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Crisis en Venezuela provoca primer choque entre el PS y la DC en la Cámara Baja Osvaldo Andrade previno de “darse gustitos” al falangismo

Crisis en Venezuela provoca primer choque entre el PS y la DC en la Cámara Baja

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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La polémica marca un distanciamiento entre ambos partidos en esta nueva etapa. La falta de acuerdo, sostienen en la coalición que vuelve a gobernar a partir del 11 de marzo, es una mala señal respecto de las responsabilidades que deberán asumir para cumplir con el programa de Michelle Bachelet. Por lo que algunos tienen la convicción de que este impasse constituye una alerta para que se limen las asperezas y se trabaje con unidad.


La visita del Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al cambio de mando del 11 de marzo ya está provocando diferencias “de fondo” entre los partidos de la Nueva Mayoría, amenazando con “madurizar” la ceremonia y derechamente empañar la asunción de Michelle Bachelet a su segundo período en La Moneda.

En el sector admiten que era de esperar, dadas la conocidas y públicas diferencias entre la Democracia Cristiana y el Partido Comunista en torno a las relaciones con Venezuela y Cuba, por lo que lo llamativo fue la cuña que se generó a raíz de este tema en lo que tras el retorno a la democracia ha sido conocido como el “eje histórico de la Concertación”, es decir, el Partido Socialista y el falangismo. Ello, porque, el martes 4, los primeros optaron por no votar el proyecto de acuerdo presentado, finalmente, por el PPD y la DC en la Cámara de Diputados, sumándose a la posición asumida por la tienda de Guillermo Teillier. La falta de disposición para alcanzar consenso en torno a un documento de la Nueva Mayoría es percibido con preocupación por algunos representantes del sector, puesto que a partir de la próxima semana deberán enfrentar el desafío de consensuar materias tan profundas e importantes del programa del nuevo gobierno, como la reforma educacional, tema respecto del que también existen matices en el conglomerado.

Todo comenzó cuando el lunes, según explicó el jefe de la bancada PS, Marcelo Schilling, se acordó presentar un único proyecto de acuerdo para expresar la preocupación por los hechos ocurridos en Venezuela, de una manera tal que fuera suscrito desde la DC hasta el PC. Estos “principios” básicos apuntaban a dos elementos: por una parte, “abogar por que la solución al conflicto de la sociedad y de la política venezolana se resuelva preservando la democracia, o sea, las libertades, para lo cual era preciso que esto se diera en el marco del Estado de derecho. Es decir, con respeto a la Constitución y las leyes”. Eso está dicho, en los proyectos presentados, se lamenta Schilling, “de manera tibia y poco contundente”. A la vez, se habría acordado abogar ante el gobierno de Venezuela por que “se respetaran los derechos humanos y que ellos eran la garantía del respeto a los derechos humanos, porque es el gobierno el llamado a asegurar su existencia, vigencia y respeto”, lo que tampoco está, a su juicio, establecido “con meridiana claridad” en el texto impulsado por sus socios de la DC y el PPD, por lo que el PS se restó de aprobarlo. Schilling tiene la convicción de que la redacción del documento es de tal “ambigüedad” que favorece “salidas extrainstitucionales, cuyas dinámicas y consecuencias ya conocemos”, lo que impulsó a su bancada a abstenerse, alineándose con el PC.

[cita]Mientras tanto, este miércoles seguían, en la Nueva Mayoría, los ecos de lo sucedido el día anterior. En este contexto es que el presidente del PS, Osvaldo Andrade –quien también integra la bancada socialista en la Cámara Baja–, este miércoles expresó su preocupación por lo sucedido, atribuyéndoles particular responsabilidad en ello a sus socios de la DC, pese a que señaló insistentemente que no apuntaba “a nadie en particular”. Sin embargo, sus palabras fueron interpretadas como una crítica abierta al falangismo, cuando planteó que “estoy haciendo una prevención” en orden a que “yo sé que hay algunos que tienen particular interés de mostrarse como algo especial, yo quiero decir con cuidado, no vale la pena, este no es tiempo para darse gustitos”.[/cita]

En la Nueva Mayoría sostienen que  representantes de la bancada falangista “se apuraron demasiado” y el mismo lunes en la noche convocaron a una conferencia de prensa para dar a conocer un texto redactado con tal dureza que impedía “evidentemente” que el PC aceptara aprobarlo. Paralelamente, los senadores DC decidían ese mismo día elaborar un documento similar, pero también asegurándose que fuera apoyado por todo el pacto. Así, el martes 4, el jefe de la bancada falangista en la Cámara, Ricardo Rincón, y su par Matías Walker, junto al PPD Jorge Tarud, dieron a conocer el contenido del polémico texto elaborado, al que sin embargo se le debieron hacer cambios de última hora para no perjudicar la unidad de la Nueva Mayoría, haciendo alusión a temas que pudieran provocar el rechazo del PC. No obstante, aun así la tienda de Teillier se negó a respaldar la iniciativa, lo mismo que el PS. Adicionalmente, representantes del falangismo –en declaraciones posteriores- criticaron abiertamente el “doble discurso” del PC en materia de derechos humanos, lo que molestó más en la tienda aludida y profundizó las diferencias ya evidenciadas en el conglomerado.

