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Entre lo simbólico y lo estructural: cirugía al comité político pone el timón en manos de la ex Concertación PAÍS

Entre lo simbólico y lo estructural: cirugía al comité político pone el timón en manos de la ex Concertación

Una nueva etapa, un segundo tiempo, una reorganización de piezas para responder al desafío de recuperar la articulación política, propiciando el diálogo para la continuidad del proceso constituyente, sin olvidar reformas estructurales de su programa de Gobierno, como la tributaria o del sistema de pensiones. El cambio de gabinete de este martes anunciado por el Presidente Gabriel Boric significa el total empoderamiento de Socialismo Democrático, coalición que, con el arribo de Carolina Tohá (PPD) al Ministerio del Interior y de Ana Lya Uriarte (PS) a la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), suma a dos representantes en el comité político y las instala a cargo de la reconducción política de un Gobierno muy debilitado tras el demoledor resultado del plebiscito. A este grupo se añade la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, después que el Presidente anunciara su inclusión en dicho espacio, debido a que –según el Mandatario– «ha demostrado de manera clara la capacidad de llegar a grandes acuerdos», en referencia al proyecto de rebaja a 40 horas de jornada laboral. Si bien tal argumentación denota un reconocimiento, la incorporación de Jara es por ahora un gesto hacia el PC –el partido que ha comenzado a pagar los costos del desastre del 4S–, aunque esencialmente implica un intento por evitar un desfonde de las coaliciones oficialistas tras los magros resultados, procurando al menos un equilibrio numérico en el comité político, con tres integrantes de Socialismo Democrático (Tohá, Uriarte y Marcel) y tres de Apruebo Dignidad (Vallejo, Orellana y Jara). Números que habitan en lo simbólico, porque en los hechos el Gobierno se pone en manos de la experiencia de la ex Concertación para dialogar con la oposición.


“Creo que este gabinete cumple el objetivo, un segundo tiempo para el Gobierno”, dijo con voz quebrada Izkia Siches, exministra del Interior y Seguridad Pública, cuando a las 16:00 horas de este martes salió por las puertas del Salón Democracia y Memoria para cruzar el Patio de los Cañones y dejar el Palacio de La Moneda.

La ceremonia de cambio de gabinete de este 6 de septiembre en la sede de Gobierno marcó el inicio de un nuevo ciclo de una administración que tuvo que, rápidamente, reorganizar sus fuerzas y dibujar un nuevo trazado estratégico, esto tras la demoledora derrota del Apruebo en el plebiscito de este domingo.

Esto se concretó con la salida de sus estrechos colaboradores y puntales de la campaña que llevó a Gabriel Boric a transformarse en Presidente de la República: Izkia Siches, quien salió del gabinete, y Giorgio Jackson, que dejó su puesto como ministro de la Secretaría General de Gobierno (Segpres),  para ser reacomodado como titular de Desarrollo Social (tras la salida de Jeanette Vega). El Mandatario recurrió a Carolina Tohá (PPD) para Interior y a Ana Lya Uriarte (PS) para Segpres, dos figuras vinculadas a la ex Concertación.

De esta forma, el comité político ahora esta conformado, además de Tohá (PPD) y Uriarte (PS), por la ministra vocera Camila Vallejo (PC); el ministro de Hacienda, Mario Marcel (cercano al PS); y la ministra de la Mujer, Antonia Orellana (Convergencia Social). A este grupo se suma la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, después de que el Presidente anunciara su inclusión a este espacio, debido a que –según el Mandatario– ha «demostrado de manera clara la capacidad de llegar a grandes acuerdos, acuerdos a veces improbables, que es lo que necesita el país en este momento” , en referencia a los acuerdos en torno al proyecto de rebaja a 40 horas de jornada laboral.

Si bien tal argumentación implica un reconocimiento, la incorporación de Jara es leída como un gesto hacia el PC, pero esencialmente conlleva un intento de compensar a Apruebo Dignidad, que queda debilitada ante el fortalecimiento de Socialismo Democrático. De esta forma se logran al menos los equilibrios numéricos: tres integrantes de Socialismo Democrático (Tohá, Uriarte y Marcel) y tres de Apruebo Dignidad (Vallejo, Orellana y Jara).

Pero los números no son todo, porque la conducción política y económica de este segundo tiempo recae indesmentiblemente en Socialismo Democrático, el que más allá de los nuevos nombres, no es otro que las viejas huestes de la ex Concertación, con que la derecha tiene más experiencia de diálogo.

