Señor Director:
La visita del diputado Eduardo Bolsonaro (hijo del presidente electo Jair Bolsonaro), que fue recibido por la presidenta de la UDI Jacqueline Van Rysselberghe y el ex candidato presidencial Jose Antonio Kast, muestra el avance notorio del interés que la derecha chilena está teniendo con las ideas nacionalistas y neofascistas que están apareciendo en varias partes del mundo.
El alejamiento de la clase política tradicional, el aumento de la corrupción y el avance de la globalización ha provocado que ciertos sectores de la sociedad se sientan apartados de la sociedad. Son un grupo que puede ser cercano a las clases populares, no necesariamente gente que esté acostumbrada a estar con ideales de los cuales podríamos considerar como “extremistas”. Sin embargo, ven en estos líderes (como Trump, Le Pen o Bolsonaro) la solución a sus problemas.
Este tipo de “líderes” suele tener un gran aire populista. Dividen la sociedad entre dos: Los buenos (el pueblo) y el enemigo (la globalización, la inmigración descontrolada, las minorías sexuales, entre otros). Según estos líderes el enemigo es un peligro latente que puede quebrar la estabilidad de la nación, afectando al grupo de los “buenos”, es decir, el pueblo. La solución: Un líder mesiánico que solucionará los males latentes y salvará a la nación.
Los populistas suelen ser de esa clase. No necesariamente se trata del clásico ejemplo del “pan y circo”, también se trata de dividir a la mayoría para oprimir a un grupo minoritario (que no necesariamente puede ser por temas socioeconómicos). Aquí es donde entra el neofascismo. El neofascismo no sólo realiza este tipo de divisiones de corte populista, sino que lo hace con interés en buscar despreciar a estas minorías, con actitudes intolerantes y autoritarias.
¿El peligro? Gran parte de estas actitudes intolerantes hacia ciertos grupos lo hacen realizando acusaciones totalmente falsas. Son estos mismos grupos que inician mentiras del tipo “Los inmigrantes son los que causan el aumento del VIH porque la mayoría viene con esa enfermedad” tal y como dijo el diputado Leonidas Romero. Se inician frases como “los inmigrantes generan cesantía, roban trabajo porque ellos trabajan por menos plata” siendo que existen diferentes estudios que muestran que los inmigrantes generan efectos casi nulos en los salarios, mientras que el empleo asalariado es totalmente pro cíclico, es decir, depende del crecimiento económico.
El hecho de que avancen estos grupos generan peligros no sólo para estos grupos, también para la misma institucionalidad. Al rechazar la política tradicional entonces les da igual los medios para conseguir sus fines, y si es necesario pasar por encima por todo pueden ser capaces de serlo. Por esa razón suelen seguir otros líderes autoritarios (como el caso de Pinochet, por ejemplo). Se excusan por salir elegidos democráticamente, por hacer todo tipo de acción por el bien de la “mayoría”.
Es por eso que es necesario volver a escuchar a estos grupos marginados, pero ofreciendo soluciones concretas y del tipo realistas, no impregnadas de odio o falsedades como estos grupos. Se necesita dejar de tratar a estos sectores como los “ignorantes e inútiles” sino como quienes necesitan subir al carro del progreso. De lo contrario, estos grupos neofascistas seguirán nutriéndose de estas personas, y veremos de forma más seguida aplausos como los recibidos por Camila Flores en el Consejo Nacional de RN, donde se dijo abiertamente y con orgullo ser pinochetista. Es necesario que los sectores moderados vuelvan a reunificarse, a formar alianzas para frenar el avance de estos grupos. El neofascismo ya está aquí y no hay país que se salve de esto.
Javier Valdivieso
Estudiante de College en Ciencias Sociales, Pontificia Universidad Católica de Chile