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El desembarco bacheletista y ex Concertación en La Moneda que pone nerviosos a algunos PAÍS

El desembarco bacheletista y ex Concertación en La Moneda que pone nerviosos a algunos

Raúl Espina
Por : Raúl Espina Periodista de El Mostrador
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Nicolás Eyzaguirre, Ana Lya Uriarte y Lucía Dammert. Tres nombres y tres rostros con pasado en gobiernos de la Ex Concertación y ex Nueva Mayoría, que hoy desempeñan diferentes cargos en el Gobierno, y cuya presencia en La Moneda es muestra evidente del intento del Presidente Gabriel Boric por lograr mayorías y ampliar su espectro político. Un giro hacia ese sector que se evidenció en la reunión que el mandatario sostuvo, hace unas semanas, con el ex Presidente Ricardo Lagos, y en el empoderamiento de ciertos liderazgos del Socialismo Democrático al interior del Oficialismo, pese a resistencias provenientes de Apruebo Dignidad, su lugar de origen y base de apoyo original. Además, un eventual cambio de gabinete- que según el Gobierno se efectuaría después del plebiscito de salida- concita el interés de los partidos del Socialismo Democrático, ex Concertación, del bacheletismo, e incluso de algunos sectores de la DC, ante la posibilidad de ser convocados a asumir un cargo relevante, como en el Ministerio del Interior, algo que pone nerviosos a más de algún residente de Palacio, ya que recuerda la mala experiencia de la Nueva Mayoría cuando la expresidenta Bachelet convocó a Jorge Burgos (DC) en reemplazo de Rodrigo Peñailillo.


Fue el pasado jueves 23 de junio cuando el Presidente Gabriel Boric se trasladó hasta la sede de la Fundación Democracia y Desarrollo, para sostener una reunión con el ex Presidente Ricardo Lagos. Con el objetivo de dialogar sobre «Chile y sus desafíos», el Mandatario justificó este encuentro asegurando que «la historia de nuestra República es siempre más grande que cada uno de nosotros por separado, y hace bien escuchar y aprender de quienes nos antecedieron». Una señal que, según analistas, buscaba tender puentes hacia un sector de la ex Concertación donde Lagos ocupa una posición de liderazgo, y que le permitiría al actual Gobierno extender su base de apoyo, considerando los desafíos de llevar adelante su programa de reformas estructurales y de conducir la transición hacia una nueva Constitución, cual sea el resultado en el próximo plebiscito de salida.

Gran parte de los cuestionamientos que generó este gesto de acercamiento entre el Presidente Boric y el mundo de la ex Concertación, apuntaban sobre todo a la visión crítica que el propio Jefe de Estado tuvo en el pasado hacia la forma en que, a su juicio, gobiernos como el encabezado por Ricardo Lagos simplemente administraron el modelo neoliberal, emergido en dictadura. Fue en septiembre de 2016, que un entonces diputado Boric dijo que, según su parecer, «Lagos es parte de quienes han generado el malestar que hoy atraviesa el pueblo de Chile y yo creo que él está en una posición contraria de quienes padecen ese malestar”. También lo apuntó como uno de los responsables del endeudamiento estudiantil, en torno a su rol en la creación del Crédito con Aval del Estado, junto a su ex ministro de Educación, Sergio Bitar, y el ex titular de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre. Este último, quien aparece como uno de los más recientes «fichajes» del gobierno de Boric, en el Ministerio de Vivienda, cumpliendo labores de asesoría financiera.