Una reestructuración impulsada para enfrentar un escenario de enorme complejidad, y el Presidente Boric así lo entiende. En medio de su discurso de este martes, señaló que «tenía que doler. Y duele, pero es necesario. Es quizás, creo que no tengo por qué esconderlo, uno de los momentos más difíciles políticamente que me ha tocado enfrentar”. Además, el jefe de Estado agregó que «necesitamos una nueva coordinación del Gobierno, donde quiero también que en conjunto fortalezcamos la coalición que nos respalda y por sobre todo enfrentar, con quienes se quedan, las urgencias ciudadanas. Con algunos de ustedes, incluso antes hemos tenido diferencias, sin embargo, el bien mayor de Chile nos exige encontrarnos”. 

En ese sentido, analistas coinciden en establecer nexos entre el actual momento político y la crisis sufrida en el segundo Gobierno del ex Presidente Sebastián Piñera, a partir del estallido social. La diferencia, no menor, es que dicho colapso en la conducción del país surgido en octubre de 2019 fue en el ocaso de la administración de Piñera, mientras que este problema sacude al Presidente Boric apenas comenzada su gestión, con cinco meses en el cargo, y un extenso periodo por delante.

Ahora, la discusión por una nueva Constitución se traslada al Congreso, y desde la oposición convocaron al Mandatario a enfocarse en las tareas de conducción del Estado, entendiendo que a partir de ahora serán los parlamentarios los encargados de conducir las conversaciones sobre el destino del proceso constituyente. Así lo expresó el senador y presidente de la UDI, Javier Macaya, quien después de la reunión que sostuvo este martes con el Jefe de Estado, dijo que «hoy lo que corresponde es que el Congreso se dedique a ver cuáles van a ser los bordes del itinerario constituyente, y el Presidente debe prestar completa atención a la labor administrativa, porque llevamos cinco meses donde el Gobierno ha estado atendiendo el debate constitucional y ha desentendido labores muy importantes, relacionadas con la agenda de la economía, el costo de la vida, el terrorismo en La Araucanía, la delincuencia y el crimen organizado, entre otras materias».

En ese sentido, el sociólogo y académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Octavio Avendaño, cree que «de forma definitiva, este no va a ser un Gobierno de transformaciones, porque no están dadas las condiciones para que ello sea posible. A lo más va a ser un Gobierno de transición hacia una nueva de etapa de avanzar en una apuesta que es esperada por buena parte de la ciudadanía, que es el cambio constitucional. Entonces, con este giro, quizás se vea facilitada una fórmula mucho más efectiva, que concite mucho más consenso que la fórmula que se estableció para definir el texto de nueva Constitución recientemente plebiscitado».

La enredada llegada de Ana Lya Uriarte (PS) a Segpres

Al mediodía de este martes estaban citados los medios de comunicación para el cambio de gabinete. Minutos antes, se informó a la prensa de la renuncia de Manuel Monsalve (PS) a la Subsecretaría del Interior –quien sonaba para ocupar el cargo de Segpres– y el nombramiento de Nicolás Cataldo del Partido Comunista (quien salía de la Subsecretaría de Educación).

Rápidamente empezó a divulgarse por las redes sociales un tuit del 2011 donde Cataldo hacía referencia a que carabineros eran «torturadores». Mensaje que algunos actores de la centroizquierda y la derecha criticaron de inmediato, entendiendo que en dicha subsecretaría se realizan las coordinaciones para que la policía fije sus criterios en materia de seguridad. 

A las 13:24 salió Monsalve para presidir la ceremonia y fue allí cuando se supo que no se hacía efectiva su renuncia. Más tarde, cercanos a la Presidencia aseguraron que se decidió dejar a Cataldo en su cargo a causa de las críticas de la oposición, y consultados por cuál era el diseño original para Monsalve, respondieron que «eso no se puede contar». 

Finalmente, Ana Lya Uriarte (PS), quien llegó al Ministerio del Interior hace meses como jefa de gabinete de Izkia Siches, fue nombrada cabeza de la Segpres. De acuerdo a fuentes cercanas a la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, fue ella misma quien recomendó el nombre de Uriarte al Presidente Boric. Y desde su colectividad destacan su experiencia política enfrentando momentos complejos, como cuando –en su rol de jefa de gabinete– debió acompañar a la ex Presidenta Michelle Bachelet en la hecatombe a raíz de las implicancias del Caso Caval. Cercanos la describen como una política «con muñeca, con oficio» y que en su trabajo reciente con Siches tuvo acercamientos óptimos con parlamentarios de diferentes bancadas.

