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Carlos Peña: “RN y la UDI tienen la oportunidad de hacer viable un acuerdo constitucional” PAÍS

Carlos Peña: “RN y la UDI tienen la oportunidad de hacer viable un acuerdo constitucional”

Juan Diego Montalva
Por : Juan Diego Montalva Editor de Newsletter +Política
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Carlos Peña es un ejemplo de lo que la literatura denomina un intelectual público que desde el pensamiento y la reflexión, sus libros y columnas, influye en lo que ocurre en la sociedad. El abogado estima que el triunfo de los republicanos confirma que “hoy las personas ya no se definen por su clase social” y dice que hay que seguir las palabras de quien habita hoy La Moneda, “seguimos, como gusta decir el presidente Boric. Sí, seguimos; pero en la senda que se había dibujado en las últimas décadas” y considera que al oficialismo sólo le queda “asumir y aceptar que la revolución simplemente no fue”.


Posterior al estallido social del 18 de octubre de 2019, el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, fue uno de los intelectuales más consultados por los medios interesados en obtener alguna explicación de las razones que motivaron el estallido social y el largo período de violencia que siguió en Santiago y las principales ciudades del país. Es en ese contexto, en una entrevista a Canal 13, que el abogado lanzó un vaticinio de lo que podría ocurrir en el país: “Las personas que viven en la periferia de Santiago, que antes eran pobres y que hoy día forman parte de grupos medios que han logrado conseguir cierto bienestar, esos grupos se van a volcar a la ultraderecha si no somos capaces de poner orden”. A una semana de que el Partido Republicano se transformara en la principal fuerza del Consejo Constitucional encargado de redactar la segunda propuesta de Constitución, el rector explica lo que pasó.

Carlos Peña, además de abogado y rector de la Universidad Diego Portales, es columnista de El Mercurio y autor, entre otros, de Pensar el malestar (Taurus, 2020), El desafío constitucional (Taurus, 2021), La política de la identidad (Taurus, 2022) y el reciente Hijos sin padre. Ensayo sobre el espíritu de una generación (Taurus, 2023).

– En los días del estallido social pronosticaste que los chilenos votarían por la derecha ¿Qué pasó?

-Bueno, la explicación es conocida en la literatura. Se trata de un fenómeno que, desde hace algún tiempo, se verifica en el Chile contemporáneo: el cambio de clivaje de la política.

-¿Qué es eso?

-Una de las cosas más sorprendentes del Chile de hoy, lo constituye las veleidades que se aprecian en el electorado. Baste señalar que en la última década la ciudadanía eligió dos veces a Sebastián Piñera, algo excepcional en la historia moderna de Chile donde un presidente de derecha había sido elegido solo una vez y, sin embargo, apenas dieciocho meses después lo rechazó violentamente para, en la siguiente contienda, preferir a Gabriel Boric y luego rechazar su punto de vista en las urnas. Un fenómeno similar de oscilación de las preferencias se observa en la cuestión constitucional. Basta esa constatación para concluir que nadie -ni antes Sebastián Piñera, ni hoy Gabriel Boric, ni mañana Kast- puede inferir del resultado electoral favorable que obtiene, una adhesión ideológica firme.

-Los triunfos electorales son efímeros.

-Al revés de lo que se creyó en los sesenta, las preferencias políticas no están atadas a la posición en la estructura social como creyó (Seymour) Lipset en los años 60. Los grupos de bajos ingresos, expuso ese autor, votan por la izquierda y los de más altos por la derecha, pero más tarde él mismo constató que los clivajes eran múltiples y están influidos entre otras cosas por el consumo o el nivel de status que la gente se atribuye.

-¿Ese es el principal rasgo de la política hoy?

-La modernización, la expansión del consumo, el acceso a bienes de status como el automóvil, hace, que hoy las personas ya no se definan por la clase social sino que sientan que su posición es más o menos flotante, electiva.

-¿No hay clases sociales?

-Es la identidad predominante de los grupos medios (que no es lo mismo, como es obvio, con la vieja clase media) lo que explica que los factores que permiten predecir sus preferencias hayan cambiado: ya no es la clase, sino el estatus, incluso fugaz, adquirido por el consumo, el temor a la pérdida de la mejora material, lo que define las preferencias. Y dentro de todos esos factores el miedo al otro -la inseguridad- ha sido clave.