 Los “gustitos” de la DC

Mientras tanto, este miércoles seguían, en la Nueva Mayoría, los ecos de lo sucedido el día anterior. En este contexto es que el presidente del PS, Osvaldo Andrade –quien también integra la bancada socialista en la Cámara Baja–, este miércoles expresó su preocupación por lo sucedido, atribuyéndoles particular responsabilidad en ello a sus socios de la DC, pese a que señaló insistentemente que no apuntaba “a nadie en particular”. Sin embargo, sus palabras fueron interpretadas como una crítica abierta al falangismo, cuando planteó que “estoy haciendo una prevención” en orden a que “yo sé que hay algunos que tienen particular interés de mostrarse como algo especial, yo quiero decir con cuidado, no vale la pena, este no es tiempo para darse gustitos”. Aunque también intentó que no se socializara la sensación de que, debido al proyecto de acuerdo, se produjo una diferencia profunda entre el PS y la DC, al interior del pacto. Por lo que aclaró que “aquí no ha habido un quiebre”, pese a que en el conglomerado admiten que este es un problema que podría “traer secuelas en otras materias más adelante”.

Lo que, de alguna manera, advierte el propio dirigente PS, al señalar que “me causa profunda desazón ver cómo las fuerzas políticas del país y en particular de la Nueva Mayoría generan, a propósito del tema venezolano, una discrepancia tan de fondo. Nosotros tenemos un tremendo desafío con el país y para eso requerimos una tremenda dosis de unidad y cuando uno ve como algunos se solazan haciendo patentes las diferencias que tenemos, creo que estamos haciendo mal nuestro compromiso con el país. Entonces, yo llamaría a un poco más de prudencia y ponderación. Entiendo que hay diferencias, todos las tenemos. Yo tengo diferencias con la Democracia Cristiana, tengo diferencias con el Partido Comunista, pero si quiero transformar esas diferencias en el núcleo de la discusión no estoy haciéndome cargo del compromiso que tengo con el programa de la Presidenta Bachelet y con el futuro gobierno de Chile. Y eso me parece desafortunado, me parece un error político profundo. Nosotros teníamos las condiciones para haber construido un acuerdo ayer, un proyecto de acuerdo de la Nueva Mayoría y eso falló principalmente por la obcecación de algunos. Y yo quiero llamar a esos obcecados a que opere la sensatez, porque el compromiso con Chile es lo más importante. El proyecto que nosotros trabajamos estaba dispuesto a firmarlo incluso el Partido Comunista, pero la obcecación de algunos impidió que ese acuerdo se pudiera materializar”, concluyó.

En el sector admiten que quienes rechazaron el proyecto en la Cámara están dispuestos a asumir los costos políticos de esta decisión con tal de dar una señal clara de que, en el futuro, se debe trabajar sobre la base del respeto a los acuerdos adoptados. Ello, porque a partir del 11 de marzo la Nueva Mayoría deberá consensuar una serie de compromisos contemplados en el programa de la Presidenta Bachelet y es necesario contar con una mayoría que asegure su aprobación.

También está el elemento de que esta polémica se está dando en el marco de la asunción de Bachelet a la primera magistratura, lo que podría quedar en un segundo plano, se lamenta un diputado del PPD, porque “finalmente va a ser Maduro la noticia. O sea, se va a madurizar la ceremonia, lo que no es bueno”. De ahí que el mismo parlamentario plantee que “lo mejor sería que Maduro no viniera”. En todo caso, en el Congreso corre el rumor de que la Cancillería chilena “tiene dudas” de que el controvertido presidente venezolano, finalmente, venga a Chile. Sobre la base de ello, algunos especulan que con los problemas que tiene en su país y al interior del chavismo, tal vez Maduro prefiera no salir de Venezuela, lo que terminaría con la polémica suscitada en Chile.

Adicionalmente, la votación del proyecto de acuerdo en el Senado no fue tan expedita como se suponía que sería. El martes, los senadores Patricio Walker (DC), Fulvio Rossi (PS) y Eugenio Tuma (PPD) suscribieron un texto que dieron a conocer a la prensa, en representación de sus respectivas bancadas. Por tiempo, el documento no se alcanzó a votar, por lo que quedó en la tabla para este miércoles, pero resultó que, poco antes de la sesión, también se le debió introducir un breve cambio, para asegurar que no hubiera ningún rechazo de los senadores de esas bancadas. Así, en el punto “b”, donde originalmente decía “asimismo, su condena por los casos de violación de los derechos humanos de los ciudadanos venezolanos, que ejerciendo el derecho a la protesta social legítima, han sido abatidos por las fuerzas de seguridad o por milicias armadas…”, se modificó por “según la información disponible habrían sido”, y se le agregó un punto “e”, inexistente en el texto original, que establece que “asimismo, hacemos presente que el derecho a manifestarse de la ciudadanía no puede derivar en acciones que busquen subvertir la institucionalidad política venezolana”, con lo que el documento se parece más a lo que planteaba el PS en la Cámara que a lo que la DC esperaba imponer. Siendo aprobado por 27 a favor, el voto en contra del senador Alejandro Navarro y la abstención del PPD Guido Girardi.

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