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Martelli reflota el peor fantasma de La Moneda: la precampaña de Bachelet En su última declaración ante la Fiscalía:

Martelli reflota el peor fantasma de La Moneda: la precampaña de Bachelet

Por primera vez el histórico recaudador político reconoce que su empresa AyN entregó recursos al actual director administrativo de la Presidencia, Cristián Riquelme. Incluso antes de que este administrara Somae, encargada de manejar los recursos de la campaña presidencial. El tema es más que incómodo en Palacio. Tanto, que se han hecho todos los intentos por echarle tierra a lo que abre un flanco complejo en el corazón del bacheletismo: el financiamiento irregular de la campaña presidencial. Hace seis meses desde La Moneda se intentó zafar rechazando cualquier conocimiento por parte de Michelle Bachelet acerca de los recursos inyectados por AyN para financiar viajes y sueldos de figuras claves en el comando, como el ex ministro Rodrigo Peñailillo. Versión que irremediablemente se cae a pedazos.


El 25 de abril de 2013, la empresa Sociedad Marketing y Asesorías Limitada (Somae) iniciaba actividades en el Servicio de Impuestos Internos (SII), con el fin de manejar los recursos de la campaña presidencial de Michelle Bachelet. El encargado de administrar Somae fue el actual administrador de La Moneda, el ingeniero civil industrial Cristián Riquelme.

Dos meses antes, el actual director administrativo de Presidencia –que había ocupado el mismo cargo en el primer Gobierno de la actual Presidenta– ya había recibido diversas transacciones de dinero de parte del histórico recaudador de las candidaturas presidenciales de Eduardo Frei y la Mandataria, Giorgio Martelli, a través de su cuenta bancaria personal. Porque, tal como publicó El Mostrador, Riquelme recibió ocho giros de Martelli, por un total de 32,5 millones de pesos. Cinco de estos giros, por 17,5 millones de pesos, fueron transferidos antes de que Somae iniciara sus actividades, es decir, con anterioridad a que el miembro de la G-90 se hiciera cargo oficialmente de administrar las platas de la campaña.

Cercano a Peñailillo, con quien compró un terreno en Peñalolén, Riquelme es de los últimos bastiones de la G-90 que queda en el Ejecutivo. Hoy enfrenta cuestionamientos por su papel en el caso Caval, ya que mantuvo en su poder por varias semanas, y antes de que fuera incautado por la PDI, el computador que Sebastián Dávalos utilizaba mientras se desempeñó como director Sociocultural de la Presidencia. Además, admitió haber recibido en el Palacio de Gobierno al gestor inmobiliario Juan Díaz, que será formalizado el próximo 29 de enero por este caso.

La entrada al baile del escándalo del financiamiento de las políticas en el caso SQM del geógrafo Giorgio Martelli y la empresa Asesorías y Negocios (AyN), develada en abril del año pasado por este medio, colocó por primera vez en la primera línea de las sospechas directamente a la campaña de Bachelet, poniendo en el tapete la existencia de una maquinaria armada a través de AyN especialmente para financiar actividades –como el viaje a Nueva York del ex mano derecha de Bachelet, Rodrigo Peñailillo, mientras la actual Mandataria lideraba ONU Mujeres–, así como a los más estrechos colaboradores de lo que más tarde se convertiría en el comando de la actual Mandataria.

La Moneda y la propia Bachelet, trataron de zanjar este tema, por ejemplo, en una entrevista concedida a Cooperativa en junio del 2015. Allí se apuntó a la existencia de la “precampaña” de cuyo financiamiento la Mandataria asegura no haber tenido conocimiento, y que habría sido orquestada en forma independiente por su ex ministro y mano derecha, Rodrigo Peñailillo. Versión que ha tenido diversos detractores, que se hace cada vez más difícil de creer y a la que el Gobierno ha intentado bajarle el perfil.

Pero la última de las cuatro declaraciones entregadas al Ministerio Público por Martelli –formalizado por emitir facturas presumiblemente falsas a SQM por más de $ 245 millones–, el 13 de noviembre pasado, y reproducida en parte por La Tercera el fin de semana, reflota el espinudo tema. En ella, el geógrafo por primera vez apunta a Riquelme, reconociendo que lo conoce “a propósito de la etapa previa a la campaña del 2013. Me lo presentó Peñailillo”.

