En el segundo considerando del oficio se precisa que “la delirante lectura que la Institución Contralora ha realizado para la aplicación de la mencionada norma, obliga a este Director agachar el moño sin chistar, lo que obliga a actuar según se indica en el ya referido dictamen”.
Impacto generó en las direcciones regionales del Instituto Nacional del Deporte un oficio del 31 de agosto de este año, firmado por Sergio Arévalo Macías, director nacional (s) de la institución, por el coloquial párrafo que contenía el documento sobre una resolución de la Contraloría General de la República.
En el segundo considerando del oficio se precisa que “la delirante lectura que la Institución Contralora ha realizado para la aplicación de la mencionada norma, obliga a este Director agachar el moño sin chistar, lo que obliga a actuar según se indica en el ya referido dictamen”.
La resolución exenta N°3110 comunica el pronunciamiento de la Contraloría General sobre el artículo 74 de la Ley N° 19.712, la Ley del Deporte, sobre la facultad de certificar a deportistas, técnicos, jueces, árbitros y dirigentes designados por las instituciones competentes para representar al deporte chileno en eventos de carácter nacional, sudamericano, panamericano, mundial u olímpico.
La Contraloría estableció –según reza el oficio del IND– que el director nacional necesita delegar esa facultad de certificación “en el funcionario que ejerza en calidad de titular, transitorio y provisorio, subrogante o suplente, la función de Director Regional de las Direcciones Regionales del IND, la facultad de suscribir él o los certificados, a los que se refiere el artículo 74 de la Ley 19.712, debiendo estos mantener un registro circunstanciado de los que emitan u otorguen”.
Dado el coloquial párrafo que contiene el oficio, es evidente que la decisión de la Contraloría no fue compartida por el IND. Desde las regiones se sorprendieron, más que por la decisión, por el párrafo en cuestión, por lo que abundaron las llamadas a la Dirección Nacional del Instituto preguntando la validez del documento, saber qué le había sucedido a Arévalo y si no había mirado lo que había firmado.
Desde el IND explicaron que todo era una broma interna, que el párrafo sobre agachar el moño tenía ese fin, que fue redactado en el departamento jurídico, que nunca debió salir de la Dirección Nacional, pero que esta versión se traspapeló y terminó siendo enviada como documento oficial a las regiones.