Analistas e integrantes del comité político del actual Gobierno desdramatizan este «giro» en el discurso de un Gabriel Boric que, a su entender, ha asumido en los últimos años un rol de liderazgo político que lleva consigo asumir errores, corres riesgos y cruzar la vereda en búsqueda de acuerdos políticos transversales. Fue este tipo de decisiones lo que lo llevó a ser uno de los escasos políticos de su sector que firmaron el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, que abrió paso al proceso constituyente, y por lo cual fue fuertemente criticado, en el calor de la protesta social. También fue cuestionado cuando entendió que para triunfar en la segunda vuelta presidencial debía sumar fuerzas políticas que no formaban parte de su coalición original, como lo es el llamado Socialismo Democrático y que agrupa a partidos ligados a la ex Concertación o ex Nueva Mayoría, como el PPD (fundado por el propio Lagos), el PS, el PR, el PL y la plataforma Nuevo Trato (NT).

Ahora, en las vísperas del plebiscito de salida del proceso constituyente, la denominada centro izquierda aparece dividida, entre aquellos sectores que apoyan decididamente la opción Apruebo, quienes buscan aprobar con la perspectiva de «mejorar» o «reformar» la propuesta de nueva Constitución, y aquellos rostros que decididamente han optado por inclinarse por el Rechazo. En un ambiente de división y tensión, el propio mandatario ha explicitado que el Gobierno debe ponerse en todos los escenarios, y que su programa seguirá ejecutándose, sea cual sea el resultado del plebiscito del próximo 4 de septiembre. En un clima polarizado, y considerando que ambas coaliciones oficialistas (Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático) no logran congregar las mayorías parlamentarias necesarias para que los proyectos de ley impulsados por el Ejecutivo consigan un trámite exitoso en el Congreso, desde Palacio asumen que el abrirse a conversaciones con otros sectores, resulta indispensable. En la construcción de esa estrategia, el Presidente Boric se ha mostrado dispuesto a congregar a aquellos sectores progresistas- ligados a la ex Concertación o ex Nueva Mayoría- que puedan sumarle experiencia política a un gabinete que, en su mayoría, vive su primera experiencia como autoridades de Gobierno.

Para analistas políticos este gesto hace alusión a una «toma de consciencia» y de pragmatismo por parte del mandatario, y que se relaciona, además, con la especulaciones sobre un posible cambio de gabinete, que según recientes declaraciones de la ministra vocera Camila Vallejo y del propio Presidente Boric, no se concretaría antes del 4 de septiembre. En una actividad oficial en Viña del Mar, este jueves, el jefe de Estado aseguró que «todo es perfectible» y que sus ministros están en «constante evaluación». Frente a la posibilidad de un inminente ajuste ministerial, aseguró que «no lo estoy evaluando por ahora, es una discusión que tendremos después del plebiscito”. Un cambio de gabinete que podría eventualmente tener a protagonista a la ministra del Interior, Izkia Siches, quien es cercana al Mandatario y fue uno de los rostros importantes en su campaña presidencial. Dicha posibilidad abre el apetito de los partidos de Socialismo Democrático, e incluso de algunos sectores ligados a la ex Concertación, quienes estarían dispuestos a contribuir con su «experiencia política» para ocupar uno de los cargos más cotizados y con mayor exposición pública en La Moneda. Una estrategia que hace recordar el nombramiento de Jorge Burgos en la cartera de Interior en 2015- en el segundo Gobierno de Bachelet- quien llegó a reemplazar a Rodrigo Peñailillo- criticado por su vinculación al caso SQM y el manejo del caso Caval. Después de un año de gestión, Burgos finalmente decidió renunciar a su cargo, en medio de desencuentros con la mandataria y una experiencia de la cual no tienen buenos recuerdos en el bacheletismo.

En ese sentido, la reciente incorporación del exministro de Hacienda y Educación, Nicolás Eyzaguirre (PPD), como asesor en la cartera de Vivienda, por expresa petición del ministro Carlos Montes, es un reforzamiento de estas líneas de colaboración trazadas al interior de Palacio, y que generan ciertas discrepancias en algunos partidos oficialistas- específicamente de Apruebo Dignidad- en donde sostienen la idea de que el programa de Gobierno está sustentado en la superación del modelo neoliberal, y que quienes se sumen al Ejecutivo, ya sea como asesores o en cargos directivos, deben necesariamente suscribir esa visión de hacer política. Mientras algunos militantes celebran la amplitud política por la que ha apostado el Mandatario, otros hacen notar la diferencia entre la ex Concertación y la ex Nueva Mayoría, estando esta última experiencia ligada necesariamente a la figura de la ex Presidenta Michelle Bachelet, quien manifestó su apoyo a Boric de cara a la segunda vuelta presidencial, y que ha evidenciado su postura a favor de una nueva Constitución.

