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Una nueva mirada al diálogo intergeneracional Imagen referencial

Una nueva mirada al diálogo intergeneracional

Eduardo Díaz del Río
Por : Eduardo Díaz del Río Presidente de Fundación Grandes
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Decir que Chile es un país envejecido es una afirmación que a nadie sorprende y que, muchas veces, pareciera ser una obviedad. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a la dimensión real que ello implica, nos percatamos de que no hemos incorporado cambios significativos que nos permitan enfrentar esta realidad de manera fluida. Por eso no hay mejor ocasión que aprovechar los últimos días que quedan de octubre, Mes de las Personas Mayores, para compartir la siguiente reflexión.

Una de las mejores  formas para generar una nueva mirada hacia el envejecimiento y de cuánto podemos avanzar como sociedad es a través de las relaciones intergeneracionales. Uno de los mejores ejemplos que podemos encontrar es el documental 100 días con la Tata (Netflix), que narra la vida en confinamiento entre un nieto y su Tata, de casi 100 años. Es una historia de superación, fortaleza, salud mental, cuidados de las personas dependientes y también de los cuidadores pero es, sobre todo, una historia de amor universal y de cómo cada uno aporta lo propio de su “generación”. En el documental, esto se vuelve una realidad cuando nos damos cuenta que el éxito en redes sociales de la Tata radica en, por una parte, abrir un mundo nuevo donde la interacción con millones de personas es posible (alejando así el miedo a la soledad) y, por otro, en conectar con la añoranza de muchos de aprender de la vida de sus seres queridos mayores. 

Si vemos nuestra cotidianidad, los primeros pasos pueden ser simples: los más jóvenes -sólo a modo de ejemplo-, pueden compartir en un café la identidad cultural de su núcleo y la experiencia de quienes ya han vivido eventos que posiblemente puedan experimentar en el futuro. Las personas mayores a su vez pueden aprender de los más jóvenes, lo que les permite mantenerse activos y actualizados en distintas áreas del conocimiento; en generar redes de apoyo que pueden ser clave para evitar el sentimiento de soledad. 

En una época en la cual el diálogo y reconocimiento del otro como un igual son la base del desarrollo de una sociedad más empática y humana, hagamos de los relaciones intergeneracionales una prioridad. Sólo poniendo de manifiesto la importancia de las personas mayores en la sociedad y destacando el impacto positivo que las generaciones más jóvenes tienen en los mayores, podremos avanzar, todos juntos, hacia un país mejor.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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