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El nuevo rol político del Fondo de Desarrollo de los Pueblos Indígenas

En la XIX Conferencia del Consejo Directivo, que se realizó en Chile esta semana, se analizó la reestructuración del organismo, producto de lo cual se determinó darle un rol político más que de financiamiento de iniciativas, como había sido hasta ahora.


Con la finalidad de concluir con el proceso de análisis de la reestructuración del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe, se realizó por primera vez en Chile la XIX Conferencia del Consejo Directivo del organismo internacional, en la que se determinó darle un giro más político que de financiamiento a la organización.



En el encuentro, que se realizó en la Cancillería los días 20 y 21 de este mes, participaron los países que integran el Consejo Directivo, México, Chile y Perú, con representantes de sus respectivos gobiernos y pueblos indígenas; los extraregionales que son Bélgica, Portugal y España; y, aquellos que participan sólo con representantes de sus pueblos indígenas, es decir, Argentina, Brasil, Ecuador, El Salvador, Honduras y Panama.



Según el subsecretario de Mideplán, Jaime Andrade, la importancia de este organismo es que es la instancia política donde reúnen representantes de los gobiernos y del mundo indígena para promover un debate franco y abierto sobre las materias que afectan a los pueblos originarios.



Asimismo, valoró los logros del organismo internacional -en sus diez años de existencia- en beneficio de mejores expectativas de calidad de vida y desarrollo para los pueblos indígenas y de paso rechazó las críticas que la derecha realizó el año pasado al gobierno chileno, por considerar que los recursos que destina para el Fondo podrían quedarse en Chile y utilizarse para obras sociales en el país.



"El Fondo Indígena Iberoamericano es una gran oportunidad política de diálogo entre los gobiernos y los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe".



En opinión de Andrade el Fondo es un organismo que ha influido positivamente en el accionar de los gobiernos, que participan en él, y los pueblos originarios, contribuyendo a generar relaciones más sanas entre sectores que son vistos como antagónicos, cuando en la práctica deben buscar fórmulas de complementación que permitan la convivencia.



El Fondo debe ajustarse a los cambios



Por su parte el presidente del organismo, el antropólogo mexicano Marcos Matías considera que las demandas que deben enfrentar organismos como el que representa son "gigantescas", ya que aún persiste una "deuda histórica" importante con los pueblos indígenas de Latinoamérica. Dicha deuda se debe saldar -a su juicio- a través de la generación de desarrollo económico, que termine con la pobreza que es lo que aún tienen en común los pueblos indígenas de los países que integran el Fondo.



La importancia de terminar o al menos disminuir la pobreza se debe -recalcó- a que este flagelo lleva de la mano la proliferación de conflictos de carácter político, porque los pueblos indígenas sienten que están en la más completa "invisibilidad" respecto de sus conciudadanos no indígenas. No tienen acceso a cosas tan básicas como la salud o la educación, recalcó.



Esta situación los impulsa a demandar que se reconozca su derecho a la "especificidad", a conservar su individualidad. Para lo cual exigen, entre otras cosas, modificaciones constitucionales en que se reconozcan sus derechos.



Matías defendió la existencia del organismo, destacando que en sus caso diez años de existencia ha "dejado huella" en materias como educación, formación y capacitación de los indígenas, con el escaso presupuesto anual.



Conclusiones del encuentro



Con el fin de evitar críticas molestas respecto de la utilización de los recursos que maneja el Fondo, que dicho sea de paso no es mayor porque no todos los países que se comprometieron a apoyarlo financieramente pagan las cuotas- se efectuó una auditoria externa, la que fue aprobada en el encuentro.



A ello se suma el acuerdo de dar a conocer los resultados del proceso de reestructuración del organismo, pasando a convertirse en una instancia política, cumpliendo un rol concertacionista en tal sentido y dejando un poco de lado el de financista, que lo caracterizaba hasta ahora.



Con ello se pretende adecuar el Fondo a su realidad actual -dice el subsecretario de Mideplan-, pues los países que lo integran no cumplen con el pago de las cuotas que se comprometieron a pagar para que el organismo pueda ayudar, efectivamente, a los pueblos indígenas.



Asimismo, se acordó realizar una convocatoria extraordinaria a la asamblea, que se realizará en Lima durante el mes de agosto del año en curso, en la que se celebrarán los diez años de existencia del organismo internacional.



Por último, se resolvió convocar a una asamblea ordinaria para diciembre de este año, en Ecuador, oportunidad en que se renovará el cuerpo directivo del Fondo. Chile podría adquirir un rol relevante, ya que se estima que postulará a la presidencia, aunque no ha sido confirmado aún.

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