Precisamente, en relación al nexo existente entre el «bacheletismo» y el actual Gobierno, se pueden detectar al menos 14 nombres de personas cercanas a la ex mandataria y que cumplieron un rol importante en la campaña presidencial de Gabriel Boric o que actualmente ocupan algún puesto de Gobierno. En dicha lista se encuentran la actual embajadora de Chile ante la ONU, Paula Narváez; la exjefa de prensa de Bachelet y sindicada como artífice del nexo entre Boric y la ex Presidenta, Haydeé Rojas; el ex ministro de la Segpres y actual asesor del subsecretario del Interior Manuel Monsalve, Gabriel de la Fuente (PS); la ex asesora de la Subsecretaría del Interior y actual jefa de asesores del gabinete presidencial, Lucía Dammert; y la exministra de Medio Ambiente, exjefa de Gabinete de Bachelet y actual asesora de la ministra del Interior Izkia Siches, Ana Lya Uriarte. Además, entre quienes conforman el actual gabinete ministerial se encuentran: la exsubsecretaria de Salud y actual ministra de Desarrollo Social, Jeannette Vega (PPD); la exsubsecretaria de Previsión Social y actual ministra de Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara (PC); y la titular de Medio Ambiente y designada en 2018 por Michelle Bachelet como representante de la Presidencia para la Comisión Asesora Presidencial Permanente de Cambio Climático, Maisa Rojas (Independiente).

El arribo de Ana Lya Uriarte, uno de los rostros sobrevivientes del bacheletismo

El pasado miércoles 18 de miércoles se hizo público lo que en ese entonces, era un secreto a voces. La abogada y militante socialista Ana Lya Uriarte, congelaba sus funciones como directora de la Fundación Horizonte Ciudadano- creada por Michelle Bachelet en 2018- para asumir como jefa de gabinete de la ministra del Interior, Izkia Siches. El arribo de Uriarte, en medio de la crisis de asesores de la ministra- que significó la salida de Roberto Estay de la cartera- se justificó, en gran medida, por la cercanía que generó con Siches previo a su nombramiento y en sus dos primeros meses de gestión, cuando brindó asesorías y de esa forma, estrecharon lazos, que facilitaron su llegada al ministerio. Un nombramiento que generó críticas, provenientes sobre todo desde Apruebo Dignidad, en relación a su pasado concertacionista, su política de secretismo y hermetismo cuando se desempeñó como jefa de gabinete de la ex Presidenta Bachelet en su segundo Gobierno, y su vinculación con una de las aristas por estafa en el caso Caval.

Particularmente, llama la atención de algunos militantes oficialistas el eventual rol que pudo haber tenido Uriarte, en los informes que hizo- en su condición de abogada- para la empresa, propiedad de la ex nuera de Bachelet, Natalia Compagnon, en 2012, y por los que habría cobrado $20 millones de pesos. Una arista por la cual la actual asesora de la ministra Siches está citada a declarar el próximo 4 de octubre, en calidad de testigo, en el Tribunal Oral en lo Penal de Rancagua, junto a quienes fueron los controladores del bullado emprendimiento: Mauricio Valero, Natalia Compagnon y Sebastián Dávalos, según información disponible en el sitio web del Poder Judicial.

Al respecto, y en un intento por dar explicaciones, Uriarte dijo a través de una carta, que «la relación con Caval se desarrolló entre los meses de mayo y julio del año 2012, está debidamente rendida, y durante su desarrollo imperó un trato estrictamente profesional y apegado, también estrictamente a los términos en que la asesoría legal de carácter exclusivamente ambiental nos fue solicitada (…) No he hecho más que prestar servicios profesionales dentro del ámbito de mi especialidad, dentro del marco ético y legal, sin más pretensión que ejercer legítimamente mi profesión, sin que haya existido conflicto de ninguna especie en tal actuación”.

Lo cierto es que más allá de las críticas que generó su aterrizaje en el Ministerio del Interior, Uriarte -que mantiene una estrecha relación de amistad con la ex Presidenta Bachelet- llegó al Gobierno con el objetivo de mejorar la gestión del gabinete encabezado por la ministra Izkia Siches. Sus redes políticas al interior de los partidos oficialistas, sobre todo del Socialismo Democrático, le permiten aportar experiencia en el aparato estatal, que es algo que el FA no tiene, y que al Presidente Boric le preocupa. Su innegable vínculo con el bacheletismo, de todas maneras, enciende las alarmas al interior de algunos sectores de Apruebo Dignidad, en relación a la política de hermetismo que caracterizó la última etapa de la ex mandataria en La Moneda, cuando Uriarte era su principal asesora y jefa de gabinete. También algunos militantes cuestionan el real impacto que ha tenido el rol de la abogada en estos dos meses de gestión, y si ha logrado o no, traspasar su experiencia política a la ministra Siches, duramente criticada en un principio.

Al respecto, el columnista de El Mostrador, Germán Silva Cuadra, considera que «, los gestos hacia el bacheletismo han sido mutuos, después del anuncio de la ex Presidenta de su retorno al país, el cual es obviamente para cumplir un rol después del plebiscito, para encausar lo que va a venir después, que va a ser muy complejo. En ese sentido, el bacheletismo al interior del Gobierno ha sumado figuras claves, por lo que las señales son muy claras y concretas sobre este acercamiento, y yo tengo la impresión de que el Presidente Boric está preparando una apertura de la coalición, le guste o no le guste al Frente Amplio y al PC, que signifique incorporar a lo que fue la Nueva Mayoría más progresista, que está evidenciando sus posturas a propósito del Apruebo. El problema que hay ahora, en momentos de incertidumbre social, política y económica, lo que demanda la ciudadanía son certezas. Por lo que si hay alguien que se podría incomodar con esta apertura es precisamente el Frente Amplio, considerando que el Partido Comunista fue parte del Gobierno de la ex Presidenta Bachelet».

El reciente fichaje de Nicolás Eyzaguirre, en la cornisa entre la ex Concertación y el bacheletismo

Sobre el arribo de figuras como Ana Lya Uriarte, y la reciente incorporación de Nicolás Eyzaguirre como asesor del ministro de Vivienda, Carlos Montes (PS), la integrante del comité político ampliado de Gobierno y presidenta del FRVS, Flavia Torrealba, apunta a que haría una distinción entre el bacheletismo y la ex Concertación, siendo este último sector, desde donde, a su juicio, «emanan todas estas personas que están en el grupo de los “amarillos” u oponiéndose fuertemente a las transformaciones que plantea la nueva Constitución. Por el contrario, Torrealba cree que «el bacheletismo fue un sector que impulsó cambios y que tuvo un tono muy progresista, que finalmente fue obstaculizado por un partido transversal, que se opuso a los cambios de fondo. Así que haría la primera distinción, por lo tanto, naturalmente que es mucho más fácil relacionarse con los sectores bacheletistas, y no así con algunos sectores de la ex Concertación, que, de todas maneras, no me perece que los más conservadores estén participando del Gobierno.

