Publicidad
Una respuesta necesaria a la última voltereta de Eyzaguirre Opinión

Una respuesta necesaria a la última voltereta de Eyzaguirre

Andrés Fielbaum
Por : Andrés Fielbaum Ex Presidente FECh y coordinador de la Dirección Nacional Estudiantil de Izquierda Autónoma
Ver Más

Si es cierto que en la Nueva Mayoría habitan dos almas, queda clarísimo que el alma derecha va ganando por goleada. ¿Cómo responderán los sectores que han apostado por confiar en que este gobierno sí sería diferente a los anteriores de la Concertación?


La gratuidad en la educación se convirtió en la demanda más simbólica del movimiento estudiantil del 2011 a esta parte. Se comprendió que una educación desmercantilizada, garantizada como un derecho social universal, en la que los estudiantes se reconozcan como iguales y las instituciones tengan como único norte el construir una educación de excelencia al servicio del país, solamente podría existir si es el Estado el que financia directamente este derecho básico. Por el contrario, en la medida que sigan siendo los estudiantes los que paguen, se seguirá comprendiendo a la educación como una inversión individual, donde el endeudamiento futuro condiciona las decisiones futuras sobre qué estudiar y cómo ejercer la profesión.

Michelle Bachelet aseguró haber escuchado a los estudiantes. Cuando ganó, dijo que su triunfo era el triunfo de los que marcharon. Si bien en un momento señaló que ella podía pagar la educación de su hija, rápidamente transformó a la consigna “Educación Gratuita” en una de las principales de su campaña. Los chilenos fuimos testigos de miles de gigantografías y afiches donde la hoy Presidenta garantizaba que la educación sería gratuita. Incluso en un programa ambiguo fue uno de los pocos puntos donde dio luces, poniendo ciertos plazos para un objetivo que se decía era indiscutible.

Todo ello hace especialmente escandalosas las declaraciones de Nicolás Eyzaguirre durante el domingo recién pasado, respecto a que la gratuidad ahora será solamente para los primeros 4 años de estudio, y que los años posteriores tendrán que volver a ser financiados con créditos. Vuelve a demostrar que la reforma educacional del gobierno apunta simplemente a corregir algunos de los excesos más aberrantes (en este caso, reducir los niveles de endeudamiento), pero en ningún caso construye un modelo educativo nuevo, donde el mercado no tenga cabida.

[cita]Con esto, la idea de que “se abrió un nuevo ciclo político” o que “Chile ya cambió” porque hoy está la Nueva Mayoría en vez de la Concertación, sufre un nuevo mazazo. Si hace una semana hubo una primera decepción porque la reforma tributaria fue picoteada en la cocina de Zaldívar, Awad y Fontaine, hoy queda claro que los recortes que significó ese picoteo implicarán sacar recursos de los que hubiesen permitido gratuidad en la educación en todos sus niveles. La intervención de La Moneda en el Mineduc tiene sus consecuencias.[/cita]

Peor aún: con esto, la idea de que “se abrió un nuevo ciclo político” o que “Chile ya cambió” porque hoy está la Nueva Mayoría en vez de la Concertación, sufre un nuevo mazazo. Si hace una semana hubo una primera decepción porque la reforma tributaria fue picoteada en la cocina de Zaldívar, Awad y Fontaine, hoy queda claro que los recortes que significó ese picoteo implicarán sacar recursos de los que hubiesen permitido gratuidad en la educación en todos sus niveles. La intervención de La Moneda en el Mineduc tiene sus consecuencias.

Si es cierto que en la Nueva Mayoría habitan dos almas, queda clarísimo que el alma derecha va ganando por goleada. ¿Cómo responderán los sectores que han apostado por confiar en que este gobierno sí sería diferente a los anteriores de la Concertación? Recordemos que hace menos de una semana los diputados comunistas anunciaron no estar disponibles para una vuelta de la política de los consensos (como en la reforma tributaria) ni para que se desdibujara el programa (como ocurre ahora con la gratuidad).

Eyzaguirre anunció también que los gobiernos universitarios serán reemplazados por “boards”. Si bien falta desarrollar la idea, huele con mucha fuerza a gobiernos tecnocráticos, que en su búsqueda de utilizar indicadores objetivos terminen tendenciando aún más el quehacer universitario hacia su relación con el mercado.

Esto último es especialmente decidor cuando lo vemos en el contexto político en el que sucede: de las 4 garantías que pidió la CONFECh para sumarse al plan de participación del gobierno, la única que el Mineduc cumplió fue la derogación de los DFL2 que impiden la participación de estudiantes y funcionarios en los gobiernos universitarios. ¿Tiene algún impacto derogar los DFL2 si ahora los gobiernos universitarios serán estas juntas corporativas? Si la respuesta es negativa, en la práctica significa que el gobierno no respondió a ninguna de las garantías y que, peor aún, retrocede en su postura sobre gratuidad justo cuando el CONFECh debe decidir su participación.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias