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Sebastián Sichel, la «promesa del Macron chileno» que se desvaneció PAÍS

Sebastián Sichel, la «promesa del Macron chileno» que se desvaneció

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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El ministro a cargo del Ministerio de Desarrollo Social ha despertado fuertes críticas al interior de Chile Vamos. Más allá de la resistencia que han mostrado los partidos desde el día uno de su nombramiento, esta vez sectores del propio piñerismo apuntan a que el secretario de Estado ha tenido un rol secundario en medio de la crisis. Uno de los principales fracasos es el de los Diálogos Ciudadanos, los que pasaron sin pena ni gloria, tanto así que, desde el oficialismo, aseguran que “la promesa del Macrón chileno nunca llegó”.


Sebastián Sichel fue una de las apuestas más arriesgadas del Presidente Sebastián Piñera para su gabinete ministerial. El abogado, que llegó en reemplazo del ministro Alfredo Moreno en el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, fue el rostro del mundo de centro escogido por el Mandatario, para dar muestra de que su Gobierno superaba la alianza de Chile Vamos.

Sichel venía con el sello de haber pasado por la Democracia Cristiana, haber fundado el extinto Ciudadanos y, tras el estallido de octubre, fue promovido por el piñerismo como el rostro del lado social y dialogante del Gobierno. Pasados los meses, las críticas al interior del oficialismo se han dejado caer con fuerza y no solo al interior de los partidos –los que nunca tuvieron a Sichel dentro de sus favoritos– sino a nivel transversal. Los cuestionamientos apuntan a su ausencia, a la falta de dominio en la agenda social del Gobierno y la “irrelevancia de los diálogos ciudadanos”, dirigidos por el ministro.

Tras la apertura de La Moneda a hablar de una nueva Constitución, surgió la idea de levantar un proceso de diálogos ciudadanos, que se hicieran cargo de los insumos creados a partir de cabildos y asambleas autoconvocadas que surgieron en el marco de las jornadas de protestas nacionales, a través de un mecanismo que fuera dirigido por el Gobierno y los municipios. La idea era crear un diseño similar al del presidente francés Emmanuel Macron, utilizado para descomprimir las protestas de los chalecos amarillos, y así se levantó la promesa de ver a Sichel recorriendo el país y conversando con la gente, tal como se hizo en Francia.

Fuentes de Palacio resaltan que el ministro Sichel contactó a especialistas extranjeros para diseñar un sistema realmente participativo, pero añaden que la asesoría tardó “más tiempo del que se tenía”, por lo que la idea comenzó a quedar rezagada. En la oposición aseguran que el proyecto fue “un voladero de luces, una salida rápida ante la presión social” y que nunca existió la voluntad de hacer algo “realmente participativo”.

Con el tiempo la figura de los diálogos ciudadanos se fue reduciendo, junto con la injerencia del Gobierno en el proceso constituyente, mientras que la consulta municipal de mediados de diciembre logró captar toda la atención. Así, los diálogos quedaron acotados solo a la construcción de la agenda social, bajo el eslogan: “El Chile que queremos”.

Cercanos al ministro destacan que se optó por esperar “la definición constitucional para concentrar los esfuerzos en la Agenda Social” y, así, “no afectar un acuerdo tan relevante”. Hasta el momento se han subido 2.071 actas de diálogos a nivel nacional, con un total de 19 mil participantes. A pesar de estas cifras, desde el oficialismo aseguran que “la promesa del Macrón chileno nunca llegó”.

Falta de agenda

El lema del ministro Sichel, al asumir la cartera de Desarrollo Social y Familia, era el de “un ministerio que se ponga los bototos”, que salga a la calle y conecte con los sectores de la clase media, pero quedó en el olvido. Con un perfil “cercano y una historia de esfuerzo, era un buen candidato”, recalcan quienes lo conocen, pero el problema sería “la dura resistencia de los partidos y parte del Gobierno, que se negaron a darle ese protagonismo”, agrega un excolaborador.

En los más de seis meses que lleva a cargo de la cartera de Desarrollo Social, ha tenido más bajos que altos, como el fracaso de la Consulta Indígena, fierro caliente que tuvo que tomar tras la salida de Alfredo Moreno. A esto se suma el anuncio del cierre de la Injuv, pero lo que más causó extrañeza fue su ausencia en la catástrofe provocada por los incendios que afectaron a Valparaíso para el día de Navidad, en donde se vio solo al subsecretario de Servicios Sociales, Sebastián Villarreal.

En el Parlamento tienen una visión distinta al respecto. Los parlamentarios oficialistas coinciden en que el Sichel “no se saca partido” y que el ministro Ignacio Briones, junto a la ministra María José Zaldívar, “son quienes más trabajan en el Congreso”. A pesar de que a Sichel le ha tocado estar en la tramitación del Bono de Ayuda Familiar y del subsidio al ingreso mínimo, en donde “ocupa un rol secundario”, señalan desde Chile Vamos.