Nicolás Eyzaguirre pareciera estar en un límite fronterizo entre ambos mundos que desde el oficialismo prefieren diferenciar: la ex Concertación y la ex Nueva Mayoría o bacheletismo. El economista y militante del PPD tiene una vasta experiencia política y se desempeñó como ministro de Hacienda en el Gobierno de Ricardo Lagos, cargo que repetiría en la segunda gestión de Michelle Bachelet, en donde también asumió las carteras de Educación y Segpres. Quien fue apuntado por el entonces diputado Gabriel Boric como uno de los responsables del endeudamiento en la educación superior, en torno a la creación del Crédito con Aval del Estado, respondió al llamado del ministro de Vivienda, Carlos Montes, y asumirá un rol específico relacionado con el financiamiento de viviendas sociales y asesorías en torno al debate tributario.

Intentando explicar esta nominación, el ministro Montes dijo que «es una preocupación que he tenido desde siempre. El ministerio de Vivienda está desvinculado del mercado financiero y del tema tributario, y desde acá no surgen ideas ni propuestas frente a esto. Conversé de este tema con distintas personas del Gobierno, examiné los antecedentes de personas que me propusieron y llegué a la conclusión de incorporar a alguien más fogueado y con más experiencia en estos temas, y hablé con Nicolás Eyzaguirre”, cuenta el ministro Montes.

El encargo específico que le hizo Montes a Eyzaguirre es encargarse de vincular el financiamiento de las viviendas sociales con el mercado financiero. En ese sentido, el Ministerio tiene como meta construir 260 mil viviendas en los cuatro años para paliar en parte el déficit que se calcula en 600 mil viviendas, el cual se ha ido formando en un periodo largo de tiempo y que, según explican desde la cartera de Vivienda, se profundizó con la pandemia y la llegada de migrantes. Un reto difícil para un economista que en el contexto de la reciente definición presidencial, señaló a Ex-Ante que «la gran dificultad si gana Boric va a ser lograr controlar las presiones de gasto», advirtiendo sobre el riesgo de «gastar antes de recaudar», lo que a su juicio, podría producir un problema fiscal, frente al cual, cree que hay que tener la «mano dura».

En relación a la reciente incorporación de Eyzaguirre, el académico, analista político y director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, cree que existe existe un riesgo- en términos de imagen- asociado a este acercamiento a la ex Concertación, pero que se relaciona con la búsqueda constante del Presidente Boric de encontrar una estrategia viable de supervivencia política, que le obliga a abrirse a otros sectores con el objetivo de tener el control del poder. «Aquí hay un intento de balance y de equilibrio por este intento de supervivencia política por parte del mandatario, considerando que estuvo dispuesto a firmar el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, traspasando la línea, porque el entendía que eso le permitía mantenerse vigente- políticamente hablando- y ser un actor relevante. Y hoy día lo mismo, tiene que de alguna manera calibrar el costo de estar con figuras de la centro izquierda, lo que podría resultar contradictorio para a sus electores, pero evidentemente el Presidente tiene que ser capaz de jugar sus propias estrategias, y eso es lo que estamos observando», señaló Moreno.

Al respecto, el analista cree que «de alguna manera, el Presidente hace algún tiempo que viene intentando acercamientos hacia este mundo, pero que cuando lo hace, se encuentra con la oposición y acusación incluso de amarillismo, de gente de Apruebo Dignidad, que resiente estos acercamientos hacia estos sectores, los cuales, según consideran ellos, en realidad debieran estar lejos del Gobierno. Por lo tanto, lo que estamos observando es un fenómeno, que creo yo, tiene que ver más con el deseo del Presidente de generar una coalición que le permita asegurar gobernabilidad hacia adelante, que es su principal desafío, en la búsqueda de articular una mayoría que le permita avanzar con muchos de estos proyectos”.

