Aunque la mayoría de los expertos dicen lo contrario, tal parece que a pesar de la crisis económica, los derechos humanos van a tener un rol preponderante en este año electoral. Lo peor es que no se puede decir que haya sido precisamente la Concertación la que desenterró el tema. Y todo porque la legisladora quiso aclarar una situación que le parecía dudosa, pero terminó provocando un gran escándalo.
Una verdadera caja de Pandora destapó Karla Rubilar con sus erróneas denuncias sobre falsos detenidos desaparecidos. Poco más de cinco años después del fatídico día en que la ex diputada de Renovación Nacional, Pía Guzmán, cometiera la imprudencia de poner oído a una fuente poco confiable, dando origen a uno de los peores episodios de la política chilena, el polémico «caso Spiniak», la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara Baja hizo lo propio. La legisladora cayó bajo el influjo del «síndrome Pía Guzmán».
Y como por desgracia la historia tiende a repetirse, aunque hasta el momento la «Karlita» tiene todo el apoyo de su partido, como era de esperar, no ocurre lo mismo en la UDI. En la tienda aliada asumieron una actitud poco menos drástica que con Pía Guzmán. El secretario general del gremialismo afirmó que la diputada, «a lo menos, tiene que pedir disculpas, por haber actuado con la irresponsabilidad y falta de rigurosidad» con que lo hizo. Según Víctor Pérez, un político debe actuar con la mayor responsabilidad en todas las materias que aborda, pero con mayor razón en temas «tan complejos y sensibles» para la opinión pública.
Aunque el dirigente evitó referirse a la compleja situación política que se generó en la Cámara a raíz del «condoro» de la legisladora, porque estima que eso le corresponde a los diputados, en la derecha también es tema. Ya que tal como resultaron los acuerdos del año pasado en relación con las mesas del Senado y la Cámara, a partir de marzo próximo la UDI encabezaría ambas testeras. Sus socios, en un caso directamente y en el otro indirectamente, podrían terminar cambiando todo el escenario. Por lo que al igual que en la época de Pía Guzmán, este episodio podría provocar un problema político importante en la derecha.
Tal como sucedió en el capítulo de Guzmán, Sebastián Piñera también entregó a la joven disputada todo su respaldo. Aún cuando las consecuencias de su actuación podrían atraerle más de algún problemita. Dado que para terminar de embarrarla, Rubilar admitió que parte de la información que utilizó para sus denuncias, la recibió de un colaborador del general ® Manuel Contreras, el abogado Javier Gómez. Lo que llevó al diputado socialista Sergio Aguiló a aventurar que es «perfectamente posible que (la legisladora) sea parte de una operación de inteligencia montada desde el círculo cercano de Contreras para poner un manto de dudas sobre la veracidad del monstruoso crimen de los detenidos desaparecidos».
Este episodio abrió otro capítulo casi olvidado. Y es que durante muchos años se especuló que en las filas de RN, en cargos de asesores de parlamentarios de la tienda, se refugiaban ex integrantes de los servicios de seguridad del régimen militar, cosa que el diputado DC Gabriel Ascencio trajo a colación la semana pasada. Por lo que instó al candidato presidencial de la derecha a aclarar hasta dónde llega el respaldo entregado Karla Rubilar. «Nos interesa que (Sebastián) Piñera también explique si el respaldo a la diputada Rubilar, también incluye el respaldo a todos los otros asesores que tiene, o ha tenido, la bancada de diputados de RN y que han estado relacionados con responsables de violaciones a los derechos humanos».
A río revuelto…
Mientras en RN siguen respaldando a la diputada, con el argumento de que no actuó de mala fe. También siguen dilatando la situación. Todavía no se decide si, ante la amenaza de la Concertación de echar abajo el acuerdo por la mesa de la Cámara si la legisladora no renuncia, sería bueno mantener a Rubilar aguantando el chaparrón y dejar a sus aliados sin la presidencia de la testera. Según el acuerdo del año pasado, a partir de marzo la UDI estaría a la cabeza de la Corporación, cargo que ocuparía Rodrigo Álvarez, y RN obtendría la primera vicepresidencia, en la persona de Alfonso Vargas. Pero ahora todo está en veremos.
En la tienda de Antonio Varas sostienen que «hay que dejar que las cosas se vayan decantando…», pero descartan de plano que el episodio provocado por Karla Rubilar tenga alguna semejanza con el caso que Guzmán hizo estallar en octubre del 2003. No obstante, y aunque nadie duda de que no hubo mala fe en su forma de actuar, desde la UDI al PS sí estiman que fue irresponsable y negligente en al forma de «abordar un tema demasiado sensible para el país».
Por otro lado, tampoco fue un buen momento para su sector. Porque la polémica acerca de quién encabezará el Sendo, en la que RN se niega a cumplir el compromiso asumido en enero del 2008 con sus socios, está poniendo a prueba la siempre feble unidad del sector. Y aunque tanto en la UDI como en Renovación coinciden en que la Concertación «se está aprovechando de esta situación para no cumplir sus compromisos», lo cierto es que en Antonio Varas están analizando cada jugada antes de decidir si lo mejor es que la «Karlita» renuncie a la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos o que se quede y espere la censura.