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Proponen nueva regulación para antibióticos en salmonicultura

A juicio de Oceana, dicha regulación no sólo debe controlar el actual uso excesivo de antibióticos en dicha industria, sino que además debe prohibir la utilización de las quinilonas, cuya aplicación en animales ha sido prohibida en otros países.


Con la finalidad de exponer sobre la necesidad de mejorar la regulación sobre antibióticos en la salmonicultura, la organización internacional Oceana se reunió con la Comisión de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y Medio Ambiente de la Cámara de Diputados.



A juicio de Oceana, dicha regulación no sólo debe controlar el actual uso excesivo de antibióticos en dicha industria, sino que además debe prohibir la utilización de ciertos antibióticos, como las quinilonas, cuya aplicación en animales ha sido prohibida en otros países, incluso en aquellos que importan salmón chileno.



Alex Muñoz, Vicepresidente para Sudamérica de la organización, señaló que «es urgente que nuestro país cuente con una nueva regulación que limite fuertemente el uso de antibióticos y prohíba la utilización de aquellos más dañinos como las quinolonas. La normativa actual permite el abuso de estos químicos en Chile, ya que mientras Noruega -que tiene un volumen de producción similar al chileno- usa menos de una tonelada al año, la salmonicultura en nuestro país usa más de 133.»



Los antecedentes científicos que Oceana entregó a la Comisión advierten que el uso continuo de antibióticos tiene como principal efecto la generación de bacterias resistentes a los antibióticos en los salmones; resistencia que se transmite a los seres humanos que consumen la carne de este pez.



Esto implica que ciertas enfermedades dejarían de contar con tratamientos antibióticos efectivos en el mediano plazo, generándose un problema sanitario mayor que afectaría no sólo la salud de estos mismos peces, sino también de los seres humanos que los consumen.



Cabe mencionar que las quinolonas tienen especial capacidad de generar esta resistencia bacteriana en las personas, motivo por el cual en otros países no está permitido su uso en animales.






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