El operador político, aclaró a la Fiscalía que su relación con Riquelme fue “exclusivamente de trabajo para la futura campaña, al final de la gestión activa de AyN nos reuníamos en su casa, en mi domicilio, cafés y en la oficina de Peñailillo, ubicada en (Francisco) Bilbao con Antonio Varas, en la Fundación Dialoga, y también en la casa de Peñailillo, ya que Cristián Riquelme vivía al lado de Peñailillo, en Ñuñoa. Nos reuníamos por temas políticos pero con el tiempo nos fuimos haciendo amigos, estas reuniones fueron hasta fines de la campaña, es decir, hasta comienzos de 2014”.

Con respecto a los $32,5 millones que traspasó a la cuenta de Riquelme, Martelli señaló a la fiscal Carmen Gloria Segura que aquel le “solicitó recursos para la campaña y yo le hice estos préstamos porque yo tenía compromisos políticos con la campaña”. Según aclaró, el préstamo no se hizo a través de AyN, “porque yo quería que la empresa AyN SPA fuera un tema previo a la campaña presidencial y estos préstamos son casi al final de la gestión activa de AyN SPA”. Además, clarificó que no fue Peñailillo quien le prestara el dinero al ingeniero.

El geógrafo, los pagos y el comando

Riquelme no fue el único que recibió recursos ligados a Martelli antes de ser parte del comando oficial de la entonces candidata.

Entre 2012 y 2013 AyN pagó a 26 personas, muchos de los cuales terminarían sumándose al comando de Bachelet y más tarde al Gobierno.

Además del ex ministro Rodrigo Peñailillo, que recibió $16 millones de AyN, se cuenta la amiga de la Mandataria María Estela Ortiz ($32.177.776 de AyN) –que después obtuvo el cargo de secretaria ejecutiva del Consejo Nacional de la Infancia–;Robinson Pérez ($26.133.330), que luego asumiría como jefe de asesores de Peñailillo en Interior; Héctor Cucumides, que se encargó de facturas en el comando y luego fue coordinador de las actividades públicas de Peñailillo en Interior ($20.166.666); Harold Correa ($15.555.556), que asesoró de forma externa al comando, según ha trascendido, y luego fue jefe de gabinete de Nicolás Eyzaguirre cuando este lideró la cartera de Educación.

También recibió pagos de Martelli la prima de Bachelet, Alicia Galdames Jeria ($2,6 millones), quien tuvo un rol en el área de comunicaciones en el comando y es la actual encargada de prensa del consulado en Lima; así como Gabriel Sepúlveda ($27 millones), que trabajó en el equipo de contenidos de la Mandataria y luego fue jefe de gabinete de la Comisión Nacional de Energía, cargo que mantiene hasta hoy. Junto a Riquelme es uno de los pocos privilegiados de la G-90 que aún no ha sido desvinculados del gobierno

Para el analista político Max Colodro, que Cristián Riquelme “siga en el cargo en La Moneda supone una protección política por parte del Gobierno. Que la Presidenta haya decidido mantenerlo en su cargo es una señal de protección política y lo que está ocurriendo ahora es que Martelli, uno de los afectados por el curso de la investigación judicial, está entregando antecedentes que muestran el carácter sistémico de la estructura de financiamiento que se generó durante la precampaña y que, de alguna manera, prosiguió operando durante el período oficial de la campaña de Michelle Bachelet”.

En su opinión, esto da señales de que “había una estructura que ya funcionaba desde antes de lo que se ha reconocido como la campaña oficial. Una estructura que se armó para la precampaña y que continuó funcionando más o menos con las mismas características y con las mismas personas involucradas durante el periodo legal de campaña”.

En esta línea, Colodro considera muy difícil de creer la versión oficial de Palacio. “El hecho de que ya no sea solo Peñailillo, sino además otros integrantes de ese equipo a los cuales se les entregó por parte de Martelli recursos directamente, muestra precisamente el carácter colectivo de esta estructura. Y eso hace todavía más difícil pensar que, dada la naturaleza de esta estructura de funcionamiento y de financiamiento, la Presidenta no tenía ningún antecedente”.

