Publicidad

Proyecto clave para descontaminar Santiago se encuentra sin financiamiento

En 2004 la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile terminó un estudio que permitió conocer el real impacto de los árboles en la descontaminación de la Región Metropolitana. Sin embargo, hoy la iniciativa está detenida por falta de recursos y a la fecha es imposible saber si se han experimentado avances o retrocesos de la cobertura vegetacional de la ciudad.


Más de 120 millones de pesos necesita la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile para echar a andar un proyecto que ayudaría a bajar los índices de polución de Santiago. Se trata de un estudio desarrollado entre 2001 y 2004, con apoyo del Fondo de Investigación y Desarrollo (Fondef), que determinó el real aporte de la vegetación a la descontaminación de la capital y que, además, creó un sistema para su gestión eficiente.



Los resultados muestran que los árboles y arbustos, existentes en el Gran Santiago, permiten capturar anualmente un 3,3% del material particulado, en invierno un 4,0% y un 2,4% en verano, pero el "congelamiento" del proyecto impide saber cuál es la realidad existente hoy.



"Hay que tener en mente que esto es con los árboles y arbustos que había en esos años. Que si plantamos más y cuidamos nuestra vegetación podemos aumentar sustancialmente esos porcentajes", dice a El Mostrador.cl la directora de la iniciativa, Carmen Luz de la Maza.



La profesional explica que hicieron un catastro de la vegetación en 200 parcelas distribuidas en 36 comunas de la Región Metropolitana, llegando a descubrir que casi ningún árbol tendría diámetros que los permitiesen clasificar como árboles grandes, es decir, mayores de 114,3 cm, que son los que captan mayores cantidades de contaminantes.



"Un árbol grande elimina alrededor de 3,6 kg. de material particulado al año, 30 veces más que un árbol pequeño (<7,6 cm. de diámetro)", agrega.



Los resultados del período (2001-2002) indican que en Santiago un 22% del arbolado poseía entre 1,0 y 8,0 cm. de diámetro; el 29% del arbolado estaba entre 8,1 y 15 cm.; el 33,3% entre 15,1 y 30 cm.; el 9% entre 30,1 y 45 cm.; un 3,7% entre 45,1 y 61 cm.; un 1,4% tenía entre 61,1 y 76 cm. de diámetro; y mayores de 76 cm. un 0,4%.



Software Arbsys


Árbol en mal estado (Foto. U. de Chile)

Con estos y otros resultados que entregó el estudio, se desarrolló un software de gestión de la vegetación capitalina, que no es otra cosa que "un modelo de gestión del manejo del arbolado público a nivel municipal", dice De la Maza.



"A partir de la base del inventario de árboles públicos de la comuna de La Reina (área piloto del proyecto) se desarrolló un software denominado Arbsys, que permite tener un sistema computacional interactivo para realizar la completa gestión del arbolado público, desde la decisión de prescripciones para cada árbol, hasta contestar inquietudes de los vecinos y emergencias, pasando por decisiones de proveedores y/o entregar informes sobre el estado de cada especie", explica.



Falta de interés



Pese a lo relevante del aporte, la profesional lamenta que las reparticiones del Estado no le hayan tomado el peso a la iniciativa, que entre otras cosas evacuó un completo mapa sobre el Estado de la situación.



"Durante el proyecto Conaf metropolitana fue parte activa, pero una vez terminado ya no. El Ministerio de la Vivienda a pesar de su apoyo inicial, se abstuvo de participar aunque se le invitó a todas las presentaciones de resultados parciales, Conama a través del llamado "Plan verde" mostró interés por los resultados y se les ha hecho llegar en dos oportunidades, también participaron en un seminario que organizó el proyecto en el tema. Adicionalmente, tuvimos reunión con el intendente de la época, quien señaló que eso lo veía Conaf", recuerda.



"Los resultados, además, han sido presentados en diferentes Congresos y Seminarios Profesionales en Chile y en el extranjero, el último fue el mes pasado en Mendoza – en las Jornadas del Arbolado Urbano, pero aunque ha habido mucho interés verbal, no hemos concitado un interés concreto que se manifieste en un apoyo monetario", se lamenta.



Si se quisiera echar a andar nuevamente el proyecto De la Maza detalla que hay que monitorear nuevamente las 200 parcelas distribuidas en el Gran Santiago, con el objetivo de constatar si hay avances o retrocesos en materia vegetacional.



"Pensando que hay que nuevamente medir todas las variables en cada una, comprar los datos meteorológicos, luego trabajarlos para introducirlos al modelo Ufore; capacitar y pagar ayudantes de terreno, que son estudiantes con experiencia en el tema, y otros ítems, se estima que alrededor de $120 millones."



"La primera vez en total nuestro equipo estaba formado por más de 30 profesionales. Además de 2 tesistas de postgrado, 6 memoristas de pregrado y unos 15 ayudantes que trabajaron directamente en terreno", complementa.



Modelo Ufore



El modelo Ufore, al que hace referencia la profesional, es la sigla del programa Urban Forest Effects on Environmental Quality , compuesto de cinco módulos, y que tiene por finalidad asistir a los investigadores en la cuantificación de las estructuras y funciones de los bosques urbanos, en especial la captura de contaminantes -PM10, NO2, CO, O3 y SO2-, emisiones de gases volátiles por especie, almacenamiento y secuestro de carbono y, finalmente, el efecto de los árboles en la conservación de energía.



Los expertos en el manejo de éste son profesionales de la Universidad del Estado de Nueva York (Syracuse) y del Servicio Forestal de los Estados Unidos (Estación Experimental Noreste), los cuales colaboraron en la realización del estudio.



___________

Publicidad

Tendencias