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Los violentos y los robots

Fernando Thauby
Por : Fernando Thauby Capitán de Navío en retiro
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«Parece evidente que algo anda mal en el marco legal que regula el accionar de los fiscales que deben investigar las denuncias que carabineros hace de las acciones delictuales de los violentistas. Son rápidos en identificar las ‘falencias’ de la denuncia policial y lentos en identificar y evaluar los antecedentes que los definen como ‘profesionales’ de la violencia callejera”.


La Presidente Bachelet, en un momento de entusiasmo, lanzó: “Cuando la izquierda sale a la calle, la derecha tiembla”.

No fue cualquier persona, fue la actual presidente, fue la responsable actual de la protección de los derechos de todos los chilenos.

¿Por qué la derecha habría de temblar cuando la izquierda sale a la calle?, Pareciera que el aserto presidencial se debe a que las personas de derecha se reconocen incapaces de generar el mismo nivel y calidad de violencia que las de izquierda y eso las hace pasibles de ser atropelladas en sus derechos.

De los dichos de Bachelet se puede colegir también que, para ella y al menos a veces, los conflictos políticos pueden dirimirse en la calle mediante el uso de la violencia; que ello, en general, será beneficioso para la izquierda y que considera legítima esa forma de actuar.

Para ser objetivos debo reconocer que los dichos presidenciales fueron hace ya algunos años; que no los ha vuelto a repetir y que hoy día –probablemente- lo diría de otra manera: “Cuando los anarquistas salen a la calle, el gobierno tiembla”.

Los beneficiarios y los perjudicados por la violencia ahora serían otros, pero la mecánica sería la misma.

En un periódico digital, una distinguida periodista expresó su crítica a “la incapacidad de la policía para asegurar el orden público frente a la acción violenta (de) delincuentes y extremistas” ya que “los ciudadanos somos testigos de la incompetencia de los uniformados para controlar a un puñado de jóvenes delincuentes, encapuchados o a cara descubierta”. “En cada jornada de protesta, y tal como ocurrió esta vez en Valparaíso, los periodistas captan a numerosas personas disfrazándose para ocultar su identidad, lanzando piedras y molotov a los carros policiales, saqueando y destruyendo la propiedad pública y privada. La ciudadanía necesita que el general (Director de Carabineros) explique por qué los periodistas pueden descubrirlos y mostrarlos en sus medios, y la policía no logra controlar la violencia, ni detener a los que delinquen”.

La respuesta la recibió el mismo día, cuando la prensa escrita informo que un grupo de personas ingresó a La Moneda en forma irregular con un lienzo mediante el cual se notificaba a la Presidente que “hoy comienza la ofensiva” para promover la imposición de sus propuestas, ofensiva que se inicia con una marcha por la Alameda no autorizada por la autoridad competente, la Intendencia de Santiago.

Carabineros detuvo a 32 de los casi 40 participantes en la invasión a La Moneda.

Según información entregada por la institución, 11 de los detenidos contaban con antecedentes penales por desórdenes públicos, usurpación violenta y porte y lanzamiento de artefactos incendiarios.

Dos botones de muestra de los antecedentes de los “estudiantes”:

1.- Damián Contreras Brito, 25 años

– 29.07.2015 – Detenido por usurpación violenta

– 25.06.2013 – Detenido por oponerse a la acción de carabineros de servicio

– 16.10.2012 – Detenido por oponerse a la acción de carabineros de servicio

– 18.06.2010 – Detenido por usurpación no violenta

– 18.05.2010 – Detenido por usurpación de propiedad

– 02.08.2010 – Detenido por usurpación de propiedad

– 08.08.2010 – Detenido por desórdenes públicos

– 20.08.2010 – Detenido por usurpación no violenta

– 03.09.2010 – Detenido por usurpación no violenta

– 16.09.2010 – Detenido por desórdenes públicos

– 07.10.2015 – Detenido por desórdenes públicos

– 25.07.2011 – Detenido por maltrato de obra a Carabineros

– 07.11.2011 – Detenido por faltar el respeto a Carabineros

– 07.06.2007 – Detenido por usurpación de propiedad

– 10.05.2006 – Detenido por desórdenes públicos

2.- Carlos Soto Galleguillos, 45 años(Debe tener alta tasa de repitencia) Perteneciente a la barra brava de Universidad de Chile, apodado el Mákina, además de ser integrante de MPMR.

