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La nueva ola de la animación francesa se toma Santiago

Mientras hoy llega a las salas comerciales la cinta que casi le arrebató el Oscar a la animación norteamericana, La Trillizas de Belleville, durante todo agosto un ciclo de cortometrajes está revisando las principales tendencias técnicas y temáticas de los últimos diez años del género que hoy goza de una fuerte expansión en Francia.


Inesperadamente, en la categoría de películas de animación de los Premios Oscar 2003 una cinta de realizadores franceses estaba en competencia. Aunque Las Trillizas de Belleville no se llevó la estatuilla, se introdujo en un mundo que parecía pertenecer sólo a estudios norteamericanos y de paso abrieron una entrada a lo que se ha llamado la nueva ola de animación francesa. Hoy la cinta se estrena en Santiago, pero eso no es todo pues durante el mes de agosto en el Centro de Extensión de la Universidad Católica se puede ver una completa muestra de este tipo de filmografía gala de los últimos 10 años.



En conjunto con la Embajada de Francia y el Consejo de Cultura y de las Artes, la UC está exhibiendo más de 40 cortometrajes que dan cuenta de casi todas las tendencias tanto temáticas como técnicas de la animación francesa: plasticina, marionetas, pastel bajo cámara, raspado de emulsión e incluso imágenes de síntesis 2D y 3D. La dibujante y realizadora francesa, Sylvie Léonard, quien dicta actualmente talleres de diferentes técnicas en Santiago, asegura que si bien el ciclo es una muestra completa, difícilmente podría abarcar la cantidad de producciones realizadas en la última década.



Aunque Léonard asegura que todavía no es fácil para los realizadores franceses hacer animación, el impulso al género que dio el Estado en la década de los ’80 redundó primero en una televisión infantil con mayor presencia gala y luego el salto al celuloide. "Permitió también ver en las salas de cine bastantes películas de animación. La juventud viendo películas le dan ganas de hacer más filmes y en consecuencias nacieron escuelas para aprender la animación".



El auge de la animación francesa



Si bien La Trillizas de Belleville lograron situar la animación francesa al mismo nivel que la norteamericana, en realidad sólo son una consecuencia de un largo trayecto que se inició en la televisión. Cuando Léonard habla de un apoyo estatal, se refiere al llamado Plan Image que el ministro de Cultura francés, Jack Lang, instauró a mediados de los ochenta para fomentar la producción de dibujos animados para la pantalla chica a través de fomento a los estudios independientes. Una movida similar que en estos años realiza el Consejo Nacional de Televisión chileno con la programación infantil.



El Plan Image no sólo logró sus objetivos en relación a la televisión, sino que a la vez impulsó la consolidación de los estudios permitiéndoles pasar al formato cine. En 1998, en la TV gala casi no tenía animación japonesa, siendo ocupado su lugar por producción nacional. Al año siguiente, el filme animado Kirikou et la sorcière (Kirikou y la bruja) repletaba las salas y los realizadores franceses entraban al circuito comercial internacional, situándose tras los japoneses y norteamericanos.



Actualmente, Walt Disney tiene una exitosa sucursal en París donde se realiza producción para todo el mundo, con un 70 por ciento de dibujantes franceses. Paralelamente, existen tres estudios de renombre: La Fabrique, Pí´le Image y Folimage. A este último, Silvye Léonard ha estado asociada desde sus inicios – ’80-, y a su juicio el boom de la animación es cierto y además de tener fundamento en las posibilidad de subvención, se explica por un cansancio de la producción norteamericana.



"El público francés descubrió que la animación no era sólo Walt Disney, que también había en Asia personas que trabajan hace muchos años. También descubrió que no era sólo para los niños", plantea Léonard, sumándose a una idea general respecto a la animación francesa, en el sentido que una de sus distinciones estaría justamente en apuntar a un público más adulto. No obstante, la dibujante precisa que si bien en los cortometrajes se puede dar esta tendencia, en los largos lo realizadores no dejan de pensar en los niños.



"El mundo de los largometrajes es muy diferentes de los cortos. Para que un largometraje tenga éxito, es necesario llegar a todo el público y los realizadores no quieren necesariamente que los niños no vean las películas", apunta.



El estilo galo en Santiago



De hecho, Las Trillizas de Belleville, de Silvain Chomet, está centrada en la historia de Champion, un niño que sueña con competir y ganar el Tour de Francia de ciclismo. En un entrenamiento es raptado por un grupo de mafiosos, por lo que su abuela, Madanme Souza, se une a un grupo de viejas cantantes de vaudeville, quienes en su época de éxito eran conocidas justamente bajo el nombre de Las Trillizas de Belleville. En todo caso, el estilo oscuro de la animación y las vueltas de la aventura, la convierten en una película que puede llegar con más fuerza a un público adulto.



Además de la película, el ciclo que se exhibe en el Centro de Extensión de la UC permite obtener una idea bastante completa de las razones por las cuales la animación francesa ha logrado un espacio propio en el mundo. Sobre todo de las tendencias técnicas y ligadas al desarrollo artístico pues está centrado en cortometrajes. "Todos esos cortos muestran la diversidad de lo que se puede hacer en este momento en la animación", explica Léonard.



El ciclo en cuestión, está dividido en cinco temáticas: Bestiario, Cuentos Modernos, Persecuciones y Policiales, Despegues y Mundos Familiares e Insólitos. 48 cortometrajes, que van entre los 2 y 29 minutos, los que según Leónard muestran el espíritu "crítico y cínico" de personajes "cotidianos" que domina a la animación francesa, desenmarcándose deliberadamente del estilo siempre heroico norteamericano.

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