La caída del muro de contención

Para el analista político Gonzalo Müller, “lo que hace Martelli con su declaración es enredar el tema porque se inventó toda esta teoría de la precampaña asociada a Peñailillo con un rol muy predominante de él y desvinculado, por lo tanto, de Bachelet. Y de hecho ella aclaró que no conoció de nada, no tomó ninguna decisión, nada. Pero Martelli dice que le pasó este préstamo directamente a la campaña y no se lo pidió Peñailillo. Esto ya rompe la lógica de la precampaña e instala a Martelli como un financista de la campaña oficial de la Presidenta”.

Lo anterior, en opinión del abogado, “es el primer link de Martelli hacia el financiamiento irregular directamente a la campaña presidencial (…) si lo hizo como persona natural, con fondos propios, con plata que había recaudado AyN, no tenemos constancia todavía, pero lo que está claro es que él asegura haber financiado parte de la campaña presidencial. De lo cual no hay registro. La campaña rendida no tiene registro de eso. Por lo tanto, sería una irregularidad”.

Müller señala, asimismo, que con la declaración del operador político, “se cae este muro de contención en el sentido de una precampaña sin candidata, porque está hablando que hizo un aporte directo a la campaña y que la persona que habría dado esa orden ni siquiera habría sido Peñailillo. Y, por lo tanto, vuelve a enredar la campaña presidencial en la lógica de la investigación”. En suma, asegura, “se caen dos cortafuegos: el concepto de precampaña y que eran decisiones autónomas de Peñailillo”.

Al respecto, el director ejecutivo del Instituto Libertad, Aldo Cassinelli, estima que “lo que sabemos hasta el minuto es que la campaña fue llevada por amigos o un grupo más cerrado de gente y no por los partidos. Y ese correlato genera un círculo muy cerrado de información y relaciones. Pareciera que de ese círculo más cerrado algunos quedaron fuera, algunos están pagando el costo y otros se están yendo libres de toda culpa. Por eso lo que hace Martelli en cierta forma es transparentar que había campaña. A mí me da la impresión que con su declaración lo que hace es abrir este escenario y decir que hay otras personas involucradas en esto, no solamente él”.

Según Casinelli, la diferencia entre una campaña y una precampaña “es más bien ficticia, porque todos sabemos que la precampaña parte mucho tiempo antes. Entonces, ¿en qué minuto se entregan las platas, se recaudan los fondos? Adscribo más a la tesis de Ignacio Walker, de que es necesario que transparentemos este asunto y digamos que las campañas parten un año antes”.

En tanto, el director del Observatorio Político Electoral UDP, Mauricio Morales, señala que “Peñailillo siempre fue el hombre de confianza de la Presidenta. Él era no solo el gestor programático sino que también el jefe absoluto de la campaña. Su seguro de vida es mantener el suspenso. No negó ni afirmó el conocimiento de la Presidenta respecto al proceso. Pudo de inmediato decir que no sabía, pero mantuvo el suspenso. Si él dijera que la Presidenta sabía, eso sería un problema político mayor”.

Peñailillo sabe, según Morales, “que en sus manos está parte de lo que se juega este Gobierno y este sabe, a su vez, que Peñailillo aún mantiene una importante cuota de poder. Su amenaza, desde el punto de vista político, es creíble: ‘Si caigo yo, caemos todos’. De ahí que haya recibido protección de (Enrique) Correa. Nada es gratis, menos en política”, concluye, al tiempo que apunta al desembarco del ex ministro en Flacso, en el cual el lobbista Enrique Correa jugó un rol.

[cita tipo= «destaque»]Colodro considera muy difícil de creer la versión oficial de Palacio. “El hecho de que que ya no sea solo Peñailillo sino además otros integrantes de ese equipo a los cuales se les entregó por parte de Martelli recursos directamente, muestra precisamente el carácter colectivo de esta estructura. Y eso hace todavía más difícil pensar que, dada la naturaleza de esta estructura de funcionamiento y de financiamiento, la Presidenta no tenía ningún antecedente”.[/cita]

New York, New York

Martelli señaló en una de sus declaraciones anteriores ante la Fiscalía que él le había pagado pasajes a New York al ex ministro del Interior Rodrigo Peñailillo. “Los pasajes de Peñailillo, él mismo me pidió que los pagara”. Estos se inscribirían, también, dentro de la precampaña de Michelle Bachelet.

