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La Haya no tiene competencia para modificar límites marítimos Opinión

La Haya no tiene competencia para modificar límites marítimos

El Estado de Chile, a través del Presidente de la República y del Parlamento, no confirieron competencia específica al Tribunal de La Haya para modificar los límites marítimos con el Perú, ni menos facultaron al tribunal para fijar otros límites. Conforme al derecho no ha existido ningún acto del Congreso Nacional y del Presidente de la República que hubiera dado tal competencia específica, de acuerdo a la Constitución Política de la República. Conferir competencia en tal sentido es un acto privativo del Parlamento y del Presidente de la República, el que en la especie no ha existido, sobre el punto de los límites marítimos. De esta manera el tribunal mencionado si llegara, en su sentencia, a modificar los límites marítimos, incurriría en un vicio grave, hasta el punto que su fallo sería insanablemente nulo y no ejecutable.


Respecto del próximo fallo del Tribunal de La Haya, se están sembrando excesivas inquietudes, en circunstancias que, a nuestro juicio, desde el punto de vista jurídico, la cuestión limítrofe marítima no nos debiera preocupar en exceso. En efecto, dicho Tribunal no tiene ninguna jurisdicción para modificar los límites marítimos entre Chile y Perú, en atención que al tiempo de constituirse el mismo, no se dio competencia en tal materia. Los tratados de límites tienen la característica  de ser intangibles o inmodificables, salvo la voluntad expresa y formal de las partes, es decir, de los  Estados que los han convenido.

El Tribunal de La Haya, existiendo Tratado de Límites Marítimos, carece absolutamente de competencia para prescindir de los mismos y entrar a fijar nuevos límites, distintos de los ya convenidos con Perú.

El Estado de Chile, a través del Presidente de la República y del Parlamento, no confirieron competencia específica al Tribunal de La Haya para modificar los límites marítimos con el Perú, ni menos facultaron al tribunal para fijar otros límites. Conforme al derecho no ha existido ningún acto del Congreso Nacional y del Presidente de la República que hubiera dado tal competencia específica, de acuerdo a la Constitución Política de la República. Conferir competencia en tal sentido es un acto privativo del Parlamento y del Presidente de la República, el que en la especie no ha existido, sobre el punto de los límites marítimos.

[cita] Finalmente, nos extraña mucho que el Tribunal de La Haya, en pleno y ninguno de sus integrantes, haya practicado jamás una inspección personal al lugar en controversia, en nuestro lenguaje coloquial, al sitio del suceso. Sólo han actuado desde sus cómodos escritorios. La defensa de Chile, a nuestro modo de entender, debió plantear derechamente la falta de jurisdicción de la Corte Internacional de La Haya, ya que esa era la defensa fundamental. También dicha defensa no debió omitir la historia de las relaciones con Perú. Se olvidó que la guerra del año 1879 ha sido llamada, por todos los comentaristas de dicha época, como la Guerra del Pacífico, porque el curso de la misma realmente cambió y se decidió, fundamentalmente, en el mar. Todo ello fue omitido y seguramente los jueces de La Haya muy poco saben de la configuración dolorosa del territorio chileno.[/cita]

De esta manera el tribunal mencionado si llegara, en su sentencia, a modificar los  límites marítimos, incurriría en un vicio grave, hasta el punto que su fallo sería insanablemente nulo y no ejecutable.

Por las razones anteriores, estimamos que hay un exceso de reuniones promovidas por las primeras autoridades de la República, dando la sensación de que podría venir una sentencia no favorable, hipótesis que jurídicamente no puede producirse, al tenor de los razonamientos dados.

El Tribunal de La Haya no tiene, por la sola petición de la parte peruana, facultades para fijar límites y reemplazar la voluntad   del Estado de Chile.

La situación limítrofe del norte debió solucionarse en términos convencionales, incluyendo a Perú y Bolivia en las negociaciones, para así dar una salida a este último país a través de un corredor ubicado al norte de Arica, con acceso soberano al mar. Dicho territorio, el de corredor, se encuentra actualmente con el gravamen de no poder Chile disponer de él sin la voluntad del Perú.  Dada dicha situación, allí existe un problema trilateral. Así debió plantear las cosas Chile y no debió negociar jamás sólo con el Perú, bajo una política completamente errónea de cuerdas separadas –no mezclar el juicio de La Haya con las relaciones comerciales con el Perú–, ya que  así se hace caso omiso  del verdadero problema limítrofe del norte. Jamás  se debió  aceptar la vía judicial de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, vía judicial que sólo complica las cosas. Cuando se dice que el Tribunal de La Haya fallará “conforme a derecho”, se demuestra una completa inocencia  y desconocimiento del funcionamiento real de dicho Tribunal. Las  decisiones de éste son políticas y también jurídicas. Decir que dicho tribunal falla sólo “conforme a derecho”, es desconocer completamente el contenido de las sentencias que el mismo ha dictado desde su creación. Estas últimas contienen razonamientos jurídicos, pero están inspiradas por cuestiones de carácter político.

Finalmente, nos extraña mucho que el Tribunal de La Haya, en pleno y ninguno de sus integrantes, haya practicado jamás una inspección personal al lugar en controversia, en nuestro lenguaje coloquial, al sitio del suceso. Sólo han actuado desde sus cómodos escritorios. La defensa de Chile, a nuestro modo de entender, debió plantear derechamente la falta de jurisdicción de la Corte Internacional de La Haya, ya que esa era la defensa fundamental. También dicha defensa no debió omitir la historia de las relaciones con Perú. Se olvidó que la guerra del año 1879 ha sido llamada, por todos los comentaristas de dicha época, como la Guerra del Pacífico, porque el curso de la misma realmente cambió y se decidió, fundamentalmente, en el mar. Todo ello fue omitido y seguramente los jueces de La Haya muy poco saben de la configuración dolorosa del territorio chileno.

Faltó una política  activa de negociación conjunta con Perú y Bolivia. Al no seguirse este camino nos encontramos hoy con el juicio que está próximo a fallar la Corte de La Haya  y con la demanda que entablará Bolivia. Por cierto que esta es una situación altamente conflictiva, ya que las riquezas fundamentales de Chile se encuentran ubicadas en el norte. La política internacional de Chile debe tener un cambio radical. Esperamos que el gobierno de la Presidenta Bachelet tome el toro por las astas y abra negociaciones directas y conjuntas, rápidas y expeditas con Perú y Bolivia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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