Señor Director:
Palabras estas de Hanna Jalloul, Secretaria de Política Internacional y Cooperación al Desarrollo del PSOE, quien aseguró en un programa de la TV chilena que el gobierno de Gabriel Boric marca el inicio de un cambio en la izquierda latinoamericana, celebrando el proceso de renovación democrática de nuestro país. Evolución y ebullición, fueron los términos que ella utilizó con abierto entusiasmo. Por supuesto, agregar que la entrevista de la TV fue bastante extensa y muy interesante.
No cabe duda que evolucionamos. Ahora que exista ebullición ya es algo digno de un mayor análisis, por lo menos en lo lingüístico, vale decir que se palpa, se siente cierta efervescencia, fogosidad, impetuosidad e inquietud por lograr lo antes posible lo que no ocurre en ningún otro país del mundo, cual es el preguntarnos como chilenos, ¿Qué país queremos, qué ideal de convivencia esperamos, qué solución inteligentemente acordada con todos quienes se sienten de una u otra forma afectados se puede lograr insistiendo, una y otra vez, en el necesario e ineludible diálogo esclarecedor? Esto último, supuestamente sin amenazas de ninguna de las partes, que sólo logran entorpecer y retrasar posibles y complejos entendimientos.
Para resumir algo tan amplio y trascendente para el país, dicho en una sola frase: «Cómo podemos definir con la mayor claridad posible, para luego acceder y agradecer en nuestros agitados días, por el más preciado y anhelado de los derechos: «Por el derecho de vivir en paz».
Si se nos está dando esta valiosa oportunidad, si no la sabemos aprovechar y dejamos que el tiempo pueda acrecentar y darle larga vida a los problemas, divisiones y a la crisis aún no resuelta, esa ebullición templada y propositiva, fatalmente, puede mutar a un real hervidero, al bullir de un alboroto, a encrespar aún más la situación y los ánimos, y al final del día, ¡qué desperdicio!, sólo ebullición sin evolución.
Aníbal Wilson P.
