Publicidad

Máxima autoridad del Poder Judicial juró como nuevo presidente de Bolivia

Gobernante pidió una tregua para atender las demandas sociales y admitió que su responsabilidad, limitada a un breve mandato de transición, incluirá la petición de convocar a una Asamblea Constituyente y a un referéndum para decidir la implantación del régimen autonómico que reclaman las regiones.


El nuevo presidente de Bolivia, Eduardo Rodríguez Veltzé, solicitó una tregua a los sectores sociales movilizados, a los que invitó a «darse la mano» para encontrar una solución concertada a las demandas por las que han paralizado el país.



Rodríguez, titular de la Corte Suprema de Justicia, juró al cargo de jefe del Estado boliviano la pasada medianoche en sustitución de Carlos Mesa, a quien el Congreso de la Nación le aceptó la dimisión presentada tres días antes.



La designación del nuevo gobernante, realizada en una sesión extraordinaria, fue consecuencia de la renuncia de los presidentes de las dos cámaras legislativas del país, Hormando Vaca Díez y Mario Cossío, al derecho de sucesión constitucional que les otorga la ley.



En su discurso ante el Congreso, en la sureña ciudad de Sucre, el nuevo mandatario rogó a los líderes de las organizaciones en huelga desde hace un mes que utilicen «la capacidad de reencontrar, solidariamente, el día de mañana, la posibilidad de darnos la mano nuevamente, en paz».



«Quiero pedir a todos los bolivianos que están en situación de dificultad, de ejercer un derecho de protesta y de pedir cambios, que construyamos juntos una capacidad de hacerlo, tal vez en paz y en un gran acuerdo nacional», los asuntos planteados por los movilizados, dijo.



El flamante mandatario, que después ofreció una breve rueda de prensa, confirmó que conducirá un proceso electoral, adelantado a la fecha prevista, para renovar los poderes Ejecutivo y Legislativo, como lo plantearon los huelguistas, aunque aclaró que su celebración depende de una ley que debe dictar el Congreso.



Agregó que su responsabilidad, limitada a un breve mandato de transición, incluirá la petición de convocar a una Asamblea Constituyente y a un referéndum para decidir la implantación de un régimen autonómico en el país, como reclaman las regiones.



Anticipó la posibilidad de que los dos asuntos sean considerados en un solo acto electoral.



Rodríguez, que se mostró como un asiduo lector, citó dos veces al poeta mexicano Octavio Paz para postular la necesidad de que los bolivianos sean capaces de la autocrítica y de vencer sus actuales incapacidades, entre ellas la discriminación hacia los excluidos.



Asimismo, se adhirió a la demanda nacional de recuperar la propiedad de los hidrocarburos, conforme establece la Constitución, y prometió ejecutar la normativa complementaria a la Ley de Hidrocarburos que sancione el Parlamento.



Sin embargo, aseveró que para la petición de nacionalización de los campos de gas y petróleo, planteada por muchos sectores, afirmó que no tiene «una respuesta inmediata» y que la cuestión es de una magnitud compleja cuya resolución corresponde al Congreso.



El nuevo presidente también aseguró que el país cumplirá sus compromisos comerciales con los organismos internacionales y los países vecinos, a los que dijo que Bolivia ha sufrido «un traspiés» estos días, del que aprenderá «la lección».



En relación a su equipo de colaboradores, adelantó que procurará tener «el mejor equipo de hombres y mujeres» pero que aún no tiene «nada pensado».



Rodríguez subrayó su propósito de cumplir su mandato «excepcional», que será breve, y que tiene el deseo de regresar al puesto de magistrado en la Corte Suprema de la Nación.



Aún no está claro cuándo el nuevo mandatario se trasladará a la sede del Gobierno, en la ciudad de La Paz, donde está centrada la huelga de los vecinos de El Alto y el bloqueo de las carreteras para exigir que se llame a la Asamblea Constituyente y se nacionalicen los hidrocarburos.



Nueva era podría aliviar la crisis



Bolivia inició una nueva era política con el nombramiento de Rodríguez como presidente, un paso decisivo que podría aliviar el grave conflicto social que vive esta nación andina, ahogada por las protestas y los bloqueos.



La designación como jefe del Estado boliviano del hasta ayer presidente de la Corte Suprema de Justicia, el abogado Eduardo Rodríguez, fue de todas las posibilidades que se planteaban la que otorga los mejores augurios.



O al menos así lo creen los miles de bolivianos que desde hace semanas ocupan las calles de las ciudades de El Alto y La Paz y mantienen bloqueadas las principales carreteras del país, en demanda de la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria de una Asamblea Constituyente.



A estas peticiones se unió en los últimos días la exigencia popular de que el sucesor de Mesa, quien presentó su dimisión el lunes acosado por las protestas, fuera Rodríguez, el único de los herederos constitucionales a la Presidencia con potestad para convocar elecciones anticipadas.



Los convocantes de las protestas habían anunciado que si los primeros en la línea sucesoria, los presidentes del Senado, Hormando Vaca Díez, y de la Cámara de Diputados, Mario Cossio, asumían el cargo estaba asegurada la guerra civil.



El propio Mesa coincidió con los líderes sociales en que la única solución para evitar un baño de sangre era la designación de Rodríguez, para que los bolivianos tuvieran la oportunidad de ir a las urnas y elegir democráticamente al nuevo Gobierno.



Aún así, los convocantes de las protestas no piensan renunciar a sus demandas y entienden que el Gobierno de Rodríguez será de transición.



Rodríguez asumió que su misión es transitoria y además dijo que Bolivia precisa de una renovación al anunciar que convocará comicios generales.



Tras la designación del nuevo presidente, y desde La Paz, el ya ex mandatario Carlos Mesa le deseó éxito y le ofreció su colaboración; además de mostrarse confiado en que «esta decisión permita en pocas horas que las ciudades de La Paz y El Alto vuelvan a la normalidad».



«Recibí un país en un momento difícil y lo dejo en un momento difícil», dijo Mesa a un grupo de periodistas congregados a las puertas del Palacio de Gobierno que el ex gobernante ha ocupado en los últimos 20 meses y que abandonó pasada la medianoche.



Mesa, quien también dijo que se iba satisfecho por su trabajo y pidió disculpas si es que los bolivianos consideran que en su gestión se equivocó, consideró que «el país necesita más que nunca el esfuerzo de los ciudadanos» y aventuró que «es posible el diálogo».



En los alrededores de la céntrica Plaza Murillo se agruparon algunos grupos de campesinos para celebrar la nueva era, y no tanto por la designación de Rodríguez como presidente, sino por la cadena de renuncias que impidieron el ascenso al poder del controvertido Vaca Díez.



Los campesinos que salieron a las calles de La Paz para celebrar esta nueva etapa política mostraron su esperanza en que ahora están más cerca de la consecución de sus demandas.



No obstante, habrá que esperar a que amanezca el viernes en Bolivia para constatar si efectivamente los campesinos, obreros, maestros y mineros vuelven a sus casas o mantienen sus medidas de presión en las calles.



Lo cierto es que las ciudades de La Paz y El Alto necesitan un respiro porque el desabastecimiento de productos de primera necesidad y combustible está asfixiando a sus poblaciones.



Por el momento, el presidente de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto, Abel Mamani, anunció esta madrugada que en esta urbe proseguirá la huelga general iniciada hace más de tres semanas.



EFE

Publicidad

Tendencias