contra un ayudista del FPMR sorprendido trasladando explosivos, el cual falleció a raíz del maltrato recibido (si bien fue llevado a un hospital por el propio Herrera, procurando salvarle la vida).

En cambio, el gobierno del Presidente Obama autoriza la tortura para obtener información (técnica del «submarino» o simulacro de asfixia bajo el agua, en Guantánamo) y también lleva a cabo la ejecución sin forma de juicio de los miembros de Al Qaeda. Esta semana lo hizo no sólo con su jefe y otros tres, sino con ocho más el jueves último, mediante misiles lanzados por un avión no tripulado en Pakistán(«La Segunda», 06.05.11).

Es evidente la superioridad ética del gobierno del Presidente Pinochet sobre la del gobierno del Presidente Obama. No obstante, este último ha sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz. En cambio, el Presidente Pinochet nunca tuvo la posibilidad de acceder a un reconocimiento semejante, pese al mayor mérito moral de sus actuaciones antiterroristas por sobre las de Obama.

¿No sería de justicia, ante tales evidencias, que el Comité Nobel de Suecia considerara la posibilidad de otorgar, como un acto reparatorio de la evidente injusticia cometida, un Premio Nobel de la Paz póstumo al Presidente Pinochet?

Dejo lanzada la idea. Estoy seguro de que no caerá en el vacío. El Comité Nobel de Suecia tiene la palabra.

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