El filme se estrenó este martes en el Museo de la Memoria
El documental realizado por Elvira Díaz, hija de un exiliado residente en Francia, cuenta la historia de Héctor Herrera, un funcionario del Registro Civil que fue enviado en comisión de servicio al Servicio Médico Legal el mismo 11 de septiembre de 1973. Su misión: tomar las huellas digitales al cerro de cadáveres que se hallaban apilados en el lugar. Entre los cuerpos hubo uno que le resultó familiar. A escondidas cotejó las huellas con la información del Registro Civil y comprobó que se trataba de Víctor Jara. Luego se lo comunicó a Joan Jara y, nuevamente en secreto, retiraron juntos el cuerpo y lo sepultaron en el Cementerio General.
“Por necesidad de corazón”. Eso motivó a Elvira Díaz, hija de un exiliado chileno radicado en Francia, a filmar el documental “Víctor Jara No. 2547”. La cinta cuenta la historia de Héctor Herrera, un funcionario del registro Civil que en 1973 arriesgó su vida para avisar a Joan Jara sobre la presencia del cadáver del cantante -caratulado bajo el número 2547- en la morgue de Santiago en septiembre de 1973. Esto evitó que fuera sepultado en una fosa común y se convirtiera en un desaparecido más.
“Héctor es amigo de mi padre y lo conocía desde hace años se estrenó el martes a las 21:00 en el Museo de la Memoria (Matucana 501, metro Quinta Normal).
La cineasta se familiarizó con las canciones del trovador desde joven. En los 80, su padre creó dos grupos de música andina que realizaban conciertos de solidaridad para enviar dinero a las familias de los presos políticos y la resistencia chilena. “Crecí al lado del escenario, en ese ambiente de militancia. Cantaban sus propios temas, pero también los temas de Quilapayún, Inti Illimani, Illapu y por supuesto Víctor Jara”.
Es la segunda película de Díaz sobre la memoria histórica. La primera fue Y volveré, que habla sobre el regreso a Chile de su tío Porfirio Díaz, otro chileno que luchó contra la dictadura.
Elvira Díaz, documentalista
Antes del rodaje, Díaz trabajó durante dos años con Herrera y pasó meses escribiendo. “Pasé muchas horas con él para que me contara su vida y sobre todo esos tres días de en la morgue de Santiago y el entierro de Víctor Jara. Después, fui con él y el equipo a Chile. Fue un mes de preparación y un mes de rodaje intenso, en febrero y marzo de 2013”.
– ¿Cuáles fueron las principales dificultades?
¡Escribir de tan lejos! Son cientos de horas de trabajo, de investigación en internet y en archivos de la época para saber lo más posible sobre lo que pasó con los desaparecidos y el largo proceso del asesinato de Víctor Jara. He leído entera la tremenda investigación de archivoschile.org, por ejemplo. La investigación “El circuito burocrático de la muerte” es un trabajo de búsqueda de verdad increíble que está disponible para todos en internet. Y lo otro era respetar el pacto que hicimos con Héctor. Era muy delicado porque él no quería ser ni una víctima ni un héroe.
Díaz se encontró con varias sorpresas durante la filmación. Una de ellas fue el encuentro con Patricio Bustos, el director del Servicio Médico Legal, que fue torturado en Villa Grimaldi.
“Fue emocionante cómo nos acogieron él y su equipo. Nos dejaron entrar a la morgue actual para filmar a Héctor volviendo a este espacio por primera vez después de 40 años. Nunca una cámara había podido entrar y quedarse a filmar de esta manera. Fue un gesto fuerte y muy simbólico de su parte”, cuenta.
También la municipalidad les prestó toda la ayuda necesaria para trabajar en el Cementerio General. “¡Pedí permiso por tres días de rodaje y nos dieron dos meses! Todas las instituciones involucradas por la película nos abrieron la puerta. La única verdadera dificultad fue con la PDI. Nunca nos permitieron entrar a filmar los subterráneos donde estuvo preso Héctor durante un mes y medio en 1973. Fue golpeado y muy maltratado en este lugar como muchas otras personas”, señala.
Hasta el momento el film ha sido exhibido en la el canal nacional galo France 3, en el venezolano Telesur y en festivales como Biarritz. “Aquí la recepción del publico ha sido muy buena. Es emocionante después de las proyecciones cuando los chilenos que son ex exiliados vienen a hablar conmigo de mi trabajo. Me agradecen por este trabajo porque soy de la generación ‘del después’, y aunque es violento para ellos recordar esta época, me agradecen por este esfuerzo de memoria”.
La exhibición en el Museo de la Memoria será el estreno del film en Chile y su directora quiere que también sea visto en otros lugares del país.
– ¿Cómo evalúas la recuperación de la memoria histórica en Chile?
Diecisiete años de dictadura es largo… Una generación. Se siente muy fuerte el contraste entre olvido y memoria. Este país está cortado en dos, como hace 40 años. Son como dos fuerzas tremendas que se oponen sin resolver todavía. Se ssiente en Chile que hablando de la dictadura se habla de ayer; es como muy reciente, muy fresco.
Para Díaz, el Estado y la justicia tienen hacer un gran esfuerzo para apurar procesos interminables. “Es una vergüenza que las Fuerzas Armadas todavía escondan una parte de sus archivos. Admiro el tremendo trabajo que hacen las agrupaciones de ex presos o de familias de víctimas, aquellos que hacen funas o cualquier tipo de iniciativa popular o cultural para contar este olvido”, señala.
Además, la cineasta cree que el hecho de que el crimen de Víctor Jara permanezca sin castigo es un ejemplo de la impunidad.
“A través de su caso, se lee toda la incapacidad o mala voluntad de la justicia actual y de las Fuerzas Armadas para apurar su proceso como aquel de cientos de víctimas. ¡40 años! Uno de mis objetivos haciendo esta película era apoyar a la campaña ‘Justicia para Victor’”, que busca sancionar a los responsables.
Díaz no estará hoy en la proyección, pero quiere dedicar el estreno a uno de los protagonistas del film, un ex sepulturero del Cementerio General llamado Roberto, quien falleció este año. ”Roberto era el cuidador de la tumba de Víctor Jara…”.
