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Marielle Franco, mártir: Latinoamérica en alerta


El 14 de marzo una de las concejalas más populares de Río de Janeiro (con 46 mil votos) del partido Socialismo y Libertad, fue ejecutada mediante tres o cuatro tiros en la cabeza (depende las versiones), con balas de la policía (esto está comprobado), en un acto ejemplarizador que viene a confirmar que el crimen organizado está dispuesto a todo para llevar adelante su agenda neoliberal.  

Brasil en Caos

La intensiva restauración neoliberal desplegada en Brasil desde la forzada salida de Dilma el 2016, viene siendo acompaña de un número creciente de asesinatos políticos contra líderes de izquierda y activistas de derechos humanos, hasta el punto en que ya se discute, y con miedo, en el mismo Brasil, sobre el riesgo de una «colombianización» del país.

La salida de Dilma ocurre luego de varios años de espionaje ilegal norteamericano, y de investigaciones anti-corrupción políticamente orientadas, con colaboración permanente entre jueces y agentes de ambos países. Uno de éstos agentes es el propio vice-presidente de Dilma, Michael Temer, nombre de compromiso que Dilma tuvo que admitir en su gabinete para asegurar gobernabilidad y quien, según ha revelado Assange, actuaba como asiduo informante de la embajada norteamericana.    

Comanda Temer ahora, vía un «golpe blanco» parlamentario, la demolición del proyecto de estado benefactor y de sociedad inclusiva basada en derechos, vislumbrado durante los 15 años del gobierno del Partido de los Trabajadores, PT, de la mano de Lula y de Dilma. Y Lula, de todas maneras el presidenciable con más chances para las próximas elecciones, está ahora mismo a punto de ir a la cárcel, arrastrado por el mismo torbellino político-judicial anti-corrupción orquestado (abundan los indicios de ésto) por el Departamento de Estado Norteamericano, que preparó el terreno para la caída de Dilma.

Marielle Franco, una más en la lista de los silenciados en el proceso brasilero, devino sujeto ilustrado al alero de las políticas de educación universal impulsadas por el PT: era socióloga y magíster, experta en el tema de la violencia en las favelas, activista y defensora de los derechos humanos, una feminista nacida y criada en la favela, que defendía a policias y pobladores por igual, en la medida en que fuesen víctimas del crimen organizado. Ella representa bien el imaginario político idealista y libertario que amplios sectores de la sociedad brasilera desarrollaron durante la era del PT.

Cuando Dilma anunció, en 2015, el descubrimiento de grandes depósitos submarinos de petróleo en aguas territoriales, lo hizo añadiendo en tono celebratorio que estos recursos del estado serían para financiar por 50 años el sistema de educación pública, gratuita y de calidad desarrollado por el PT, en cuyos 15 años a la cabeza del gobierno, hubo una formidable proliferación de universidades estatales nuevas, con programas de post-grado y becas para todos, a un compás sin precedentes en la historia de Brasil.

El plan de Temer (cuya popularidad gira alrededor del 1%), por descontado, consiste en privatizar dichos recursos energéticos, con la pretensión de entregárselos a empresas norteamericanas. Esto forma parte de su altamente impopular paquete de medidas neoliberales de privatizaciones masivas, y dramáticos recortes en la inversión pública (salud, educación, jubilación, vivienda).  

Para llevar adelante este programa, justo cuando su falta de apoyo, incluso en el parlamento, se hizo notoria ante su pretensión de degradar considerablemente el sistema de jubilaciones, Temer decretó, el 16 de febrero, una amplia intervención del ejército, que se tomó la ciudad de Río de Janeiro, durante el último carnaval. Lo hizo con la justificación de combatir el crimen organizado, y el interventor, general Walter Braga, amparado por el decreto de Temer que suspende en la ciudad toda garantía constitucional, informó al país que, dependiendo de Temer, Río bien puede estar siendo un mero laboratorio para el resto del país, y que esta vez no habrá ninguna comisión de la verdad, ni durante ni después, para hacer a los militares rendir cuentas de sus actos. A sangre y fuego han entrado en las favelas para «fichar» a todos los pobladores. En este contexto, Marielle Franco había sido recientemente nombrada por una federación de favelas como observadora y relatora autónoma de la intervención, y había estado denunciando en actos públicos los asesinatos de adolescentes pobres y desarmados que el ejército está acometiendo. Acto seguido, ella misma resultó asesinada.

[cita tipo=»destaque»]En esa misma perspectiva resulta clave quitarle a la derecha su demagógico monopolio del concepto de libertad: Socialismo y Libertad es un buen nombre por esto, porque conjuga dos términos que por mucho tiempo nos han querido hacer creer que eran incompatibles. Urge pensar de nuevo cómo construir un estado socialista centrado en los derechos sociales y también, como quiere Evo, en los de la madre tierra, y hacernos funcionales a una sociedad orientada por principios como los del buen vivir y de la integración latinoamericana.[/cita]

El Crimen Organizado

Mientras tanto, poco a poco va saliendo a la luz pública que la operación judicial anti-corrupción que terminó con el próspero ciclo del PT (también ahí las empresas brasileras crecieron a tasas record), ha sido financiada y co-organizada desde los Estados Unidos.

