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El señor de los calzoncillos Opinión

El señor de los calzoncillos

Gonzalo Valdés
Por : Gonzalo Valdés Subdirector del Instituto de Políticas Públicas, UNAB.
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En El señor de los anillos, Tolkien relata cómo el éxito de una gran hazaña depende esencialmente de la fortaleza moral de sus miembros. Asimismo, disipar la crisis actual depende de encontrar un punto de apoyo ético sobre el cual construir instituciones.

En el libro se forma una comunidad para destruir el anillo único, la base de la energía del señor oscuro. El anillo puede potenciar el poder de su dueño a cambio de corromper su espíritu; un arma de doble filo que destruye comunidades y amistades a su paso.

Los personajes más poderosos de la comunidad son incapaces de poseer el anillo sin caer en el embrujo, por lo que algunos deciden ni siquiera tocarlo. El único miembro de la comunidad con la fortaleza moral necesaria para entregar el anillo a otro sin vacilar es un jardinero que no sabe leer ni escribir y es parte de la comunidad por error. El viaje culmina con el jardinero cargando en hombros al portador del anillo.

Asimismo, las instituciones democráticas descansan sobre la fortaleza moral de sus ciudadanos. Pensar que la división de poderes, el voto voluntario y un mercado libre pueden sostenerse por sí mismos es equivalente a imaginar que un gato puede flotar levantando su cola con la mano.

Lamentablemente la fortaleza moral de los chilenos está en duda. Primero fue la élite empresarial con los casos de colusión. Después la élite política con los casos de financiamiento irregular. Finalmente, la generación que renovaría la política también falló: con la autodonación de Jackson usando dineros de origen público, la triangulación de financiamiento político de Marco Enríquez-Ominami, el pago de las cuentas de celular de familiares con dineros públicos de Cariola, y culminando tragicómicamente con el descuento de calzoncillos como gasto de campaña de Parisi.

La élite se desprestigió y surgió “el pueblo” como reemplazo. Pero este no logró alzarse como un punto de apoyo moral sobre el que construir país, amén de abusos de poder y plata. La guinda de la torta: candidatos de la Lista del Pueblo intentaron descontar pagos a familiares en sus gastos de campaña: una réplica de las boletas truchas profesionales. Cambiaron los abusadores, pero los excesos son los mismos.

En la novela de Tolkien se necesitaba un gran poder para tentar a los protagonistas; en Chile parece bastar con unos calzoncillos. Necesitamos encontrar personas con una ética suficientemente fuerte para poder confiarles el liderazgo del país.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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