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La deuda de la psicología con la salud mental en el trabajo Opinión

La deuda de la psicología con la salud mental en el trabajo

Karina Meza
Por : Karina Meza Académica Facultad de Psicología Universidad Alberto Hurtado
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Se ha posicionado fuertemente en distintos ámbitos la preocupación respecto de la salud mental y el estrés que reportan los trabajadores. Las exigencias de la organización actual del trabajo motivan una intensificación y densificación del mismo, traducido en presiones constantes y multiplicidad de acciones a realizar en el trabajo diario, que conllevan a largas jornadas de trabajo, imposibilidad de desconexión y una inminente sensación de urgencia, bajo el contexto de un mercado económico altamente dinámico y competitivo, flexibilidad contractual y una marcada inestabilidad del empleo.

Sin embargo, estos aspectos adquirieron relevancia por los impactos que se comenzaron a evidenciar tanto en trabajadores, organizaciones y los gastos económicos asociados. Al respecto, existen numerosas encuestas que reportan una alta prevalencia de estrés en la población trabajadora.

En Chile, la Encuesta Nacional de Empleo, Trabajo, Salud y Calidad de Vida (ENETS) 2011, arrojó que un 30% de la población laboral refieren cansancio constante y un 21% síntomas vinculados a depresión, sumado a que el Plan Nacional de Salud Mental 2017- 2025 del Ministerio de Salud, estima que la primera causa de solicitud de licencias médicas es por salud mental.

Ahora bien, de acuerdo a registros de la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO), durante el 2017 se registraron un total de 44.568 denuncias por enfermedad profesional. De estas, un 14% fueron calificadas de origen laboral, y de este 14%, un 33% correspondieron a enfermedades mentales, mientras que un 78% de las denuncias de enfermedad laboral por salud mental fueron calificadas como no laborales.

En el 2017 causó impacto en la opinión pública la noticia de un suicidio en la empresa Fruna, en la cual el trabajador explicitó como causa el maltrato laboral. Anteriormente ya se habían registrado eventos en Transantiago y Gendarmería, sin embargo, no se cuenta con un registro oficial sobre la cantidad de suicidios que ocurren en los lugares asociados al trabajo.

Ante esto, se hace menester y obligatorio analizar cómo desde la psicología se aborda la salud mental en el trabajo. Durante el 2013 el Ministerio de Salud  publicó la aplicación del Protocolo de Vigilancia de Riesgos Psicosociales, el que ha instaurado la problemática de la salud mental en el trabajo con un alto grado de desconocimiento y apropiación de la temática, siendo coherente a una cultura organizacional que en general centra sus acciones en lo normativo más que desde lo preventivo o promocional.

[cita tipo=»destaque»]Al respecto, la psicología tiene bastante por contribuir y probablemente hay una deuda pendiente en la materia. Pensar una organización no sólo desde la gestión productiva, sino también desde un espacio donde se movilizan relaciones interpersonales y se pone en juego la salud mental de los trabajadores, es un desafío que implica cambiar formas de abordar la relación entre sujeto y trabajo. Instalar la discusión sobre estas temáticas es urgente, no sólo dentro de las organizaciones, sino también en espacios académicos, medios de comunicación, centros de salud, etc., considerando los registros estadísticos y principalmente por la experiencia de la población laboral. La participación de la disciplina no puede ni debe ser secundaria o aislada, ni tampoco entender la salud mental como una responsabilidad individual.[/cita]

Tímidamente los psicólogos han ido incursionando en labores asociadas a los riesgos psicosociales, como también una participación más definida en procesos de estudio de enfermedad profesional por salud mental. Sin embargo, la ambigüedad del rol del psicólogo dentro de una organización sigue siendo importante, ya que hay una participación activa en procesos organizacionales vinculados a recursos humanos: selección, capacitación, y/o desarrollo organizacional, incluso en ámbitos de bienestar. No obstante hay una demanda creciente sobre el abordaje de estas exigencias en el trabajo.

Algunas organizaciones registran una participación de psicólogos en esta materia, dentro de departamentos de prevención de riesgos, calidad de vida laboral (psicólogos disponibles para los trabajadores), como también desde los primeros auxilios psicológicos ante eventos catastróficos en los lugares de trabajo, que obedecen más bien a iniciativas aisladas.

Al respecto, la psicología tiene bastante por contribuir y probablemente hay una deuda pendiente en la materia. Pensar una organización no sólo desde la gestión productiva, sino también desde un espacio donde se movilizan relaciones interpersonales y se pone en juego la salud mental de los trabajadores, es un desafío que implica cambiar formas de abordar la relación entre sujeto y trabajo. Instalar la discusión sobre estas temáticas es urgente, no sólo dentro de las organizaciones, sino también en espacios académicos, medios de comunicación, centros de salud, etc., considerando los registros estadísticos y principalmente por la experiencia de la población laboral. La participación de la disciplina no puede ni debe ser secundaria o aislada, ni tampoco entender la salud mental como una responsabilidad individual.

Es casi inexistente a nivel curricular los contenidos en esta materia dentro de la formación de psicólogos. Conceptos como estrés laboral, violencia en el trabajo, precariedad y flexibilidad laboral son aspectos que se abordan tangencialmente, a los que posteriormente los profesionales se enfrentan de igual modo dentro de sus lugares de trabajo, ya sea como consultor o como trabajador. La demanda de nuevos enfoques y abordajes toma cada vez más fuerza en una realidad laboral marcada por instalar la salud mental de los trabajadores y el bienestar de éstos como una prioridad de la cual no podemos quedar ajenos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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