– 22.03.2012 – Detenido por cuasidelito de lesiones

La respuesta a las inquietudes de la periodista están a la vista: Los Periodistas fotografían a los delincuentes; los Carabineros los detienen; los Tribunales los sueltan y los Violentistas vuelve a las calles a asustar a la Derecha / el Gobierno.

No es que carabineros sea incapaz de identificarlos, es incapaz de conseguir que el Poder Judicial los encierre.

Parece evidente que algo anda mal en el marco legal que regula el accionar de los fiscales que deben investigar las denuncias que carabineros hace de las acciones delictuales de los violentistas. Son rápidos en identificar las “falencias” de la denuncia policial y lentos en identificar y evaluar los antecedentes que los definen como “profesionales de la violencia callejera”.

Esa incapacidad cuenta con enérgico apoyo político. También dos botones de muestra:

1.- Los diputados del Partido Socialista no consiguieron las firmas para impugnar ante el Tribunal Constitucional el proyecto del gobierno que establece el control preventivo de identidad, pero irrumpe la bancada del Partido Comunista, encabezada por Karol Cariola, que demandará al Estado de Chile en la Corte Interamericana de Derechos Humanos .

2.- Cada manifestación cuenta con un grupo de voluntarios de una ONG auto designada protectores de los DDHH, que cuentan con aprobación gubernamental para moverse libremente en el campo de batalla donde, obviamente, su atención se centra única y exclusivamente en los Carabineros.

La incompetencia pues no está donde la periodista busca, en los Carabineros, sino en el Gobierno, el Congreso y el Poder Judicial.

Lorena Fries, la Pasionaria de los DDHH de los violentistas, aclaró que el INDH tiene “el mandato legal de presentar acciones judiciales frente a violaciones a los derechos humanos. Es lo que hacemos, mayoritariamente, tenemos querellas que se han presentado contra carabineros que están en procesamiento, pero son los tribunales de justicia los que juzgarán si hay fundamento”.

Pero, ¿y dónde están las querellas contra los violentistas que violan los DDHH de los carabineros y de los demás chilenos?.

Cuando los ataques arrecian y la falta de apoyo de los políticos de gobierno se hace crítica, es natural que el Director General de Carabineros, general Villalobos, defienda a sus hombres recordándonos que son ellos quienes ponen “el pecho a las piedras, las balas, los fierros” y saca a la luz la superficialidad de la crítica periodística que dice: “lamentar que así sea, es como si los militares se quejaran cuando tienen que ir a la guerra. ¡Esa es la profesión que eligieron, la tarea que libremente decidieron cumplir!”

Parece evidente que un militar o un carabinero deben incluir el riesgo vital en sus apreciaciones al elegir profesión, pero eso no puede llevar a nadie a la idea de que son robots o máquinas, porque no es así. Los militares, carabineros, detectives y bomberos arriesgan sus vidas porque es su trabajo, pero hacen su trabajo con mas pasión cuando saben que la autoridades los respaldan; que la sociedad aprecia los riesgos que toman o las heridas y mutilaciones que sufren; que las leyes son hechas para facilitar su acción y que no existen organizaciones apoyadas por algunos poderes del estado que le ponen palos a la rueda y se esfuerzan por difamarlos y poner de relieve hasta el mas mínimo error, suponiendo siempre mala fe, abuso y crueldad. Cuando en vez de buscar su superación, se esfuerzan por desmoralizarlos, difamarlos y buscar su destrucción.

Pareciera que existe una voluntad de aproximarnos lenta pero sostenidamente a una situación que ya conocimos, donde las turbas descontroladas se apoderan de las calles, donde la violencia se emplea como forma de hacer temblar al “enemigo”.

Cuando el vocabulario comienza a militarizarse; la ideología a reemplazar al raciocinio y las consignas a desplazar la sana discusión en busca de una punto de encuentro intermedio, debemos preocuparnos.

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