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El diálogo intercultural, un desafío pendiente y necesario Opinión

El diálogo intercultural, un desafío pendiente y necesario

La programación de una reunión con miembros de una comunidad mapuche parte necesariamente por el reconocimiento de la autoridad ancestral y no puede programarse sin su conocimiento y autorización.


A propósito de la  frustrada visita de la ministra del Interior a la comunidad Temucuicui, y el debate nacional generado a continuación, me permito dar cuenta de una experiencia personal que espero pueda contribuir a enriquecer la discusión.

Durante los años 2016-2017, me correspondió participar de una iniciativa educacional impulsada por el gobierno de la presidenta Bachelet, que consistía en la creación del Centro de Formación  Técnica (CFT) estatal de la Región del Bio Bio , el que formaría parte de una red nacional de establecimientos similares. Por decisión regional este CFT, adquirió la característica de intercultural y se situó en la comuna de Tirua.

Como en todos los casos de creación de estos establecimientos, se le encargó a la Universidad estatal de la región, en este caso la  del BIOBIO,  la responsabilidad técnica de su diseño.

La creación de un CFT es de por sí una tarea compleja porque supone definir carreras y un desarrollo curricular, que se correspondan con las necesidades de la región, establecer las condiciones académicas y administrativas para su funcionamiento y definir su planta física, entre otras materias.

En el caso en comento, la complejidad era aún mayor por la decisión de que este establecimiento tendría un carácter intercultural y se situaría físicamente en una comuna pequeña con alta proporción de población mapuche.

Aunque en otros países de la región la educacion intercultural ha alcanzado hace tiempo el nivel superior, con la creación de numerosas universidades que tienen ese carácter en Mexico, Peru, Ecuador, Nicaragua, etc, en Chile se carece absolutamente de experiencia en educacion superior intercultural. Más aún diríamos que a la fecha los avances en la educacion se circunscriben a la educacion básica y solo en aquellos lugares con alta proporción de población mapuche. Y además son modestos puesto que se limitan a que los profesores tengan en algunas asignaturas un apoyo de un miembro de la comunidad, hablante de mapudungun y conocedor de la cosmovision mapuche. Habitualmente su condición de auxiliar a la labor docente lo sitúa  en una posición muy desmejorada respecto al personal docente formal

En ese escenario, el encargo hecho a la UBB era de gran complejidad porque suponía diseñar un establecimiento que daría inicio a la educación superior intercultural  en el país, sin una experiencia significativa previa en la materia en el país, en los niveles básico y medio.

Entre los déficit que presenta nuestra vida social es la escasa, por no decir nula, práctica en materia de interculturalidad. La ideología dominante que ha impregnado toda nuestra historia ha sido la mirada condescendiente sobre los pueblos originarios a los que sería necesario asistir en sus falencias, con miras a una asimilación futura. Todavía hay académicos premiados por su aporte al desarrollo de la ciencia histórica, que niegan todo valor a las cosmovisiones de esos pueblos y llegan a afirmar que la llamada “pacificación de la araucaria” fue beneficiosa para los mapuche porque les permitió acceder a los beneficios de la civilización.

Paradojalmente, si consideramos al conjunto de la sociedad chilena se puede afirmar que son los integrantes de los pueblos originarios los únicos que  han desarrollado  habilidades para el diálogo intercultural, en la medida que su relación con las instituciones nacionales  les ha obligado ello. Recuerdo que esto muy gráficamente lo señalaba Adolfo Millabur, alcalde en ese entonces de Tirua : “ Yo se cómo comportarme al asistir a un rito católico en una iglesia, Uds, en cambio no saben que hacer si asisten a un guillatún”.

Partiendo de esa realidad, podemos asegurar que los académicos de la UBB que fuimos asignados a este trabajo tampoco, salvo excepción hecha de una antropóloga integrante del equipo , teníamos conocimiento y menos experiencia suficiente para emprender tareas que implicaban diseñar, en diálogo con representantes del pueblo mapuche una propuesta de una nueva institución de educacion superior para el territorio.

