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Una vez más, la imprevisión ante desastres conocidos

Por: Rodrigo Ortiz J., Ex Subdirector de Gestión de Riesgos de la ONEMI


Señor Director:

El origen del actual problema de Chiloé se clasifica como «Amenaza Biológica», que corresponde a epidemias y plagas que resultan afectando a las personas, animales productivos, cultivos y patrimonio ecológico (en este caso marea roja). La zona de exposición a la contaminación es la costa de la Región de los Lagos y con ellos toda la fauna marina que hoy se conoce. Los vulnerables y afectados son los mariscadores y todos los que viven alrededor de esa industria, tal cual lo estamos viendo hoy.

La combinación de amenaza, exposición y vulnerabilidad (por cierto, factores ultra conocidos con anticipación), determinan el riesgo, que al ser mal gestionado (peor aún, no hubo gestión) configuraron el actual desastre.
La precariedad actual del Sistema de Protección Civil, la cual se arrastra por muchísimos años, a pesar de ser golpeados por desastres de diferente naturaleza una y otra vez, continuará afectado a los mismos de siempre y que representan a los grupos sociales más vulnerables del país, a no ser que ocurra algo distinto que modifique la conducta que como país debemos tener ante la gestión de riesgo de desastres.

Las esperanzas de cambio a este lamentable destino, están cifradas hoy en la promulgación del actual proyecto de ley, presentado al Congreso hace ya seis años y que establece una nueva Institucionalidad en gestión de riesgo de desastre, hito que marcaría el comienzo del fin de las actuaciones reactivas e improvisadas ante hechos conocidos y previsibles.

Rodrigo Ortiz J., Ex Subdirector de Gestión de Riesgos de la ONEMI

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