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De la política de los acuerdos a los acuerdos sin política

Trinidad Lathrop Leiva
Por : Trinidad Lathrop Leiva Columnista de El Quinto Poder.cl
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La política es cosa pública.

Es el lugar donde todos nos encontramos para determinar cómo queremos vivir, qué sentido le daremos a nuestra nación. Para dónde vamos, qué queremos lograr.

Hacemos política cuando participamos en la vida de nuestro país.

Y se hace de frente, sin esconderse.

En una democracia representativa, como la nuestra, participamos a través de representantes ELEGIDOS por votación, libre, secreta e informada.

Y los elegimos “representantes” para que, en un foro público, al que los ciudadanos pueden asistir – actualmente también verlo por TV – se debata y se tomen las decisiones que nos influirán a todos.

Sin embargo, fuimos sorprendidos por un “acuerdo” sobre reforma tributaria, que se llevó a cabo en la casa de un particular, sin que la ciudadanía pudiera ser testigo, menos participar.

No sabemos quién nos representaba en ese “acuerdo”, si es que había algún parlamentario electo.

Nos enteramos después que algunos partidos de la coalición gobernante ni siquiera estaban informados del “acuerdo de todos los sectores”

Muchos senadores aparecieron en los medios de comunicación diciendo: “Hay que estudiar bien el acuerdo antes de opinar”. Pero ya el acuerdo estaba cerrado. Era ya un pacto. Y lo senadores no lo conocían.

No recuperamos nuestra democracia para que las decisiones las tome el presidente de la Asociación de Bancos junto a algunos lobbystas.

No sirve una democracia donde los “representantes” olvidan a quienes los eligieron para servir, sí: servir como vasallos a los intereses de quienes tienen más poder.

Le dieron un golpe, así mismo, como un golpe de estado, al Senado.

En el salón de la casa de Fontaine aplastaron a un poder del Estado.

(Muchas veces se ha dicho que Chile necesita un congreso unicameral, este golpe al senado me convence que sería lo más adecuado).

Este acuerdo sobre la reforma tributaria es espurio, es la negación de la política, de la ciudadanía y de la democracia. Este acuerdo es violencia, ilegítima y dolorosa, como es siempre la violencia.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder y El Pilín

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