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¿Qué mundo queremos?

Benito Baranda
Por : Benito Baranda Convencional Constituyente, Distrito 12
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Airadas reacciones ha provocado la intervención pública que hizo en abril el administrador delegado de ENEL en Italia, Francesco Starace, en la Universidad LUISS. Storace dijo a los alumnos: «Para cambiar una organización empresarial es necesario que un puñado de cambiadores destruyan físicamente los ganglios (puntos de poder) que se oponen al cambio. Esto implica crear malestar para que después haga clic en las personas que se oponen a cambiar, con el fin de crear miedo en toda la organización. Así que en unos meses la organización va a entender, porque a la gente no le gusta sufrir». Sus palabras me recordaron aquella frase en inglés que repetían insistentemente economistas, ejecutivos y empresarios en mis tiempos de estudiante universitario: «Negocios son negocios».

A mi parecer, quien mejor le ha contestado ‘sin querer queriendo’ a Starace ha sido el director general del grupo Danone, Emmanuel Faber, dirigiéndose en junio a un grupo de estudiantes de la Escuela de Negocios HEC (en París) sobre el sentido de la economía, el cómo hacer negocios y la finalidad del ejercicio profesional. En palabras de Faber: “El desafío de la economía, el desafío de la globalización, es la justicia social. Sin justicia social no habrá economía”, y señaló a los estudiantes que tenían “que superar tres grandes enfermedades que llegarán con facilidad: el poder, el dinero y la gloria» y, al referirse al dinero, dijo enérgicamente “¡Nunca seáis esclavos del dinero! Sed libres”.

Los seres humanos nos desarrollamos en medio de sociedades regidas por criterios culturales, políticos, religiosos, y también económicos, y en todos ellos se expresan nuestros valores, decisiones éticas que siempre afectan a quien la ejecuta y al entorno que se ve impactado por ellas.

El mundo construido a partir de la mirada de Starace seguirá inevitablemente un camino de inseguridad, violencia, corrupción y abuso; aquel al cual se refiere Faber seguirá el derrotero de la libertad basada en la búsqueda de la igualdad, más pacífica y respetuosa, el crecimiento será consecuencia de la justicia y no un espacio privativo de los privilegiados. Él justamente nos da una buena pista para comprender por dónde es necesario caminar para construir una sociedad humana. Al hablar del poder a los estudiantes, afirmó que este “solo tiene sentido si vuestro liderazgo es un liderazgo de servicio”.

[cita tipo=»destaque»]El mundo construido a partir de la mirada de Starace seguirá inevitablemente un camino de inseguridad, violencia, corrupción y abuso; aquel al cual se refiere Faber seguirá el derrotero de la libertad basada en la búsqueda de la igualdad, más pacífica y respetuosa, el crecimiento será consecuencia de la justicia y no un espacio privativo de los privilegiados.[/cita]

“El servir no es tarea de seres inferiores”, nos enseñó Gabriela Mistral. De poco sirve el desarrollo económico si su consecuencia es la acumulación de los bienes en unos pocos a costa de la vida paupérrima de muchos, y quien ha tomado esta senda simplemente no ha comprendido que está en este mundo para servir y que, además, esa es la única manera segura de acrecentar el verdadero crecimiento humano y de entregar mayor confianza, tranquilidad y felicidad.

La paz es el mayor fruto que nos aporta la justicia social, no seamos “ciegos que viendo no vemos”, como dice Saramago. Abramos los ojos para comprender que nos necesitamos mutuamente y que no somos la suma de islas. Es esto lo que experimentamos diariamente en América Solidaria junto a los niños y niñas más excluidos del continente, en cada uno de los rincones donde trabajan los voluntarios, y aprendemos, en cada acción que realizamos, que efectivamente «el liderazgo está en el servicio».

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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