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Un difícil e incierto futuro Opinión

Un difícil e incierto futuro

Andrés Sanfuentes Vergara
Por : Andrés Sanfuentes Vergara Economista, académico. Presidente de BancoEstado entre el año 1990 y el año 2000.
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El inesperado rechazo parlamentario a la reforma tributaria ha generado una confusa situación política, provocada por la carencia de ingresos fiscales adicionales para financiar los beneficios estatales prometidos por el Presidentes Boric, lo cual ha generado un clima de incertidumbre sobre el futuro.

El pasado estallido social de 2019 ocurrió en forma imprevista y en las causas confluyeron numerosos factores de diversa índole, entre los cuales se pueden mencionar la desigualdad en los ingresos, pensiones insuficientes, listas de esperas en la salud pública, disparidades en la educación, inflación progresiva, inseguridad, abusos empresariales, inmigración descontrolada, barrios discriminados, insuficiencia de viviendas y concentración del poder en Santiago, por mencionar algunos. En gran medida estos problemas se mantienen vigentes. Hasta ahora, no se ha logrado un consenso que explique por qué se dio la coincidencia de que la población se unió para manifestar sus reclamos en forma conjunta.

El futuro del Gobierno se ha complicado con los bochornos mostrados en el cambio de gabinete que reflejó las dificultades para administrar el poder respaldado por dos diferentes caras partidarias y la inexperiencia en la gestión del Ejecutivo, con una ciudadanía que cuestiona al poder político de todos los sectores, incluso de los segmentos medios.

La aparente tranquilidad en que se mantiene la ciudadanía, a pesar de que no se han resuelto ni atenuado los problemas mencionados, puede tener algunas explicaciones:

– La inexistencia de movimientos políticos que puedan aglutinar a segmentos sociales con intereses y demandas comunes.

– La ausencia de líderes con arrastre en todas las instancias, no solo en el Gobierno y la oposición, sino en agrupaciones gremiales empresariales, sindicales, universitarias, intelectuales, religiosas y otras posibles.

– Las encuestas de opinión pública señalan que los liderazgos más reconocidos son algunos alcaldes y gobernadores como Matthei, Codina, Orrego, Carter y Leitao, pero básicamente figuras locales, no nacionales. 

– Aún el Gobierno no ha definido varios proyectos de ley que afectan componentes esenciales de la calidad de vida de los ciudadanos, como ser las pensiones, las remuneraciones o las condiciones de salud.

– La victimización de la ciudadanía la lleva a sentimientos más pasivos que de rebeldía, agudizada por la cultura individualista que ha caracterizado a Chile desde las últimas décadas del siglo pasado.

– Si bien la situación económica y social de Chile es precaria, no ha entrado en una recesión y se manifiestan pequeños e inseguros signos de mejoría. 

El reciente cambio de gabinete ha reforzado que la anterior modificación que alteró el equipo político no fue aislada, sino que refleja la intención del Presidente Boric de buscar un mayor apoyo político en las fuerzas del Socialismo Democrático, más moderadas y con mayor experiencia y capacidad de gestión, que la composición original de su Administración, muy copada por Apruebo Dignidad. Ejemplos claros son las designaciones de Jessica López en el MOP y el cambio en el equipo de Relaciones Exteriores encabezado por el canciller Alberto van Klaveren y también en Culturas, Ciencia y Deporte. Esta situación se confirmó parcialmente con las designaciones de los subsecretarios y otras responsabilidades de importancia.

Sin embargo, quedan en espera varias tareas gubernamentales que tienen serios problemas de gestión como, por ejemplo, las carteras de Educación, Minería y Economía. En estas últimas, a pesar de la importancia del litio en la economía nacional, Minería se encuentra totalmente ausente y Economía ha estado más perdida que el teniente Bello. 

Esas materias son parte del gran tema de la modernización del Estado y del Poder Ejecutivo, materia de discusión en el proyecto de reforma constitucional.   

Estas designaciones dejaron insatisfechos a sectores de la derecha, que después de la derrota gubernamental en el proyecto tributario caen en la tentación de sentirse dueños del poder y que pueden negociar el futuro como triunfadores. No es así, tal como lo dijo el Presidente Boric, se abre una compleja etapa en que será necesario conversar en beneficio del país.

Las desprolijidades que hicieron naufragar a la reforma tributaria fueron más graves para el Gobierno que lo esperado, pues no solo no podrá negociar con la oposición en el Senado y tendrá que esperar un año para volver sobre el tema, sino que perdió poder frente a los contrarios en otras materias relevantes, como los proyectos de ley previsionales, laborales, de salud, incluyendo otros económicos ya aprobados por la Cámara, como el “royalty” y varios no económicos-sociales.

En definitiva, los elementos descritos llevan a pronosticar que el Gobierno del Presidente Boric será considerado a su término como la administración en que no se pudieron hacer las transformaciones necesarias para reiniciar el crecimiento económico de la época de la Concertación.      

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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