En la oposición sostienen que no lo han visto como un “articulador de la agenda social”, sino más bien como “un acompañante del resto del gabinete”. Desde la Comisión de Desarrollo Social de la Cámara, la diputada Claudia Mix señala que «al ministro Sichel yo lo he visto dos veces en el Congreso. Para cuando fue a presentarse a la comisión de Desarrollo Social y cuando fue a presentar unas indicaciones al proyecto de Cuidadoras. Bueno, hay una tercera, que no cuenta mucho, cuando acompañó al ministro de Hacienda a su interpelación».

Agrega que «el problema que grafica esto es que los ministros son la expresión de la falta de gestión y la incapacidad política de este Gobierno. No existe diálogo ni menos algún atisbo de idea para saber sus propuestas. Este es un Gobierno ausente».

Desde el círculo de Sichel resaltan que el ministro “mantiene una relación fluida y diaria con los principales dirigentes de Chile Vamos y está bien coordinado con los parlamentarios en el Congreso”. Destacan, asimismo, que gracias a su gestión el bono de ayuda familiar “salió en una semana y se pudo entregar antes de Navidad” y que el proyecto de ingreso ético se encuentra en segundo trámite, “en menos de un mes, todo con acuerdos amplios”. Además, “la próxima semana estará presente en las comisiones que revisarán el Ingreso Mínimo Garantizado”.

Gestiones que al interior de La Moneda han sido calificadas como “poco eficientes”, aunque –subrayan– esto sería un “síntoma del síndrome de ineficiencia que ataca a los miembros del comité político”, el que no estaría “dando el ancho, han quedado completamente en la irrelevancia”. Afirman que no han tenido la capacidad de “blindar al Presidente” y “ni la vocera, ni el ministro del Interior”.

Un converso no querido

Uno de los aspectos del ministro Sichel que más resquemores causa al interior de Chile Vamos es su postura “condescendiente ante la crisis”, indican desde el gabinete. El jefe de la cartera de Desarrollo Social ha cimentado una estrategia de desobediencia a las líneas que ha impulsado Palacio, principalmente, contra las que impulsó el exministro Andrés Chadwick.

Tras el cambio de gabinete del 28 de octubre, el ministro declaró a TVN: «Dejemos de jugar a que sabemos lo que la gente quiere», una frase que no fue bien vista desde los sectores más conservadores del Gobierno, razón por la que semanas después salió a decir que el tiempo de las manifestaciones había pasado. Además, su postura respecto a los escaños reservados para pueblos originarios también trajo comentarios internos, ya que es sabido que el propio Presidente Piñera no está de acuerdo con tal figura.

Al interior del Gobierno recalcan que el exvicepresidente de la Corfo “no tiene compromiso con el proyecto de Chile Vamos” y que corresponde más a un capricho del Mandatario tenerlo en ese puesto. Añaden que no es debido a su pasado democratacristiano, ya que “en la derecha nos encantan los conversos, el problema es que realmente nunca se ha convertido”. Es más, cada cierto tiempo salen a la luz las complicaciones que causó su nombramiento en Corfo, debido a los conflictos de interés respecto al proceso de licitación de la extracción de litio, luego que se diera a conocer una asesoría a la empresa Albemarle.

Cabe recordar que el ministro nunca ha sido querido al interior de los partidos oficialistas. La primera que prendió las alarmas fue la UDI, que vio cómo el ministerio, que define el lineamiento de las políticas públicas del país, se les iba de las manos en un abrir y cerrar de ojos. Ya que, si bien el ahora ministro Moreno no es militante gremialista, el partido encabezado por Jacqueline van Rysselberghe sí vio un aliado en él durante toda su gestión.

Sebastián Sichel llegó a ocupar un sillón en el comité político de Palacio, espacio estratégico de toma de decisiones de la administración, a lo que se le sumó que cayó en medio de la disputa respecto a cuál es el verdadero representante de la derecha social: RN o la UDI.

Esa es una de las razones de por qué a la UDI le dolió tanto el haber perdido ese espacio, considerando que el otro ministerio de corte social es Vivienda, el cual está encabezado por un expresidente de Renovación Nacional, Cristián Monckeberg. En entrevista en La Segunda, el lunes 6 de enero, la presidenta de la UDI señaló que, “creemos que debiéramos seguir en Chile Vamos, pero con un mandato claro del consejo de defender las ideas de derecha. Como UDI somos el único partido de derecha social del conglomerado”.

Pero desde el entorno de Sichel aseguran que “el ministro tiene excelente relación con los partidos de Chile Vamos, conversa regularmente con los jefes de partido, ha almorzado con las bancadas en el Congreso y tiene en especial buena relación con Mario Desbordes, Jacqueline van Rysselberghe y con Jaime Bellolio, entre varios otros”.

Apreciación que parece distante de la que tienen los principales liderazgos de la UDI y RN, círculos en los que ven que el ministro “tiene los días contados, si no logra sacar adelante la agenda social”.

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