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Ricardo Carrasco, cineasta: «En vacaciones en familia» puedo reírme de aspectos oscuros y tristes de nuestra realidad

Ricardo Carrasco, cineasta: «En vacaciones en familia» puedo reírme de aspectos oscuros y tristes de nuestra realidad

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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El realizador de Los Patiperros y de «Negocio Redondo» vuelve a la comedia con «Vacaciones en Familia» -que se estrena el 25 de junio- una sátira que busca dejar en evidencia los rasgos paranoicos que se escoden tras el arribismo nacional, una conducta que para muchos define unas de las características de la idiosincracia chilena. En esta entrevista, Carrasco define el tema del dinero como unas de sus grandes motivaciones cinematográficas.


Al realizador nacional Ricardo Carrasco le interesa el tema del dinero. En su anterior largometraje Negocio Redondo exploró en clave comedia la fijación de los chilenos por dar el salto final a la grandeza, por pegarle «el palo al gato», «o al águila», o a lo que sea, a fin de cambiar su fortuna a través de un golpe de suerte. En su nueva película, Vacaciones en familia, que se estrena estrena este 25 de junio, Carrasco -formado en el cine documental en Francia- decide hurgar con mayor profundidad en los rasgos psicóticos e incluso paranoicos que se evidencian en el chileno común cuando se trata de aparentar una posición económica de poder.

En su nueva película, que cuenta la historia de los Kerry, una familia con cierto pasado rancio que inventa unas vacaciones en el extranjero -cuando en realidad se quedan escondidos en casa- para guardar las apariencias, el realizador de la conocida serie televisiva Los Patiperros expone el arribismo chileno mediante la parodia y la sátira con las actuaciones de María Izquierdo y Julio Milostich.

«En Negocio Redondo estaba presente el mundo del dinero. Un grupo de amigos que sueñan con ser empresarios pero teniendo las puras ganas y nada de experiencia…algo que es contracultural, esa idea de que cada chileno podía transformarse en un empresario, en un emprendedor. Acá, sin embargo, me deje llevar por este “amor” desenfrenado por el dinero y la apariencia que nos da el tener acceso a su poder», cuenta el cineasta a días del estreno de su película.

-¿Por qué te resulta interesante tocar el tema del dinero?

-Antes en nuestro país eso no existía, y hablo de no mas allá de 30 o 40 años, hablar de plata en la mesa era mal visto y contar de tus logros económicos era de mal gusto. Hoy es pan de cada día, si tienes un Lexus eres bien mirado, ahora si tienes cuatro eres el mejor. Si vienes de un colegio privado y conocido, estás al otro lado, pero si vienes de una escuela pública todo te será mas difícil. Ahora puedes venir de una escuela pública pero si las sabes hacer y “escalas” puedes cumplir tu sueño siendo incluso siendo deshonesto con tal de salir en la foto.

– En tu película te enfocas en el arribismo, ¿crees que tal actitud es parte de la idiosincracia chilena o una deformación de la misma?

-Es una realidad de nuestros tiempos producto de una revolución cultural que lleva mas de 40 años en nuestro país y que ha ido minando nuestra idiosincrasia, transformándonos en un pueblo preocupado de nimiedades y alejado de la fortaleza de nuestra cultura de antaño. Éramos un país más solidario, más inclusivo. Este sistema neoliberal, que ya es mundial, le ha hecho mucho daño a nuestros pueblos. Como decía Gastón Soublette: “El mundo se acabó, pero no el 2000, comenzó a terminarse antes. Esto, en lo que vivimos, es un constructo financiero, económico y tecnológico, esto no es una civilización».

-Este filme está basado en un guión chileno que ya tiene 100 años. No somos muy distintos entonces…

-La idea era buscar una historia que tuviera una anécdota potente y en la sintonía de lo que me interesa mostrar. Así llegué a una obra de teatro titulada Veraneando en Zapallar, que este año cumple efectivamente 100 años desde su estreno en Chile. La obra fue escrita por Eduardo Valenzuela Olivos y claramente es muy actual. Se lo presenté a el guionista Eduardo Norero que también tuvo la misma impresión y decidimos comenzar a trabajar en este proyecto adaptándolo a la modernidad. Ahora lo interesante es que la obra contenía la esencia de lo que yo andaba buscando, este arribismo chilensis que esta en nuestro ADN como nación y que podemos encontrar sus primeros indicios hace ya un siglo.

-¿Por qué elegiste la crítica social desde la comedia en circunstancias que el argumento también podría haber sido abordado desde el drama?

-Para mi el humor es una forma de conocimiento, el chileno es capaz de reírse de todo, si hay una tragedia en 5 segundos ya se inventó un chiste. Lo usamos para sobrellevar nuestras penas. Esta es parte de nuestra real idiosincrasia. Usamos el humor para distender la situaciones que nos son difíciles de afrontar; si queremos ser honestos con alguien, no somos capaces de enfrentarlo, por el contrario buscamos la manera torcida del humor para hacerlo. En chile “el webeo o es lo más serio”, dice un dicho popular. Al tratar un tema tan duro como el arribismo, el humor nos permite distanciarnos y verlo como algo que le ocurre a otros, “esto no habla de mi” y de esta manera puedo reírme de aspectos oscuros y tristes de nuestra realidad. La comedia irónica o sarcástica tiene orígenes muy antiguos y Molière por ejemplo usaba mucho esta técnica, la obra Tartufo trataba el tema del doble estándar para criticar a los devotos que influenciaban al rey con su actitud hipócrita y fue prohibida en su tiempo. No es que me quiera comparar con él pero en esta película existe una referencia del uso del humor negro para tratar temas complejos para quien no los quiere ver u oír.

-Teniendo una formación de documentalista ¿cómo es tu tránsito entre el realismo y la ficción?

-Para mi el cine es uno solo y esa división es bastante difusa hoy en día. Existe lo que se puede llamar un cine con vocación realista y uno con una vocación mas “ficcional”. Yo no soy tanto del “guión de hierro”,  más bien me parece una guía pero que en el fragor del rodaje, uno deja la puerta abierta para que la frescura del documental entre y le de vida a tu película. Aparecen encuadres, movimientos de cámara que no estaban previstos y decides si lo cambias o no. Luego cuando los actores hacen correr la escena, vas encontrando la película. El guión es una hoja de ruta, pero muchas de las cosas que quedan son hallazgos. De esta forma yo dejo que el documental se inmiscuya en mis trabajos de ficción.

-Así el cine cumple una suerte de espejo de realidad…

El cine sin duda un espejo de nuestros defectos y virtudes y el cine que uno recuerda y el que te deja huellas es ese justamente, en el que te ves reflejado en toda tu dimensión humana.

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