Su llegada a la Segpres fue notoria desde un comienzo. «Ana Lya Uriarte hizo que viniera la derecha en media hora», decía un timonel de partido oficialista al salir de la reunión que convocó el martes el Presidente Boric –donde invitó a todos los presidentes de partidos con representación parlamentaria– para concordar el rumbo que seguiría en el Congreso el proceso constituyente.

En la tarde Renovación Nacional había anunciado, a través de su presidente, Francisco Chahuán, que no irían a la cita, molestos por el lío del nombramiento de Nicolás Cataldo y acusaban al Gobierno de improvisación. Sin embargo, según contó el timonel más tarde, llamó a Uriarte para plantearle la posibilidad de una reunión reservada entre el Mandatario y los partidos de Chile Vamos, después de la conversación abierta con todos los representantes. 

“Gracias al llamado a Ana Lya Uriarte estamos en La Moneda. La conozco hace muchos años, desde el primer Gobierno de Michelle Bachelet. Es una mujer con la que he compartido muchísimo, tenemos confianza. Esto va a lograr destrabar los temas, va a haber el diálogo abierto. La relación con Jackson era una formal, esta es una de años, de confianza, de entender que las miradas refundacionales ya no están. Le planteé al Presidente que si seguimos con miradas maximalistas y refundacionales vamos a terminar atrincherados”, aseguró Chahuán al salir del último encuentro. 

Carolina Tohá a Interior: la búsqueda de experiencia

Integrantes del Frente Amplio explicaron que el cambio de Izkia Siches por Carolina Tohá, con quien el Mandatario reconoció –en agosto pasado en una entrevista a Chilevisión– tener conversaciones, respondió a la “reflexión de que tanto el Gobierno como el comité político necesitaban una mejor conducción”. Desde Socialismo Democrático consideraron su arribo como un hito relevante, «debido a que es una persona con experiencia, necesaria sobre todo para esta generación política que gobierna por primera vez». 

Desde el mismo sector aseguraron que es positivo un gabinete más equilibrado entre las dos coaliciones de Gobierno, Apruebo Dignidad (FA, PC, FRVS) y Socialismo Democrático (PS, PPD, PL y PR). Lo describieron como necesario después de los resultados del plebiscito de salida, que «cambiaron las correlaciones de fuerza en el país», según aseguran desde el oficialismo.

En ese sentido, el analista político Mauricio Morales considera que «el Presidente traspasa el poder desde Apruebo Dignidad al Socialismo Democrático. El solo hecho de nombrar a Tohá en Interior es muestra de aquello. El PS/PPD aumenta cuantitativa y cualitativamente su peso dentro del gabinete, demostrando que el Mandatario se inclina más por la moderación y la gradualidad que por la celeridad y la refundación. El Gobierno recién comenzará a gobernar desde ahora, luego de quedar atrapado en una lógica plebiscitaria que fue profundamente dañina para su gestión. El diseño original fracasó. Lo hizo a dos meses de asumido el Gobierno, pero el Presidente decidió hacer el cambio a casi 6 meses de haber asumido. Un poco tarde, pero es un cambio que va en la dirección correcta».

Si bien el arribo de Tohá a La Moneda tuvo ciertas voces críticas, en relación con el juicio de cuentas que mantiene pendiente con Contraloría, por eventuales gastos improcedentes en su gestión como alcaldesa de Santiago, primó la necesidad de sumar experiencia política y equilibrar las fuerzas entre ambas coaliciones. Después de la forzada renuncia de Jeanette Vega del Ministerio de Desarrollo Social –enjuiciada públicamente por la filtración de una conversación de una de sus asesoras con el líder de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), Héctor Llaitul–, la presidenta del PPD, Natalia Piergentili, expresó su intención de que una militante de su partido se incorporara al comité político del Gobierno. Una solicitud que fue respondida por el Primer Mandatario, y con creces, debido a que Tohá no solamente llega a dicho comité como una integrante más, sino que asume el rol de su conducción, una de las deudas pendientes de su antecesora, Izkia Siches.

En medio de su primer discurso como nueva ministra del Interior y Seguridad Pública, recordó a José Tohá, su padre y exministro del Interior en el Gobierno de Salvador Allende. Asimismo, aseguró que «cambiar nombres no tiene un efecto mágico. Hay que mover nuestra capacidad de lograr acuerdos con todos los sectores». De esta forma, la entrante secretaria de Estado asume el segundo liderazgo más importante en la estructura del Ejecutivo, detrás del Presidente, asumiendo que el principal desafío de su gestión será el de aportar en la articulación política, en esta nueva etapa que comenzó con la derrota del Apruebo, el pasado domingo 4 de septiembre.

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