Fueron dos pasajes pagados con facturas que emitió AyN a Turismo Cocha: una del 12 de noviembre de 2012 por $1.217.986 y otra del 15 de marzo de 2013 por $1.203.370.

El primer viaje de Peñailillo duró cinco días, entre el 21 y 25 de noviembre. El segundo pasaje para Peñailillo se produce justo antes de que la actual jefa de Estado retornara a Chile para arrancar formalmente la segunda carrera presidencial, ya renunciada a la ONU.

“El punto clave es el contenido de esas reuniones”, dice el profesor de la Universidad Diego Portales, Patricio Navia. “También cuando Peñailillo hablaba para reunir fondos y hablaba con Martelli, lo hacía en nombre de Bachelet. Presumiblemente esta gente creía que él lo hacía en su nombre, por lo que tiene que haber alguna evidencia. Si tú vienes a preguntarme algo y me dices ‘oye, vengo en nombre de tal’, necesito alguna prueba de que eso es así”.

Por lo anterior, según Navia, el Ministerio Público debiera llamar a declarar a Peñailillo y Bachelet. “En el caso de la Mandataria, para que aclare su relación con Peñailillo y con la precampaña que todos sabemos que existió. Hubo gente que fue a grabar a EE.UU. Y alguien les pagó a ellos. Era evidentemente precampaña”.

La referencia del cientista político dice relación con los pasajes que AyN pagó a Michel Zalaquett y Claudio Labrín, quienes junto a Nicolás Rebolledo armaron la agencia DID que elaboró el video que mostró a Bachelet caminando por Nueva York como directora de ONU mujeres y que se lanzó el 13 de abril de 2013 en el Teatro Caupolicán, durante su proclamación como candidata del PPD y el PS para las primarias de la Nueva Mayoría. DID también registra, según el Servel, pagos por rendición de campaña por un total de $39 millones 238 mil.

Por su parte, Rebolledo y Zalaquett fueron directores de Sentidos Comunes, de acuerdo a La Tercera. Mientras trabajaron en el proyecto de Fundación Dialoga coincidieron con María Angélica “Jupi” Álvarez y comenzaron a forjar lazos.

Michel Zalaquett viajó entre el 3 y el 21 de marzo de 2013 a New York junto a Claudio Labrín, quien más tarde trabajaría en el equipo creativo de la campaña presidencial de Bachelet. Sus pasajes fueron pagados por Martelli y cada uno costó $1.203.370. El geógrafo también pagó un segundo pasaje entre New York y Atlanta para Zalaquett, por un total de $152.950.

Una vez ganada las elecciones en Chile, Labrín y Zalaquett se sumaron a la Secretaría General de Gobierno de Michelle Bachelet. Zalaquett fue asesor en diseño comunicacional y digital, entre abril de 2014 y agosto de 2015. En el mismo periodo, Labrín trabajó como experto audiovisual, mientras que Michel Zalaquett se desempeñó como asesor comunicacional a honorarios de la misma institución entre abril y agosto del año pasado.

La precampaña en el Congreso

La coordinación política para allanar el retorno a Chile de Michelle Bachelet operó también en el Congreso durante el mandato de Sebastián Piñera, tal como publicó este medio en un reportaje de junio de 2015. Fueron varios los parlamentarios que se coordinaron y actuaron con el objetivo de evitar que la investigación judicial por los muertos del 27-F alcanzara a la, en ese entonces, ex Mandataria.

Dos actores claves de ese tiempo que mantuvieron un contacto privilegiado con el equipo de Bachelet en Chile fueron –según el mismo reportaje de este medio– Felipe Harboe (PPD) y Carlos Montes (PS). Ambos formaban parte de la comisión investigadora del caso. Harboe había sido subsecretario de Interior del primer Gobierno de Bachelet y mantenía una relativa cercanía. Montes, por su parte, se “acercó” a la Presidenta durante su primera campaña presidencial de 2005 y se convirtió rápidamente en un “interlocutor válido” para el Ejecutivo en el Congreso. Los contactos de ambos con el equipo que operaba en Dialoga eran fluidos. Harboe se contactaba con Peñailillo, con quien mantiene cercanía pese a no ser “amigos”, y Montes hablaba con el resto del entonces círculo de hierro de Bachelet.

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