Cuando Dilma era todavía presidenta, la operación anti-corrupción tomó como blanco grandes empresas vinculadas al estado, o directamente de propiedad estatal, como Petrobras, que últimamente se ha fragmentado y jibarizado, mediante ventas masivas de activos en varios paises, y que está perdiendo el derecho de explotar los recursos energéticos en el mismo Brasil, hasta el punto en que ya no podría ser más esa base sobre la cual descansaban las políticas públicas del PT, ni del sueño/anuncio ése de Dilma de financiar por 50 años más la educación del pueblo, que estaba dando a luz sujetos ilustrados y políticamente comprometidos, como Marielle. Ni tampoco un pilar para que Brasil se proyectase en el mundo como un actor fuerte y autónomo, junto a otras potencias regionales, del lado de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, proyecto ahora en jaque por las provocaciones militares de India contra China, fomentadas desde Estados Unidos).  

La muerte de Marielle debería ser un campanazo de alerta para las izquierdas latinoamericanas. Su asesinato señaliza las verdaderas intenciones de los que ahora están en el poder.

Una alerta que, primero, dice así: póngale mucho ojo a esta farisea judialización de la cosa pública latinoamericana, a estas operaciones anti-corrupción orquestadas desde Estados Unidos (Dilma y los altos directivos de la Petrobras fueron, efectivamente, objeto de escucha telefónica norteamericana ilegal durante años – era de Obama, cuarteles de la NSA). Y varios líderes de centro-izquierda latinoamericanos se han visto afectados por estos experimentos judiciales contra la corrupción, incluyendo sin ir más lejos Chile, Perú y Argentina.  

  Segundo, un campanazo de alerta que indica la urgente necesidad de retomar la práctica del internacionalismo, antiguo valor cardinal de la gran tradición socialista, bastante dejado de lado, sin ir más lejos, por los socialistas chilenos. En la bandera socialista figura un mapa de latinoamérica, y en el himno se canta un juramento de puño en alto contra el “pulpo del imperialismo”. Y a nivel territorial, en las juventudes, entre los pobladores, el internacionalismo está vivo, pero la traición u olvido de estos valores está entre la dirigencia. Hablo de exigir a las figuras públicas del socialismo chileno, aquellas que tienen figuración en la prensa e influencia en el espacio discursivo, una retomada seria del principio de solidaridad entre los pueblos. Hay que buscar que Chile pueda ejercer presión internacional, superar lo testimonial e ir a denunciar en la arena pública, emplazar al gobierno, marcar una línea clara.

En vez de ello, la rancia élite socialista que sólo sabe masturbarse con la imagen de Allende, nos ha servido en pantalla a un Pablo Veloso, condenando el difícil proceso venezolano, mientras la DC, ya largamente concertada con el PS, rasga vestiduras por las violaciones a los derechos humanos en Cuba, y nada dice sobre Estados Unidos, país que vive, literalmente, de vender armas y organizar guerras con masivas pérdidas civiles, justificadas mediante campañas mundiales de desinformación y mentiras, así como organizan aquí en latinoamerica, desde hace décadas, golpes de estado, masivas privatizaciones y, mediante su guerra contra las drogas, caos en las barriadas pobres: éste es el crimen organizado que se llevó por delante la vida de Marielle.   

Socialismo y Libertad

El mero nombre del partido político de Marielle, Socialismo y Libertad, puede ser un llamado de atención para el anquilosado socialismo chileno y su élite conformista, pero poco y nada de luchar en serio contra el «pulpo del imperialismo». Primero que nada, por respeto a estos maravillosos seres del mar que son los pulpos, habría que quitarlo del himno, pero solo al animal, no al imperialismo.

En segundo lugar, haría falta transitar el camino de la renovación intelectual, actualizando la tradición, volviendo a los clásicos para hacerlos hablar de nuevo, a nuestro través, para desmantelar el sentido común neoliberal, donde es natural, por ejemplo, que el individuo, invadido por un cotidiano feo y extenuante, «gestione sus riesgos», «elija letra en el fondo de pensión», «aproveche al máximo su capacidad de endeude», y se piense a sí mismo como un consumidor con derechos, pero ante todo, como un empresario e idealmente, para ser moderno, como un inversionista especulador. Urge que la izquierda pueda ofrecer otros horizontes y sentidos comunes, denunciando el turbo-capitalismo financiero travestido de “democracia liberal».

En esa misma perspectiva resulta clave quitarle a la derecha su demagógico monopolio del concepto de libertad: Socialismo y Libertad es un buen nombre por esto, porque conjuga dos términos que por mucho tiempo nos han querido hacer creer que eran incompatibles. Urge pensar de nuevo cómo construir un estado socialista centrado en los derechos sociales y también, como quiere Evo, en los de la madre tierra, y hacernos funcionales a una sociedad orientada por principios como los del buen vivir y de la integración latinoamericana.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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