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UDI apuesta a Jovino Novoa para mantener su preeminencia en la Alianza

La riesgosa jugada de la tienda de Pablo Longueira, de volver a colocar al senador Jovino Novoa a la cabeza del partido, para frenar el avance de los liderazgos de Allamand y el del propio Joaquín Lavín, requiere que los procesos judiciales demuestren públicamente la inocencia del parlamentario.


Tras ser ungido por la directiva gremialista como el sucesor de Pablo Longueira a la cabeza de la UDI, por los próximos dos años, el senador Jovino Novoa destacó ayer la decisión de su partido en orden a mantener la "continuidad" de la línea política, ya que en la colectividad estiman que la gestión realizada hasta ahora ha sido exitosa.



La apuesta de la UDI se basa en que en mayo, cuando Novoa asumirá el cargo, los tribunales ya habrán determinado que no tuvo ninguna participación en el caso Spiniak, en el que lo involucró la diputada RN Pía Guzmán, y podrá abocarse en cuerpo y alma a escudar a la tienda, ante cualquier embate que pudiera comprometer su liderazgo al interior de la Alianza por Chile.



Si algo está claro es que el gremialismo nunca ha puesto en duda la inocencia de este senador emblemático, y su designación para volver a ocupar la presidencia de la UDI -ya lo hizo entre 1992 y 1998- responde más bien a sus particulares características políticas. No obstante, la nominación apunta también a la necesidad de enviar una señal pública, en orden a que la colectividad no se dejará influir por la línea judicial para tomar sus decisiones internas.



Esto, a pesar que las conclusiones a que llegue el ministro Sergio Muñoz -que lleva el caso Spiniak- y el Pleno de la Corte de Apelaciones- el 18 de mayo, cuando deberá pronunciarse sobre el desafuero de la diputada Pía Guzmán- tendrán un efecto indudable sobre el ambiente político, particularmente de la derecha.



Aunque en la UDI están convencidos que la diputada Guzmán será desaforada, lo que significaría un importante triunfo para la colectividad y en espacial para su timonel, porque estiman que existen suficientes pruebas que indican que la legisladora cometió injuria en contra de los parlamentarios involucrados por ella en el caso Spiniak, a quienes causó -dicen en el gremialismo-un "daño moral irreparable", se han apresurado a enfatizar que si ello no ocurre, significará que en Chile la injuria y la calumnia quedan en la "impunidad".



Pero lo cierto es que si la cuestionada diputada no es desaforada, en el ambiente quedará rondando la idea de que sus acusaciones tienen asidero, lo que podría significar un costo para la UDI, considerando que las elecciones municipales están cada vez más cerca. De allí la importancia que el gremialismo le da a ganar esta partida, lo que se suma al hecho de que Novoa podría centrase en un sólo frente: el político, donde se espera de él que logre contener el liderazgo de Joaquín Lavín, que por estos días, y luego de dar el golpe de timón que no se hubiera esperado del alcalde, tiene un poder inusitado al interior del pacto opositor.



La soterrada molestia que provocó en el gremialismo la actuación de Lavín permanece latente y no son pocos los que al interior del partido han manifestado un cierto temor respecto a que el presidenciable esté "personalizando" el proyecto del cambio. Por lo que todo parece indicar que Novoa será el responsable de recordarle al edil que la UDI ha sido una importante plataforma para asegurar su triunfo el 2005.



En la UDI tampoco ha pasado inadvertida la cercanía entre Lavín y el ex presidente de Renovación Nacional, Andrés Allamand -que hasta hace poco tiempo atrás era persona non grata en la tienda de Longueira-, y existe una notoria preocupación respecto a que el ex diputado -cuya carrera política se encontraba prácticamente sepultada, luego que el senador Carlos Bombal lo derrotara en la contienda de 1997, por Santiago Oriente- comience a retomar su antiguo liderazgo.



Para detener cualquier avance en tal sentido, Novoa parece ser el hombre más indicado. De hecho, no será la primera vez que se vea enfrentado a Allamand, pues ya siendo ambos presidentes de sus respectivos partidos, Novoa debió resistir las arremetidas del que, por entonces, era el partido más grande de la derecha.



En este escenario, la UDI se está jugando el todo por el todo. Si bien a toda costa ha intentado mantener el tema judicial por un carril separado del político, lo cierto es que la continuidad del partido depende de los dictámenes de la justicia. Aunque en el gremialismo aseguran que ni los resultados de las elecciones municipales ni el futuro presidencial de Lavín están en peligro, la verdad es que el futuro de la tienda de calle Suecia está, prácticamente, en manos de los Tribunales.



Si no se logra probar que había políticos involucrados en las fiestas del empresario Claudio Spiniak, el senador Jovino Novoa se alzará como el hombre fuerte de la derecha. De lo contrario, la UDI podría sufrir mortales consecuencias, por haberlo colocado nuevamente a la cabeza del partido.





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