A pesar de los cuestionamientos en episodios claves –como el caso del estudiante Rodrigo Avilés o una indagatoria por compras con sobreprecio o que el apuntado como líder del megafraude lo haya mencionado entre quienes sabían del desfalco–, el oficial siempre ha salido indemne. Es más, ha sido ascendido por sus superiores. Ahora enfrenta su prueba de fuego en un caso que tiene, una vez más, en medio de cuestionamientos a la institución.
Cuando el Gobierno le pidió “celeridad” al general Bruno Villalobos para aclarar, desde Carabineros, el supuesto montaje de evidencias en la Operación Huracán, el mensaje también iba directo para Julio Pineda Peña, el subdirector de la institución. Y es que Pineda fue nombrado el 28 de enero de este año, por el Ministerio del Interior, como el oficial a cargo de hacer un sumario interno, con el fin de aclarar lo que ocurrió en el polémico caso, y sin dejar margen para equivocaciones. Claramente, su línea de crédito está agotada. Hace poco, el 18 de diciembre del año pasado, fue confirmado en el alto mando de la policía uniformada. Así, ascendió desde su puesto como director de personal, a subdirector. Una decisión contra todos los pronósticos, que lo situaban entre los generales que iban a dejar la institución, salpicados por el megafraude de $26 mil millones.
En efecto, Pineda fue mencionado por Flavio Echeverría –apuntado en la investigación por el desfalco como el líder del grupo– como una de las personas que estaba enterada de lo que pasaba, ya que al momento de los hechos era director de personal. «Yo creo que el general Blu y el general (Julio) Pineda también sabían de otros nombres, por eso no hablé con el general director», fue lo que dijo Echeverría en su segunda declaración ante el fiscal de la causa, Eugenio Campos.
Pineda fue agregado policial de Chile en España, cuando el embajador era el ex senador RN Sergio Romero. Lo recuerdan como un oficial discreto y muy eficaz para establecer relaciones en ese momento con la policía española, pero también con la alcaldesa y los vecinos de Quilicura, cuando estuvo destinado como la máxima autoridad policial de esa comuna.
Sin embargo, Pineda se olvidó de la diplomacia cuando, tres meses después que Echeverría lo nombrara como una de las personas que sabía del fraude, en una ceremonia de egreso de nuevo contingente señaló, refiriéndose al robo, que “es menester dar vuelta la página, despercudiéndose de todos los daños que la amoralidad e inmoralidad de unos pocos (…) nos produjeron con tanto desdén y menosprecio».
A Pineda no le ha costado despercudirse de los episodios más cuestionados de su carrera. El más conocido por la opinión pública es el que ocurrió mientras era general jefe de la V Zona, con asiento en Valparaíso, un puesto cotizado por la visibilidad, pero también porque el puerto es una zona caliente donde, periódicamente, se hace frente a episodios relacionados con el orden público, a partir de protestas u otras manifestaciones callejeras.
Pineda arribó el 2011, enfrentó las marchas del movimiento estudiantil y logró una fluida –y otra vez bien recordada– relación de trabajo con las autoridades civiles de la zona. Pero volvió a equivocarse el 21 de mayo de 2015, un día crítico para la policía, en que las cosas salieron mal.
Durante las protestas, el chorro de un carro lanzagua golpeó al estudiante Rodrigo Avilés, dejándolo hospitalizado por dos meses. Al día siguiente, Pineda dijo a la prensa: «No habría participación de Carabineros. Los antecedentes que tenemos es que fue una caída de la persona sola”. Pero las imágenes de televisión y la posterior indagatoria demostraron que fue el chorro de agua el que botó al estudiante. El sargento Manuel Noya, que hizo de “pitonero” ese día en el carro, fue dado de baja. La diplomacia también quedó a un lado. Los padres del joven herido hicieron pública su molestia por la poca deferencia de la institución representada por el general, que nunca más se comunicó con ellos.
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Pero la carrera de Pineda siguió en ascenso. Pesó más el manejo que tuvo en diciembre de 2012 con un caso de acoso sexual. Tres carabineras denunciaron al coronel Luis Roa, jefe de la Primera Comisaría de Viña del Mar. Luego de la investigación interna, donde se estableció que el inculpado “hizo uso de su posición jerárquica a fin de presionar a funcionarias que realizaban labores en la Unidad bajo su Mando y haber ejercido un hostigamiento en contra de las carabineras, a quienes habría dado un trato incorrecto al emplear un lenguaje soez en su contra”, Pineda, su superior directo lo sancionó con tres días de “arresto con servicio”, lo que en la práctica significa no salir del cuartel después de terminar su jornada laboral. Además, se dispuso su traslado a la Región Metropolitana.
Pineda volvería a demostrar su habilidad para salir ileso de los problemas en diciembre de 2015. El Gobierno lo llamó a Santiago para que diera explicaciones luego de los incidentes en el estadio Elías Figueroa de Valparaíso, en la final del campeonato entre Santiago Wanderers y Colo Colo. Solo hubo 12 detenidos, aunque otra vez las imágenes mostraban una batalla campal entre barristas que coparon la cancha. De cualquier forma, si hubo un reproche a Pineda, ello no tuvo una expresión práctica. Dos meses después, era ascendido como jefe en la Dirección Nacional de Personal.
Para dicho ascenso no contaron las dudas que dejó la investigación que Pineda encabezó en 2013, cuando le pidieron aclarar una denuncia por compras de generadores eléctricos con un millonario sobreprecio.
Varios oficiales involucrados –según publicó Ciper– dijeron que Pineda evitó involucrar a Gerardo González Theodor, otro general más antiguo, cuyo nombre aparecía en otras licitaciones cuestionadas y que fue apuntado como muy cercano a él. A pesar de que se comprobaron los sobreprecios y, según Carabineros, González Theodor declaró dos veces, pasó a retiro al año siguiente, en 2014, y la investigación comandada por el general Pineda no lo incluyó entre los oficiales sancionados.
Ahora, el trabajo de Julio Pineda en la indagatoria por la Operación Huracán tiene todos los ojos puestos encima. Él lo sabe y dio su primer golpe de efecto al pedir al FBI que realizara un peritaje imparcial a los elementos de prueba cuestionados. Aunque la investigación interna se lleva adelante con hermetismo, trascendió que ya han declarado durante horas los oficiales de la Unidad de Inteligencia Operativa Especial (UIOE), con sede en La Araucanía y desde donde se fraguó la cuestionada operación. Además del civil Álex Smith, desarrollador del software con el que supuestamente fueron intervenidos los teléfonos de los comuneros mapuche.
A la prensa, Pineda solo ha dicho que espera que “todas las cosas queden claras, para que la gente pueda continuar trabajando en las cosas del día a día”. Sobre plazos, aunque el Gobierno le pidió rapidez, Pineda no ha entregado ninguno.