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La Escalera: la tragedia de dos hermanos

Los jóvenes actores de la Compañía Teatro de la Ceniza presentan una segunda temporada de"La Escalera", creación de Andrea Moro, que cuenta la historia de dos hermanos que se proponen vengar la muerte de su padre, matando a su madre. Este hilo argumental -basado en la tragedia de las Coéforas, de Esquilo- nos enfrenta a una conmovedora reflexión en torno a la inocencia.


Una escalera es lo que separa a Elisa y Oscar de su madre. Arriba está ella, desgastada por una enfermedad, y cada escalón hacia su mundo se convierte en un tránsito por un pasado lleno de carencias y rencores, marcado por el abandono y el dolor. Un espacio que los une y los divide. Abajo los dos hermanos construyen su refugio, donde se encuentran, comparten su miseria y se permiten ser niños. Sin embargo, también es el lugar donde planean la venganza de su padre, a través de un plan siniestro: matar a su madre.



Este hecho, basado en la tragedia de Esquilo "las Coéforas", es el que toma Andrea Moro para convertirlo, de manera imperceptible, en el hilo argumental de "La Escalera". Esta es la segunda obra de la joven dramaturga, luego del estreno de "No soy la novia", también llevada a los escenarios por la compañía Teatro De La Ceniza, compuesta en su mayoría por jóvenes actores egresados de la Escuela de Teatro de la Universidad Finis Terrae. En esta oportunidad, los encargados de personificar a Elisa y Oscar son Tatiana Torés y Alfredo Allende, quienes con destacadas actuaciones logran encarnar la fuerza dramática de los personajes creados por Andrea Moro.



En torno a su plan, los niños van desarrollando en escena una relación de hermanos que permite comprender cuáles son sus motivaciones y sus culpas, y de qué manera las circunstancias y sus dolorosas experiencias de vida les han hecho perder la inocencia. En un contexto lúdico y cotidiano, la obra profundiza en los sentimientos de estos niños, quienes buscan en la venganza la muerte de un recuerdo, de un dolor que vive con ellos día a día y que necesitan aplacar de alguna manera. La duda y el miedo son las sensaciones que entre juegos y risas van apareciendo a medida que se desarrolla la obra, con una profundidad conmovedora.



La idea de la venganza se convierte a su vez en una excusa para hacer una reflexión en torno a diversos temas que afectan a nuestra sociedad, a través de la mirada de dos niños. Desde la infancia, el texto nos habla del abandono y la necesidad de afecto de estos personajes, envueltos en un mundo lleno de violencia, pobreza y desamor. La metáfora de la escalera plantea así la idea de un refugio, donde estos niños construyen un mundo apartado de aquellos males de la sociedad que los acechan.



En una sala que alberga a 30 personas, la propuesta del joven director Pablo Casals se desarrolla en un ambiente íntimo, donde la cercanía con la acción provoca en el espectador una sensación de empatía con los protagonistas, pasando de la ternura a la angustia en complicidad con las sensaciones que atraviesan los propios personajes. El director plantea una puesta en escena sencilla, donde el juego entre los niños se convierte en el eje del montaje, en una escenografía lúgubre que se llena de alegría y nostalgia. La iluminación y la música en vivo de Aida Caro (teclado) y Jaime Flores (violín) juegan un rol fundamental, construyendo las distintas atmósferas que, de alguna manera, anuncian la tragedia.



De esta manera, La Escalera apela constantemente a la ternura y el dolor, construyendo un montaje que conmueve a través de las actuaciones y la fuerza dramática del relato. Una propuesta planteada desde un teatro hecho por jóvenes actores, quienes con profundidad y simpleza, abordan desde una mirada inocente, temáticas que atraviesan y marcan a nuestra sociedad. La segunda temporada se extiende hasta el 13 de junio, en el Museo de Arte Contemporáneo.

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