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De la Carrera: el Rechazo más auténtico de la derecha, que recuerda a la dictadura Opinión

De la Carrera: el Rechazo más auténtico de la derecha, que recuerda a la dictadura

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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Faltan menos de dos semanas para el plebiscito del 4S y la pregunta es cuánto podrán influir estos actos de sinceridad de la derecha extrema en los electores, considerando que el 80% de la ciudadanía ya expresó su voluntad de cambio a la Constitución y que hoy, en el Rechazo, tenemos en el mismo bote a los que siguen añorando a Pinochet con otros que lucharon contra el dictador. Una mezcla no solo extraña sino también peligrosa. Y si bien yo prefiero a políticos que transparenten sus posturas, aunque sean políticamente incorrectas –como De la Carrera–, en vez de “fondearse”, tampoco es sano para la democracia, ni tolerable, que haya parlamentarios que se burlen de temas tan sensibles y graves para muchos chilenos, como los Detenidos Desaparecidos.


Partamos por el hecho de que el tuit del diputado Gonzalo De la Carrera –ese de que el Apruebo buscaba votos entre los muertos–, superó el código de lo aceptable en esta campaña. No solo por el mal gusto, ironía macabra –un código muy penalizado por la población– y la falta de empatía con los familiares de Detenidos Desaparecidos, sino porque fue una provocación en momentos de máxima polarización, con una acción que buscaba una reacción. Son estos mismos personajes los que suelen enrarecer el ambiente y después no se hacen cargo de sus conductas. Si hay algo que la sociedad debería exigirles a quienes ocupan cargos de responsabilidad pública, es prudencia y espíritu de colaboración, más allá de sus posiciones.

Lo cierto es que De la Carrera, desde su incontinencia tuitera –dedica gran parte del día a enviar mensajes fuertemente provocadores–, ha tenido un mérito: la sinceridad. Porque el diputado Republicano, y varios de sus pares, han dejado en evidencia lo que piensan del país, de la democracia y, por supuesto, de la Constitución. Sin pelos en la lengua, sin “adornar” su relato y sin fondear a sus dirigentes, a diferencia de la estrategia definida por Chile Vamos, que optó por submarinear a los suyos, para así evitar fuga de votos hacia el Apruebo, especialmente de gente de la cultura de centroizquierda o de muchas personas que votaron Apruebo en la entrada –casi el 80% de la población– y que quieren un cambio de la Constitución firmada por Augusto Pinochet.

[cita tipo=»destaque»]Si hay algo que le hace falta a nuestra elite política es sinceridad y transparencia frente a la ciudadanía, más aún cuando lo que viene desde el 5 de septiembre será complejo y que puede conllevar muchos riesgos.[/cita]

La estrategia de la derecha más tradicional ha sido inteligente y exitosa hasta aquí. “Fondearse” y dejar las vocerías y la primera línea a los exconcertacionistas, los “subcontratistas”, como los bautizó Daniel Matamala. Si observamos la franja, foros y presencia en medios y RRSS, son Warnken, Rincón, Walker o Harboe quienes han sido “los rostros” de la derecha en la campaña. Por eso el mérito de los Republicanos, quienes este último mes de campaña han sincerado sus posiciones: no quieren cambiarle una coma a la Constitución actual. Tampoco firmaron el acuerdo de los 10 puntos presentados por Chile Vamos, denunciaron intervencionismo, criticaron al Servel –dirigido por un UDI– y sus 15 parlamentarios votaron en contra del proyecto que bajó los quórums a 4/7.

Siempre es mejor saber lo que de verdad piensa o propone un grupo político, a conocer después los conejos que puedan sacar del sombrero, cuando ya no sea necesario recurrir a los “subcontratistas”. ¿De qué les va servir Rincón o Amarillos a la derecha el 5 de septiembre? De poco, porque de ahí en adelante deberán sacar del clóset a los “fondeados” para perfilar sus candidaturas –las municipales ya están a la vuelta de la esquina– y liderazgos con miras electorales y, por supuesto, para intentar conducir el segundo tiempo del proceso constitucional.

Claro, salvo que estén pensando, reagruparse e incorporar a esa “centroizquierda por el Rechazo”, varios de los cuales ya iniciaron la ruta hacia la derecha hace rato, como Soledad Alvear, Mariana Aylwin o Javiera Parada, que ya formaron parte de las campañas de uno de los tres partidos de la coalición de derecha en 2021. Porque si hay algo que le hace falta a nuestra elite política es sinceridad y transparencia frente a la ciudadanía, más aún cuando lo que viene desde el 5 de septiembre será complejo y que puede conllevar muchos riesgos. Sinceridad desde Teillier a JAK para saber qué estarán dispuestos a ofrecer y ceder en la segunda etapa del proceso constitucional.

Faltan menos de dos semanas para el plebiscito del 4S y la pregunta es cuánto podrán influir estos actos de sinceridad de la derecha extrema en los electores, considerando que el 80% de la ciudadanía ya expresó su voluntad de cambio a la Constitución y que hoy, en el Rechazo, tenemos en el mismo bote a los que siguen añorando a Pinochet con otros que lucharon contra el dictador. Una mezcla no solo extraña sino también peligrosa. Y si bien yo prefiero a políticos que transparenten sus posturas, aunque sean políticamente incorrectas –como De la Carrera–, en vez de “fondearse”, tampoco es sano para la democracia, ni tolerable, que haya parlamentarios que se burlen de temas tan sensibles y graves para muchos chilenos, como los Detenidos Desaparecidos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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