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ALMA e institucionalidad de la ciencia en Chile

Joel Saavedra
Por : Joel Saavedra Vicerrector de Investigación y Estudios Avanzados Profesor, Instituto de Física Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
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La inauguración del centro de observación astronómica ALMA más su puesta en marcha nos deja en una situación sin parangón en la historia de la ciencia en Chile: podemos decir ahora, con mayor razón, que seguimos realizando ciencia del primer nivel a nivel teórico, experimental y, en algunos casos, aplicado.

Los nuevos descubrimientos que nos depara este proyecto son insospechados y situarán a nuestro país en un podio elevado de la ciencia mundial. En particular, es de esperar una mayor interacción entre los grupos que por años se han dedicado a estudiar la evolución del Universo desde el punto de vista teórico, con trabajos de primer nivel, y la comunidad de astrónomos que estudian desde un punto de vista experimental la misma problemática, como lo es, por ejemplo, la aceleración actual del Universo, el llamado problema de la energía oscura.

[cita]Chile requiere no sólo de una Estrategia Nacional de Innovación, sino de una política de Estado que mire la ciencia, la tecnología y la innovación como un todo inseparable. Una política de largo plazo y acorde a las complejidades del mundo y a los desafíos que éstas suponen.[/cita]

En realidad, ALMA nos invita a aceptar este desafío y la pregunta es si ¿estamos preparados como país para aceptar y apoyar este desafío? La respuesta es simple: los científicos chilenos sí lo estamos.

Pero al no tener una institucionalidad clara de la ciencia en Chile, el futuro se ve nebuloso. Hablo, en lo concreto, de un ministerio o agencia nacional de ciencia, tecnología e innovación, como ocurre en otros países. Una entidad fuerte, con peso en el aparato político y administrativo, visión estratégica, y que permita eliminar burocracias indebidas y que sólo entorpecen el quehacer de quienes hacen ciencia, investigan y buscan innovar.

Chile requiere no sólo de una estrategia nacional de innovación, sino de una política de Estado que mire la ciencia, la tecnología y la innovación como un todo inseparable. Una política de largo plazo y acorde a las complejidades del mundo y a los desafíos que éstas suponen.

Llegó el momento, de una vez por todas, de avanzar en este tema y tomar decisiones estratégicas respecto de él, con miras a insertarnos efectivamente en la sociedad del conocimiento. La institucionalidad de la ciencia en nuestro país es urgente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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