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Asociación de Diálogo Interreligioso Opinión

Asociación de Diálogo Interreligioso

Nicolás Mena Letelier
Por : Nicolás Mena Letelier Ex Subsecretario de Justicia
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La Asociación Chilena de Diálogo Interreligioso para el Desarrollo Humano (ADIR Chile), surge el 2017 como una iniciativa de distintas confesiones y espiritualidades religiosas.

Participan de ella católicos, ortodoxos, adventistas, anglicanos, bautistas, evangélicos, luteranos, mormones, judíos, musulmanes, bahá’ís, budistas, hinduistas, sikh, brahma kumaris y pueblos originarios, siendo la única institución en Chile que agrupa tal diversidad de credos y la principal plataforma de diálogo interreligioso, tanto en nuestro país como en Latinoamérica.

Cuando surgió la idea de constituir esta asociación, se hizo a partir de un diagnóstico común, cual es, que la sociedad chilena requería de un espacio de entendimiento y cooperación entre todas las confesiones religiosas vigentes en Chile.

Estando avanzados en el siglo XXI, inmersos en una cultura individualista, en medio de una revolución sin precedentes como es la de las comunicaciones, en que el Estado Nación decimonónico empieza a quedar atrás y nos enfrentamos a una nueva era, caracterizada por un mundo global, – la aldea global de las que nos alertara McLuhan -, con seres humanos conectados pero al mismo tiempo ensimismados en espacios virtuales, en donde surgen amenazas como el calentamiento global que nos plantea el desafío de relacionarnos de una manera distinta con nuestro planeta, las incertidumbres arrecian y se hace necesario buscar respuestas a ellas.

[cita tipo=»destaque»]Estando avanzados en el siglo XXI, inmersos en una cultura individualista, en medio de una revolución sin precedentes como es la de las comunicaciones, en que el Estado Nación decimonónico empieza a quedar atrás y nos enfrentamos a una nueva era, caracterizada por un mundo global, – la aldea global de las que nos alertara McLuhan -, con seres humanos conectados pero al mismo tiempo ensimismados en espacios virtuales, en donde surgen amenazas como el calentamiento global que nos plantea el desafío de relacionarnos de una manera distinta con nuestro planeta, las incertidumbres arrecian y se hace necesario buscar respuestas a ellas.[/cita]

Frente a esta pos modernidad, se confrontan dos visiones. Por un lado, la que entiende al Estado Laico desde la vereda del laicismo, entendiendo la relación entre el Estado y las religiones desde una perspectiva negativa, de hostilidad hacia éstas, confundiendo la separación Iglesia – Estado con la confrontación entre ambas. Y por el otro, la visión que, sin comprender los tiempos actuales, persiste en los integrismos y fanatismos religiosos, porfiando en imponer agendas propias de una determinada religión al resto de la sociedad.

La respuesta a ambas posturas, la constituye la laicidad positiva, es decir, el reconocimiento, respeto y valoración que el Estado hace tanto de las diversas confesiones religiosas que confluyen en una determinada sociedad, como de su tradición e historia, concibiendo a las religiones como un aporte valioso en pos de construir un mundo mejor.
Desde esta perspectiva de cooperación, al Estado le cabe generar las condiciones para que todas las religiones puedan desarrollarse en armonía y respeto, invitándolas a contribuir en permanente diálogo desde su especificidad al progreso del hombre.

Precisamente en base a esta manera de concebir las relaciones entre Religión y Estado, nace ADIR.

En un país con fuerte tradición religiosa, que está experimentado un interesante proceso de multiculturalidad a partir de la afluencia de migrantes de distintos países, el diálogo interreligioso cobra un enorme sentido y trascendencia, pues nos permite afrontar los desafíos propios de estos tiempos, desde una perspectiva distinta, reconociendo y valorando la riqueza tanto de la espiritualidad como de los valores que nos aportan las confesiones y cosmovisiones que coexisten en nuestra sociedad, brindándonos elementos que nos conduzcan a encontrar respuestas ante los grandes cambios que estamos experimentando.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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