Lucía Dammert, sus vínculos con la ex Concertación y su acceso al círculo íntimo del Presidente

En cuanto a esta apertura hacia sectores más amplios de la centro izquierda, incluyendo a quienes participaron de gobiernos de la ex Concertación pero que sostienen una visión progresista, proclive a los cambios y a la superación del modelo neoliberal, el diputado y presidente de Acción Humanista (AH), Tomás Hirsch, asegura que no existe veto alguno- por parte de los partidos de Apruebo Dignidad- a ningún nombramiento, pero que, según su parecer, deben estar totalmente alineados con el programa de Gobierno. “Hoy día hay gente que está participando en algunos cargos, que han estado en la ex Concertación con una política más bien cercana al modelo neoliberal, en la mantención, e incluso, en la profundización de ese modelo. Desde ese punto de vista uno aspira a que quienes participan del Gobierno, y quienes están impulsando los distintos programas y proyectos, sea gente comprometida con transformaciones profundas y estructurales que aspiren a superar este modelo neoliberal, que generó esta sociedad con tan poca equidad, que tenemos hoy en nuestro país”, apuntó el parlamentario.

Entre los rostros de las figuras políticas que hoy recorren los pasillos de Palacio y que tienen pasado concertacionista, está el de la socióloga y actual jefa de asesores del gabinete presidencial, Lucía Dammert. Después de cumplir un rol importante en la campaña que llevó a Boric a triunfar en segunda vuelta, asumió la crucial tarea de ser la voz del segundo piso en La Moneda, ingresando de esta forma al círculo íntimo del mandatario, sin filiación política, y con un pasado marcado por una polémica salida, cuando debió salir abruptamente del Ministerio del Interior, a causa de conflictos con su equipo, durante el segundo Gobierno de Michelle Bachelet. Ahora, su desafío es mantener su influencia, liderando un puesto sin figuración pública pero con enorme peso político.

Antes de asumir en el actual Gobierno, Dammert tuvo tres cargos clave en el Ministerio del Interior: jefa de Proyectos Especiales de la División de Seguridad Ciudadana (2003-2004), jefa de asesores del subsecretario del Interior Mahmud Aleuy (2014-2014, y finalmente jefa de la División Estudios de Interior (2015-2016). La actual jefa de asesores del Presidente, que estuvo a cargo del consolidado de propuestas sobre seguridad que fueron parte de la campaña presidencial de Boric, manifestó a Ex-Ante en noviembre de 2021, que era necesaria una «mayor fiscalización de venta de armas, discutir una disminución en la venta de municiones, un reempadronamiento de todas las armas hoy en el sistema”. Una postura que se distancia de la política impulsada por el ministerio del Interior, en el contexto del plan «Menos Armas, Más Seguridad», que busca avanzar en la prohibición general de la posesión de armamento en el país.

Pero más allá de las divergencias, desde el Gobierno, según observan analistas y en lo que coincide su base de apoyo político, aún trabajan en el afinamiento y coordinación de dos coaliciones que hasta hace muy poco competían electoralmente, y que de cara a la segunda vuelta presidencial, se unieron en torno a un programa en común. El intento del Presidente Boric- aún con ciertas resistencias por parte de algunos sectores de Apruebo Dignidad- por consolidar un liderazgo que vaya más allá del plebiscito del 4 de septiembre, y que se sustenta en la búsqueda de mayorías, se evidencia en dichas puertas que el propio mandatario le ha abierto a un sector de la centroizquierda o ex Concertación, que hasta hace poco estaba marginado y apuntado como uno de los responsables de la crisis social y política que se reflejó en el estallido social de octubre de 2019.

En ese contexto, el analista político y secretario académico de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma, cree que «el Presidente tiene la iniciativa en el sentido de que, efectivamente, el programa de reformas que el planteó al país, sufrió algunas modificaciones en la segunda vuelta, en cuanto a énfasis y algunos contenidos, y yo creo que eso le permitió triunfar. Entonces, se está dando cuenta de que su margen de apoyo y de sustento no es solamente la coalición de Apruebo Dignidad, sino que intenta buscar fortalecer su posición, con esta incorporación y adhesión más institucionalizada del Socialismo Democrático y de los sectores de la ex Nueva Mayoría. Creo que eso está buscando en esa señal, más que en su propia coalición. Él se da cuenta de que hay un Gobierno que es más amplio que su propia coalición”.

 

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