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Girardi deja el timón del PPD y adelanta elecciones internas

La clave de cómo se decante el escenario actual descansa en Víctor Barrueto. Como candidato a presidir el PPD puede limitarse a competir en una lista que sólo contemple al girardismo y esté signada por la continuidad, o puede intentar componer una directiva "nueva" que integre a la oposición y sea refrendada por consenso general.


Después de dos álgidas semanas en que el PPD se entregó a la crisis interna, el partido dio por iniciado anoche un periodo de transición hacia una nueva directiva: Guido Girardi dejará la conducción de la colectividad, se realizará un consejo nacional extraordinario el 17 de mayo, y éste a su vez llamará a comicios internos para el 17 de junio en los que se elegirá a los nuevos timoneles.



Estos acuerdos básicos son los que sancionó la directiva nacional del PPD (instancia formada por la mesa más la comisión política) después de una reunión que comenzó a las cuatro de la tarde y terminó pasada la medianoche y en la que las posiciones en conflicto -adeptos y detractores de la gestión de Girardi- expusieron sus posiciones y terminaron votando una serie de propuestas.



Entre estas últimas, figuran el apoyo mayoritario a la gestión realizada hasta ahora por la mesa directiva que lidera Girardi; el respaldo mayoritario a la gestión "de transición" que inicia el timonel, de manera de "poder gobernar el partido" desde hoy hasta el momento en que se hagan elecciones y deje el cargo; la creación de una comisión electoral que dé garantías a todos los sectores que los futuros comicios no tendrán problemas de legitimidad derivados de falta de transparencia; y finalmente, la realización de un congreso programático para después de las elecciones..



Estos acuerdos puntuales, en realidad, encierran el fin de la era Girardi en el PPD, por un lado, y por el otro, marcan un punto a favor del presidente del partido en cuanto a que habrá elecciones y no habrá una nueva mesa de consenso en la que se integren por designio especial figuras como Jorge Schaulsohn o el senador Fernando Flores.



De aquí al 17 de mayo se abre un periodo de negociaciones en el que se debe despejar una sola gran duda: si habrá o no competencia real entre los sectores en pugna. Porque bien puede suceder que los detractores de Girardi -entre los que figuran Schaulsohn y Flores entre los más llamativos- empujados a unos comicios que no querían, opten por no presentarse a la competencia y no levanten ninguna lista propia.



La clave de cómo se decanten las cosas descansa en la persona de Víctor Barrueto. El diputado fue proclamado ayer como "su candidato a presidente del PPD" por 15 diputados que firmaron explícitamente, y en realidad por casi todos, si se considera que por razones de imagen la proclamación no fue suscrita por el propio Girardi, por Barrueto y por Carolina Tohá. El único que no apoya a Girardi en esta proclamación de los parlamentarios es el diputado Patricio Hales.



Barrueto debe ahora escoger una fórmula que resuelva la gobernabilidad del PPD: puede limitarse a encarnar el sector de Girardi y presentarse a la próxima elección en una lista que sólo contemple al girardismo y esté signada por la continuidad, o puede intentar componer una directiva "nueva" en la que estén integrados los sectores críticos y frente a la cual las elecciones internas sólo sirvan para refrendar.



La renuncia de Girardi



Tener que llegar a una salida prematura desde la direción del PPD, a través de una convocatoria anticipada a elecciones, es un fracaso de la postura adoptada por Girardi en esta coyuntura. Dentro de este escenario adverso, el diputado maniobró para poder tener la mayor cantidad de factores bajo control y a su favor.



En la extensa sesión de anoche logró empujar a sus detractores hacia un escenario de competencia que estos habían eludido. "Espero que la candidatura de Barrueto sea competitiva. Espero que los que tienen diferencias con esta mesa las diriman en una competencia", dijo Girardi, aludiendo a la posibilidad que sus oponentes opten por marginarse de las elecciones sin levantar un candidato que los represente. "Me opuse a una solución cupular y a una nueva directiva elegida por secretaría", añadió.



Desde las filas de la variopinta oposición a Girardi (están en dicha calidad desde figuras liberales como Schaulsohn, a laguistas como Flores, pasando por los disidentes más radicales como Guillermo Arenas) se cuestionaba la opción de unas elecciones tanto porque existe conciencia que el oficialismo tiene mayoría y dispone de la máquina suficiente como para volver a tenerla, así como por la falta de confianza en que el proceso electoral sea impecable. Explican que Girardi ganó la elección anterior en medio de episodios como el envío de cartas desde el congreso, problemas por distorsiones del padrón electoral y conflictos por uso de bienes fiscales en la campaña.



Finalmente, la propuesta de llamar a un consejo nacional extraordinario para mitad de mayo y unas consiguientes elecciones fue aprobada por una muy amplia mayoría, pero bajo la presión que impuso Girardi al amenazar con que si no se aprobaba su moción y no obtenía la garantía de poder gobernar hasta entonces sin cuestionamientos presentaba su renuncia inmediata y dejaba al partido acéfalo y en medio de una crisis pública insostenible.



"Yo no tengo confianza de que esta mesa pueda gobernar hasta las elecciones. Por eso pido este respaldo pleno. Y si no es así, presentaré mi renuncia", advirtió. Puestas las cosas así, los miembros de la directiva nacional reunida en un local de la calle Erasmo Escala no pudieron sino darle a Girardi y a la mesa su respaldo para seguir adelante en este periodo de transición con toda la legitimidad necesaria.



La espera de la oposición



Si bien los opositores perdieron la posibilidad de sacar a Girardi por la puerta de atrás e instalar una nueva directiva consensuada, esto último no está del todo perdido. Los días que vienen mostrarán qué grados de autonomía tiene la candidatura de Barrueto respecto de Girardi.



Puede ser que no tenga ninguna y termine construyendo una propuesta con gente leal al actual presidente del partido. O puede ser que decida esforzarse por construir el consenso a partir de su nombre e invite a los opositores a acompañarlo.



La oposición está a la espera de señales en uno u otro sentido. No está claro quién de la oposición recogerá el guante de la competencia lanzado por Girardi después que, a través de dos entrevistas, el senador Flores dejara enérgicamente claro que está dolido y molesto con el rumbo que tomaron las cosas en el PPD y que no tiene ninguna intención de ser candidato a presidir el partido.



A propósito de Flores: después de entrevistas, cartas, dimes y diretes, no hubo el intercambio de palabras cara a cara que se había esperado entre el senador y Girardi o alguno de los suyos. Flores no llegó en plan muy belicoso. A lo más, exigió a Antonio Leal que se excusara por las duras expresiones usadas por el diputado a lo largo de la semana. El diputado Leal se las dio en el cónclave de ayer y además, pidió a El Mostrador hacer públicas sus disculpas a Flores a través del mismo medio que usó para cuestionarlo.



Después de la sucesión de discursos "catárticos" de anoche, se espera que la agresividad interna del PPD baje de intensidad. El proceso de transición empieza a tomar su rumbo y Girardi se dispone a dejar su cargo dentro de un marco de relativa dignidad.



Pero eso no significa que se irá para la casa, como a él le gusta decir frente a los medios. Girardi con toda probabilidad de concentrará en cimentar las bases para ganar la senaturía por Santiago Poniente el 2005. En realidad, explicaba un dirigente del PPD, bajo varios de los puntos en juego en la crisis del PPD detonada esta semana, subyacía el factor parlamentario: atadas a Girardi están las opciones senatoriales de Jorge Tarud (VI Región); Antonio Leal (III Región) Barrueto (VIII región), entre otros.



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