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A los trabajadores los explotan, pero los robots van al espacio: automatización, el modelo Amazon y el retail Opinión

A los trabajadores los explotan, pero los robots van al espacio: automatización, el modelo Amazon y el retail

José Acevedo Mundaca
Por : José Acevedo Mundaca Coordinador Futuro del Trabajo en Rumbo Colectivo Abogado
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En 1970, Gil Scott-Heron escribió el poema Whitey on the moon para contextualizar la llegada del hombre blanco a la luna. Scott-Heron criticaba que el costo para lograr la hazaña había sido pagado por la marginalización económica de las y los afrodescendientes en Estados Unidos. Hace unas semanas, Jeff Bezos, luego de volver del espacio en el primer viaje completamente automatizado, se dirigió a las trabajadoras y los trabajadores de Amazon, su compañía, para agradecerles por haber pagado el viaje. La historia ocurre dos veces, pero a veces ambas como tragedia.

El pago de las trabajadoras y los trabajadores de Amazon se realiza con condiciones laborales altamente precarizadas. Lo que define el modelo de la compañía es una mezcla de automatización de funciones realizada por máquinas que organizan las bodegas de la empresa de un modo altamente eficiente, con algoritmos que gestionan, también de manera automatizada, el trabajo de las empleadas y los empleados de la firma. A través de diversos mecanismos de toma de decisiones automatizadas, Amazon puede monitorear permanentemente a sus trabajadores, así como despedirlos cuando no cumplen con las exigentes expectativas de la compañía. No es casual que las personas empleadas ahí presenten múltiples problemas de salud, tanto física y mental, así como que prefieran usar botellas en vez de ir al baño para lograr la productividad esperada. “No puedo pagar un médico, pero el blanco está en el espacio”, decía Scott-Heron.

La automatización no es un proceso mágico que elimine todo el trabajo humano. De hecho, lo transforma de modos que pueden ser tremendamente inhumanos. Amazon ha recibido constantes acusaciones por este tipo de prácticas que incluyen someter a sus trabajadores a diversos riesgos ocupacionales por medio de algoritmos que dan órdenes como jefes. Por supuesto, un trabajador de Amazon ya no debe caminar todos los kilómetros diarios que tuvo que caminar en el pasado para recorrer las bodegas, porque para eso está el robot. Sin embargo, sí debe empaquetar entre 200 y 300 productos por hora. Todo lo anterior es tremendamente lucrativo y ha sido replicado por otras empresas, como Coupang, el Amazon de Corea del Sur, y por compañías como Ocado Technology y Attabotics, que ofrecen la automatización de procesos como servicio.

Chile no está exento de los riesgos de la automatización aquí descritos. Se han celebrado efusivamente los aumentos del Imacec de 18,1% en mayo y de 20,1% en junio y con razón: el indicador desestacionalizado muestra que hace un par de meses estuvimos en el mismo nivel de producción que en septiembre de 2019, un mes antes del estallido social y que en junio incluso lo superamos. Sin embargo, de acuerdo a datos de Pulso, el empleo no se ha recuperado del mismo modo: se encuentra en un 90% respecto de la misma fecha. En breve, en los últimos meses produjimos lo mismo o más que hace un par de años pero con un 10% menos de empleo. Todo en un contexto en el que el comercio ha sido uno de los impulsores de la economía nacional en medio del boom del e-commerce. En concreto y conforme al Banco Central, el sector aportó casi un cuarto de la expansión del Imacec de mayo y un quinto de junio.

Según un estudio de la Fundación Chile del año 2017 y con datos de 2015, el país tenía un 61% de trabajadores que se empleaban en ocupaciones con riesgo de automatización, dentro de las cuales precisamente se encuentra el comercio. Desde entonces hubo diversos avances tecnológicos, una crisis económica y una sanitaria que tiene al sector con solo una recuperación del 52% de sus empleos perdidos, según datos del INE (marzo-mayo), y con 26% del total de contratos suspendidos vigentes en el país.

Los datos son preocupantes, porque no sabemos si todos los empleos que se han perdido en el área seguirán siendo necesarios para producir como lo ha hecho últimamente, lo que podría llevarnos a una “recuperación económica sin empleos”, como denomina a este fenómeno Martin Ford.

Nada de lo anterior es evidencia de la existencia de un número específico de reemplazos por máquinas, pero sí alertas de lo que podría estar ocurriendo. Alertas ante las cuales Rumbo Colectivo, en colaboración con la Fundación Fredrich-Ebert, se encuentran estudiando especialmente en el contexto de las presiones a las que está sometido el sector comercio. Urge que como sociedad tomemos en serio este desafío no solo para evitar que los puestos de trabajo desaparezcan frente a los ojos de las personas, sino que, además, para que aquellos que siguen ahí tengan empleos humanos y puedan disfrutar también de los frutos de su trabajo.

 

José Acevedo Mundaca

Coordinador Investigación Futuro del Trabajo

Rumbo Colectivo

 

 

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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