[cita tipo=»destaque»]El conflicto se suscita cuando no se generan esos espacios de diálogo respetuoso o este no apunta a llegar a acuerdos sobre los temas de fondo.[/cita]

A partir de esa realidad, dos tareas preparatorias fueron claves para el abordaje exitoso de la tarea encomendada. La primera de ellas fue conocer de manera directa la experiencia de  URACCAN, Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa del Caribe Nicaragüense, institución intercultural con más de 20 años de trayectoria a la fecha. Esto fue posible por la visita que hizo a la Región del Bio Bio la rectora de dicha universidad Dra Alta Hooker quien entusiasta y desinteresadamente nos introdujo en los desafíos de la educacion superior intercultural y participó además en varias actividades en el territorio destinados a dar a conocer esa experiencia institucional.

La segunda fue la decisión de introducirnos en el conocimiento de la Cosmovisión mapuche y de forma más práctica conocer los protocolos mapuche que luego vendrían a facilitarnos la comunicación intercultural.

En esta etapa contamos con el aporte invaluable de Pascual Levi, mapuche Pehuenche, con sólidos conocimientos y vasta experiencia de trabajo como facilitador intercultural.

Esta conocimiento adquirido sobre cosmovision y protocolo supuso por una parte sacudirse de prejuicios e incluso desaprender algo de lo que forma parte de nuestro bagaje cultural y por otra asomarse al conocimiento de otra forma de percibir el mundo, lo que sin duda contribuyó no solo a facilitar la tarea futura sino que enriqueció  espiritualmente a los participantes.

En ese sentido tal vez la conclusión más importante fue reconocer como válidas otras formas de conocimiento que no se rigen por las normas del método científico. A partir de esta premisa es posible iniciar un diálogo de saberes entre aquel que es propio del mundo occidental y en el que fuimos formados con, otro que es propio de los pueblos originarios, en que el conocimiento se integra y forma parte de el también los aspectos espirituales.

Como el territorio donde se emplazaría el CFT es parte de lo que se denomina el Wallmapu, habitado históricamente por los mapuche, el diálogo intercultural necesariamente debía hacerse respetando los protocolos de dicho pueblo.

El tiempo, en sus múltiples expresiones resulta clave en esta comunicación:

La programación de una reunión con miembros de una comunidad mapuche parte necesariamente por el reconocimiento de la autoridad ancestral y no puede programarse sin su conocimiento y autorización.

Esto desde ya nos señala que necesitamos de tiempo de comunicación información y acuerdo con dicha autoridad, nada puede ser precipitado.

Cual es el objetivo de la reunión, donde se hará, quienes participarán, que se busca, que temas se tratarán etc., son materias a conversar previamente.

Luego de acordado todo lo anterior el desarrollo de la reunión tiene su propia formalidad que debe respetarse para asegurar que todo transcurra armoniosamente

Para que una reunión sea exitosa debe partir en la mañana temprano porque ese es la hora del día en que la persona está más propicia al encuentro y al acuerdo.

Para asegurar su desarrollo exitoso debe iniciarse con una rogativa dirigida por una autoridad espiritual.

Al iniciarse la reunión debe haber un espacio generoso para que los participantes en un orden preestablecido se presenten.Esto no es tan simple como decir su nombre solamente, sino que puede implicar que el que se presenta, también presente a la comunidad de la que proviene y explique con cierta extensión sus expectativas sobre el encuentro.

Luego se puede pasar a tratar los temas que son el objetivo del encuentro.

En nuestra experiencia, una reunión programada siguiendo estos protocolos tiene todas las probabilidades de ser exitosa no obstante que los participantes provengan de grupos u organizaciones con posiciones habitualmente encontradas. Hay que recordar que el pueblo mapuche tiene una larga tradición de resolver sus disputas a través del encuentro y el diálogo. El conflicto se suscita cuando no se generan esos espacios de diálogo respetuoso o este no apunta a llegar a acuerdos sobre los temas de fondo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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