-¿Eso explicaría el triunfo de José Antonio Kast?

-Uno de los factores del éxito de Kast es haber situado el tema del orden y la seguridad como el clivaje de la política de hoy, en vez del tema de la igualdad de hace algún tiempo.

-El Partido Republicano logró 23 representantes en el Consejo Constitucional ¿Qué puede ocasionar este triunfo?

-El Partido Republicano, hasta donde se sabe, puesto que no ha sido muy pródigo en ideas, es un partido iliberal.

-¿Iliberal?

-Enfatiza el orden más que la autonomía personal, cree en el mercado como un ámbito en sí mismo virtuoso y es, sin duda, un partido conservador en cuestiones morales.

-¿Raro que un partido conservador logre un 35,4% de los votos?

-Ser conservador en cuestiones morales puede ser su debilidad. La sociedad chilena no es en los hechos conservadora en cuestiones como el aborto o la familia o el género, y creo que si los republicanos enfatizan ese aspecto perderán apoyo. Ya veremos, sin embargo, si las cuestiones morales son para ellos cuestiones de principio o si, en cambio, están dispuestos a arreglos pragmáticos. Pero este último es el punto clave. Creo que en asuntos como el sistema político, o incluso en derechos sociales, el punto de vista de republicanos podrá acompasarse con la derecha de más al centro o incluso con la centroizquierda; pero no pienso que pueda ocurrir lo mismo en cuestiones como los derechos reproductivos, por dar un ejemplo. En cualquier caso pienso que la presencia de republicanos conducirá a un acuerdo constitucional no muy distinto, en el fondo, a la carta de 1980.

-¿Qué puede hacer el oficialismo para influir en un Consejo en el que es minoría?

-El deber del oficialismo es plantear sus puntos de vista, comunicarlos a la opinión pública e intentar persuadir acerca de ellos. Pero en cualquier caso en materia de ideas constitucionales no creo -si las fuerzas políticas se disponen como es su deber a un esfuerzo reflexivo- que exista tanta distancia al menos entre el socialismo y la centroderecha o la derecha más tradicional en cuestiones como el sistema político o los derechos sociales, o el control constitucional o la autonomía de ciertos órganos como el Banco Central.

-¿Dónde estarán las diferencias?

-Es probable que las diferencias más marcadas se produzcan en cuestiones que podemos llamar de moralidad con los republicanos o en asuntos relativos al orden económico con la derecha más tradicional, por ejemplo, la provisión de bienes públicos, el lugar de la subsidiariedad, la igualdad de trato en cuestiones económicas entre el Estado y los privados, la libertad de enseñanza.

-¿Cómo queda el oficialismo en este escenario?

-El problema del oficialismo es que en él hay dos puntos de vista: uno más radical que piensa que el proyecto transformador, como gustan llamarlo, requiere reglas muy distintas a las existentes y el otro que es heredero de los treinta años (aunque ahora no suelan reconocerlo) para el cual las reglas no requieren ser tan distintas excepto en derechos sociales y provisión básica de bienes. La tesis más radical tiene el peligro del maximalismo que impide el deber que es propio de quien pierde: resignarse a ser minoría. Así la primera tarea del oficialismo será asumir un punto de vista común y aceptar que la revolución simplemente no fue.

-¿Cuál es el rol de la derecha no republicana en este escenario?

-Creo que la derecha que menciona (RN y la UDI) tienen la oportunidad de hacer viable un acuerdo constitucional porque en ella hay posibilidades de un acuerdo traslapado o superpuesto con la centroizquierda en derechos sociales, por ejemplo, y con republicanos en cuestiones relativas al orden económico (subsidiariedad, igualdad de trato entre las empresas estatales y los privados, concesiones, etcétera). Habrá un campo de acuerdos, sin duda, y en eso la derecha más tradicional (RN y la UDI) tendrán una oportunidad.

-¿Una oportunidad?

-La oportunidad de las minorías: ser un puente para el consenso constitucional. Si lo logran, vaya paradoja, satisfarán un anhelo hasta ahora insatisfecho del centro que siempre ha sido un mediador entre los intereses opuestos.

-En síntesis ¿habrá cambios?

-Cambios habrá; pero no creo que radicales. Como le dije denantes, la revolución simplemente no fue. Seguimos, como gusta decir el presidente Boric. Sí, seguimos, habría que decir; pero en la senda que se había dibujado en las últimas décadas.

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