Publicidad

Iris: Un poético territorio transportado al pasado

Espléndidamente protagonizado por Judi Dench y Kate Winslet, este filme, más que un homenaje o un llanto póstumo, viene a establecer mediante un gran trabajo de interpretación, guión, dirección y solvente formalidad, que la escuela británica se encuentra más vigente que nunca.


La historia real del romance entre la novelista y filósofa Iris Murdoch (interpretada en la edad madura por Judi Dench y en su juventud por Kate Winslet) y el propio escritor del libro (encarnado por el veterano Jim Broadbent y el joven Hugh Bonneville) desenlazan la trama de este interesante y depurado trabajo del realizador británico Richard Eyre.



Iris y John Bayley son los invitados de honor a una cena benéfica en el Somersville College de la Universidad de Oxford.



La directora del centro presenta a Iris como «una reputada filósofa así como autora de 26 novelas» y a su marido como «el distinguido profesor de literatura de la Universidad de Barton».



Iris hace entonces un discurso sobre la educación y la importancia de la libertad de pensamiento, pasando entonces, y para deleite de todos los presentes, a cantar una canción tradicional irlandesa: «The lark in the clear air». Su amiga Janet Stone la mira embelesada. John la escucha con admiración y sus pensamientos le transportan al pasado.



Este estupendo trabajo es el mejor ejemplo de la manera en la que se desarrolla el clásico y veces menospreciado buen cine europeo. Sin caer en la fastidiosa sensiblería en la que se cae habitualmente, Iris es un filme lleno de emoción, sentimiento y pasión en el que la fuerza del amor, llevado de una manera soberbia al celuloide por Richard Eyre, conmoverán al más al más duro y rudo de los hombres.



El sufrimiento como forma eje de continuidad en la cinta cobra valor y angustia a medida que cada fotograma hace su aparición ante la pantalla. Concebido como un sentimiento más que físico, emocional la manera en que de va desarrollando la historia te va hundiendo en un hoyo en el que vez como desde la lucidez y vitalidad se encauza directa e irremediablemente hacia la muerte.



Estructuralmente narrada con bastante inteligencia, además de las magníficas interpretaciones de las protagonistas, y sumado a una contundente dirección, provocan que Iris se transforme en un trabajo elegantemente construido y bastante bien enlazado. Esta idea se cumple gracias a los flashbacks que nos llevan y nos traen a diversos momentos de la vida de la protagonista para establecer y hacernos entrar en un juego emocional en que apreciamos por un lado la vitalidad de la juventud, y por otro, el complejo desvarío de Iris Murdoch en su madurez.



Esta hermosa y reveladora historia de amor va intercalando escenas de la juventud de Iris con secuencias en las que la enfermedad (Alzheimer) se va apoderando de ella. Así nos vamos asiendo una idea de la evolución de sus cuerpos y sus mentes en este particular y firmemente unido matrimonio que pese al dolor utilizan la palabra como método de subsistencia y por consiguiente convivencia.



Integro e intenso, este drama nos lleva a vivir un arsenal en cadena desgarrador pero fielmente realista que no presenta mayores sobresaltos, exagerados puntos de tensión, ni giros en la historia, pero que sin embargo logra de gran manera conmover al espectador por su cuidada simplicidad y su compuesta puesta en escena.



Iris, un filme de aire británico por su temática y por su estética, juega maravillosamente con el tiempo y el espacio y refleja un gran intento de hacer cine sobre el lenguaje mezclando emocionalmente al espectador a una historia trágica y a la vez hermosamente vigorosa en la que la palabra se trasforma en el embrión de un trabajo tiernamente cimentado sobre la base de apoyo y cariño entre la pareja.



Fascinante y llena de matices, Iris está sutilmente contada con la intención de llegar de buena forma a quién está sentado en la butaca intentando disfrutar de un trabajo muy bien llevado en cuanto a la sobria estética inglesa y que cumple la función principal del cine: activar nuestras emociones.

Publicidad

Tendencias