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Expertos de la Usach atribuyen escupitajo a Bachelet y huevos contra Longueira a malestar ciudadano por la desigualdad Advierten clima de frustración por “malas prácticas del Estado”

Expertos de la Usach atribuyen escupitajo a Bachelet y huevos contra Longueira a malestar ciudadano por la desigualdad

«Si bien tenemos que reprochar todas esas acciones de violencia, la pregunta recae en la calidad de la formación ciudadana que se entrega en las escuelas”, dijo Jaime Retamal, para quien queda en evidencia que los establecimientos educacionales están preocupados por los resultados de las pruebas estandarizadas, y no necesariamente en formar éticamente a los ciudadanos.


Académicos del Departamento de Educación de la Universidad de Santiago, analizaron las implicancias educativas que se pueden deducir al observar las últimas agresiones a candidatos presidenciales en menos de 24 horas. Plantean que detrás de estos comportamientos personales se puede apreciar una forma de expresión ciudadana que nace de la frustración frente a las malas prácticas del Estado, para atender las demandas de la ciudadanía. En este contexto, para estos académicos la interrogante esencial es ¿cuál es la calidad formativa que los profesores están entregando en los colegios en lo que se refiere a formación ciudadana?

Para el experto en violencia escolar (bullying) y académico de la Usach Jaime Retamal,  llama profundamente la atención lo que está pasando en el ámbito político, ya que “no es sólo el escupitajo en sí a la ex presidenta Bachelet, ni los huevos al presidenciable Longueira por la Ley de Pesca, ni el proyecto de ley que sanciona una serie de acciones que vulneren la integridad de los miembros de la policía civil y uniformada, sino lo existe detrás: un malestar ciudadano creciente que tiene que ver cómo el ciudadano común percibe la desigualdad y la falta de oportunidades, pero que el sistema le dice que las hay. Si bien es cierto, tenemos que reprochar todas esas  acciones de violencia la pregunta recae en la calidad de la formación ciudadana que se entrega en las escuelas”.

A su juicio, queda en evidencia que los establecimientos educacionales están preocupados por los resultados de las pruebas estandarizadas, y no necesariamente en formar éticamente a los ciudadanos.

Democracia disfrazada

Seguidamente, la académica y experta en interculturalidad, profesora Elisa Loncon, manifiesta que no hay un concepto ni lenguaje común respecto a lo que se entiende por libertad y democracia. “Creo que si les preguntarán a cada una de las personas involucradas en el conflicto qué entienden por democracia todos dirían algo diferente. Y esto se debe a que en los años de proceso democrático en Chile no se ha logrado construir de manera conjunta estos conceptos”.

Y agrega que “la política tampoco se ha acompañado de la ética. Se han prometido reformas profundas tanto a estudiantes como a los pueblos indígenas sin resultados. La democracia está disfrazada de participación, pese a que el sistema binominal demuestra lo contrario, gobierna una minoría, excluyendo a la mayoría”.

Rol de la Escuela

Por su parte, el director del Departamento de Educación de la Usach, Daniel Ríos, señala que la escuela, principalmente sus directivos y docentes, no puede ser indiferente a estos malestares sociales, “tiene una responsabilidad importante en la formación de los futuros ciudadanos, los que deben estar informados, con visión propia, con claridad en sus derechos y deberes, motivados y participativos para mejorar nuestra sociedad”, y concuerda con Elisa Loncon en que “hay que volver a los valores de diálogo y de reconocimiento de los derechos del otro”.

La piedra angular, según especifica Loncon, sería la transversalización de la interculturalidad para todos los chilenos, eso significa que el diálogo entre las culturas y la diferencias sea la base para la construcción de los aprendizajes y el respeto al ser humano a su dignidad; “la interculturalidad debiera estar presente en todo el sistema, en la educación general (básica y media) y la superior. Implicaría que las carreras de pregrado formen profesores en esa línea e induzcan a las nuevas generaciones al reconocimiento y respeto a la diferencia, o sino estas formas de agresiones se multiplicarán”.

De este modo, acentúa Ríos, la formación ciudadana debe estar plasmada en los proyectos educativos de las escuelas, en los contenidos curriculares y por sobre todo en las prácticas pedagógicas, “porque  a partir de estas estructuras y procesos escolares se puede contribuir a una formación que posibilite el desarrollo personal que también considere a los otros como dignos de interacción. En suma, apelamos y buscamos favorecer la formación ética de los ciudadanos».

En el mismo tono, Jaime Retamal, apunta que “sería mucho más fácil avanzar desde un Ministerio de Educación con concepción ciudadana, pero no de uno que sólo está preocupado de entregar información a los padres para fortalecer el mercado de la educación, ya que la tarea educativa es mucho más compleja”.

Finalmente, consigan los autores que la escuela chilena debe volver a valorar la formación integral de los estudiantes y que el Estado debe asumir la responsabilidad de asegurar la educación de calidad basada en valores de respeto, tolerancia y diálogo conjunto, entre otros, para la solución de los problemas.

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