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Las ATE: cuestión de identidad y principios para la DC

Yasna Provoste
Por : Yasna Provoste Senadora DC. Candidata Presidencial de Nuevo Pacto Social
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Termino citando un documento del año 1966 que revisa el cumplimiento del Programa de la Revolución en Libertad, documento que fue presentado para el Segundo Congreso Nacional del Partido Demócrata Cristiano; en él leemos que “en ningún caso, se puede entender como legítima una función educativa impartida por quienes sólo representan sus intereses personales y pretenden lucrar con esta delicada misión”.


La reforma educacional recién se está iniciando y ya ha tenido que correr a contracorriente. El parto que significó la indicación que busca extirpar el lucro de las ATE fue una muestra de aquello. Como lo he dicho en distintos lugares del país, el lucro, la selección y el copago son tres instrumentos que ayudan a que el sistema educacional, si ya es injusto por las condiciones basales de los estudiantes, lo sea todavía más. Muchos diputados (más allá de los diputados de la Comisión de Educación de la Cámara) así lo entienden y apoyan esta indicación, lo que habla de que no sólo el gobierno está convencido de la reforma –a pesar de sus vaivenes– sino también parte importante de los parlamentarios.

Digámoslo de otra manera, toda la evidencia de datos construida por los expertos indica que esos tres instrumentos presentes en el sistema educacional radicalizan, aumentan y colaboran para que la Educación sea un factor más de injusticia social, cultural y económica; en consecuencia, por principio, no es tolerable para una democracia que la educación se transforme en eso. En este sentido, las ATE han mostrado ser un enclave más que permite usar platas públicas, lo que es peor, platas destinadas a los más pobres, para que se pueda lucrar con la educación. Insisto, eso no es tolerable.

Algunos han insistido en que la identidad demócrata cristiana está más cerca de la libertad de enseñanza, como queriendo enfatizar de alguna manera que los emprendimientos individuales en educación son tolerables desde el punto de vista de nuestra identidad partidaria. Como muchos en el partido sostengo que nuestra identidad está más bien cercana a otra dimensión, más profunda y de sentido, más cercana a una idea de educación pública que de educación particular y privada.

[cita]Termino citando un documento del año 1966 que revisa el cumplimiento del Programa de la Revolución en Libertad, documento que fue presentado para el Segundo Congreso Nacional del Partido Demócrata Cristiano; en él leemos que “en ningún caso, se puede entender como legítima una función educativa impartida por quienes sólo representan sus intereses personales y pretenden lucrar con esta delicada misión”.[/cita]

Como lo ha recordado recientemente el destacado investigador nacional Cristian Bellei, Eduardo Frei Montalva, por su carácter republicano, fortaleció la educación pública: expandió la educación pública proporcionalmente más que los cinco gobiernos que le antecedieron, incluyendo los del Frente Popular. Además Frei Montalva rompió cierta tendencia a la privatización que se había dando en las décadas previas, producto del aumento de subvenciones estatales a la educación privada. Más aún, Frei Montalva impulsó un crecimiento de la educación pública que la llevaría a su máxima expresión en el siglo XX. ¿Quién podría dudar de esto?: fue su gobierno el que universalizó la educación primaria y comenzó la masificación de la educación secundaria, y todo, desde la educación pública.

En síntesis, Frei Montalva intentó hacer menos selectivo y menos segmentado el sistema, promovió la educación privada gratuita y sin fines de lucro, y fortaleció la educación pública, consolidándola como la columna vertebral del sistema escolar chileno, dice Bellei.

Nadie puede siquiera pensar que Eduardo Frei Montalva no está en el ADN de nuestra identidad. Lo que sucede es que muchas veces la historia y las distorsiones, producto de intereses, lo que hacen es olvidar nuestras bases fundacionales. Lo vuelvo a decir, no es tolerable. Como dijo nuestro fundador en su famoso discurso de la Patria Joven: “Una alta moral está pidiendo Chile. Está cansado de ver cómo algunos lucran y se aprovechan”.

Termino citando un documento del año 1966 que revisa el cumplimiento del Programa de la Revolución en Libertad, documento que fue presentado para el Segundo Congreso Nacional del Partido Demócrata Cristiano; en él leemos que “en ningún caso, se puede entender como legítima una función educativa impartida por quienes sólo representan sus intereses personales y pretenden lucrar con esta delicada misión”.

Como se ve, la indicación que prohíbe el lucro en las ATE, no sólo está alineada con el espíritu de la reforma que impulsa la Nueva Mayoría, sino que, también, con aquello que tenemos como más identitario quienes somos demócrata cristianos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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