Señor Director:
Hace unos días, el ministro de Educación señaló que fue un error mantener los colegios cerrados por tanto tiempo, haciendo alusión al daño que esto produjo en la educación de nuestros niños y niñas. Sin ánimo de polemizar ni extender el debate sobre los responsables, valoramos la declaración del ministro porque nos invita a hacernos cargo del enorme desafío educativo que enfrentaremos durante los próximos años. Además del claro daño que provocó la falta de socialización en lo emocional, como profesoras e investigadoras en el área del desarrollo del lenguaje, nos preocupa especialmente que muchísimos estudiantes avanzan en los niveles escolares sin haber desarrollado las habilidades de lectoescritura inicial, indispensables para aprender en casi todas las áreas del currículum. Este problema, agravado por la pandemia, ya se estaba manifestando en numerosas escuelas antes de 2020, aunque en ese momento era un desafío muy invisibilizado. Así, en esta crisis educativa vemos una oportunidad para hacernos cargo, como sociedad y como país, de este aprendizaje fundamental. El llamado, entonces, es a las facultades de educación y a las organizaciones que apoyan la formación continua, a priorizar la formación docente en herramientas apropiadas para enseñar y asegurar el aprendizaje de las habilidades básicas de lectura y escritura por parte de estudiantes de cursos superiores, además del primer ciclo básico. También se requerirá el diseño de políticas educativas que atiendan este desafío y propongan acciones pertinentes en los ámbitos de la enseñanza y la evaluación, sin asumir que solo con exigir resultados de aprendizaje se resuelve el problema. Lo que nuestras escuelas y docentes requieren, en cambio, es apoyo para abordarlo adecuadamente. De lo contrario, los niños y niñas de Chile seguirán esperando y el daño será irreparable.
María Jesús Espinosa, Paola Miño y Silvana de la Hoz,
académicas Facultad de Educación UDP.
