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Tras la pista del linaje humano: Científicos datan en 2.8 millones de años el fósil más antiguo del género homo Artículo producido en el Convenio con el Centro Interdisciplinario de Neurociencias de Valparaíso

Tras la pista del linaje humano: Científicos datan en 2.8 millones de años el fósil más antiguo del género homo

El registro más temprano del género Homo -el género humano- corresponde a una mandíbula con dientes que data entre 2.75 a 2.8 millones de años. El espécimen presenta una combinación de rasgos, algunos de ellos pertenecientes al género Homo y otros al género Australopihecus, del que se cree, surgió el género humano.


Durante décadas, científicos han buscado fósiles que documenten las fases más tempranas del género Homo, pero los especímenes recuperados entre 3 y 2.5 millones de años atrás (un periodo crítico en la evolución hacia el género humano) han sido escasos y mal preservados. Como resultado de esto, ha existido poco acuerdo en la época de origen del linaje que finalmente dio paso a los humanos modernos. Con 2.8 millones de años de antigüedad, el hallazgo publicado por el Dr. Brian Villmoare y colaboradores, en Revista Science, entrega pistas que apuntan a cambios en la mandíbula y dentadura en el género Homo tan solo 200.000 años después de la última aparición de Australopithecus afarensis, del cual habrían surgido los humanos y que desapareció hace 3 millones de años, aproximadamente.

La mandíbula hallada pertenece a un adulto, probablemente mujer, que preserva el lado izquierdo de la mandíbula, junto a cinco dientes. El análisis del fósil revela rasgos modernos, por ejemplo, molares delgados, premolares simétricos y una mandíbula uniformemente proporcionada. Estos rasgos distinguen a especies tempranas del linaje Homo, como Homo habilis (que vivió hace 2 millones de años), de los más simiescos Australopithecus. Sin embargo, la barbilla inclinada primitiva vincula a la mandíbula encontrada en Ledi-Geraru con un ancestro similar al famoso Australopithecus afarensis “Lucy.”

El hecho de que este fósil presente tantos rasgos del género Homo, como otros más antiguos, es precisamente lo que la teoría evolutiva predice en este caso, convirtiéndolo en un claro ejemplo de fósil transicional en un periodo crítico de la evolución humana; el descubrimiento se hace aún más importante considerando lo pobremente entendido de este periodo de tiempo.

Averiguar con precisión la edad de un fósil no es siempre sencillo, en especial, si son tan antiguos como éste, ya que no puede conocerse su antigüedad directamente. La mandíbula, que se conoce por su nombre de catálogo LD 350-1, fue datada por el equipo investigador, tomando ventaja del volcanismo típico presente en el Este de África. Cuando un volcán erupciona, expele cenizas que contienen cristales que experimentan un proceso denominado decaimiento radiactivo en el que ciertos átomos inestables y sus núcleos se separan en partes, transformándose en otros elementos químicos.

Cuando la ceniza aterriza tras la erupción, comienza una suerte de temporizador, de modo que cualquier espécimen que quede atrapado entre dos capas de ceniza, como en un sándwich, puede ser ubicado entre las dos fechas en que sean datadas las capas de ceniza. Este método determina con bastante eficacia la edad de la erupción que dio origen al ejemplar en que se encontró el fósil.

En otra publicación reciente de la revista Nature, investigadores realizaron una reconstrucción de una mandíbula deformada perteneciente a un icónico espécimen de Homo habilis encontrado en Olduvai, Tanzania, datado en 1.8 millones de años de antigüedad. La reconstrucción sitúa inesperadamente a este fósil más atrás en el tiempo de lo que se creía inicialmente, lo cual lo relaciona temporalmente con el fósil encontrado en Ledi-Geraru. Ahora se estima que existió hace 2.3 millones de años.

El descubrimiento de Homo habilis (“el hombre hábil”), hasta ahora considerado como el registro más antiguo de los orígenes del género Homo, ocurrió en los años 60. Los científicos encontraron una mandíbula, huesos de las manos y parte del neurocráneo (los huesos que cubren el encéfalo), que correspondía a un hueso parietal fragmentado. Por supuesto, la falta de piezas y de herramientas digitales con las que hoy contamos, impidieron que se pudiera comparar este espécimen con otros anteriores. Sin embargo, recientemente un equipo de científicos de Alemania, Tanzania y el Reino Unido, han logrado reconstruir la mandíbula y parte del cráneo de este ejemplar. Para lograr esto hicieron uso de tomografía computarizada y llevaron a cabo una reconstrucción en 3D.

La mandíbula de Homo habilis parece ahora más primitiva que las de otras especies de Homo, semejándose más a Australopithecus afarensis. Ahora bien, si la mandíbula tras la reconstrucción parece ser bastante primitiva, el cerebro de este ejemplar no lo era. Esta es otra modificación a los hallazgos iniciales, puesto se creía que el cerebro era más pequeño. La reconstrucción demuestra que este espécimen tenía un cerebro bastante grande, similar al de Homo erectus, de 800 cc aproximadamente y no de 700 cc como se creía. Esto indica que no es posible categorizar a las especies de Homo en base al tamaño del cerebro, como se creía anteriormente, aunque sí es posible establecer diferencias en las características faciales. Un claro ejemplo son las notables diferencias encontradas entre las mandíbulas de estas especies. Otro dato que podemos obtener de la nueva información, es que en Homo habilis el tamaño del cerebro evolucionó antes de que se produjeran cambios notorios en la cara, contrario a lo que se creía con anterioridad.

Se cree que el cambio climático global que aumentó la aridez en África hace 2.8 millones de años habría estimulado la aparición y la extinción de especies, incluyendo el origen del género Homo. La Doctora DiMaggio y un grupo de científicos analizaron la fauna contemporánea al fósil, entre la que se encontraban antílopes y elefantes prehistóricos, cocodrilos y peces. Estos fósiles contemporáneos al Homo de la mandíbula LD 350-1 caen dentro de un margen temporal que abarca entre 2.54 a 2.84 millones de años y permiten a los investigadores inferir cómo era la comunidad ecológica donde vivió el espécimen encontrado.

En aquella época la fauna estaba dominada por especies que vivieron en hábitats más abiertos -pastizales y arbustos bajos- que aquellas en que se encontraban los más antiguos Australopithecus, quienes vivieron bajo la cubierta de los árboles. Aún cuando la fauna de aquel tiempo presenta señales de la aridez que afectó a la zona, de seguro es necesario que se encuentren más fósiles para poder señalar con certeza que este cambio climático fue el responsable del origen del género Homo.

Del mismo modo, se necesita contar con un mayor número de hallazgos fósiles para establecer si los cambios ambientales vinieron seguidos de la expansión neurocraneal, cambios conductuales e innovación tecnológica, propias del género Homo. Lo que sí es claro, es que estos descubrimientos permiten ir colocando más piezas en la línea temporal que dio origen a nuestra especie y que, con algo de suerte, esa historia quedará algún día completamente dilucidada.

Artículos originales:
Spoor F, Gunz P, Neubauer S, Stelzer S, Scott N, Kwekason A, & Dean MC (2015). Reconstructed Homo habilis type OH 7 suggests deep-rooted species diversity in early Homo. Nature, 519 (7541), 83-6 PMID: 25739632
Villmoare B, Kimbel WH, Seyoum C, Campisano CJ, DiMaggio E, Rowan J, Braun DR, Arrowsmith JR, & Reed KE (2015). Early Homo at 2.8 Ma from Ledi-Geraru, Afar, Ethiopia. Science (New York, N.Y.) PMID: 25739410
DiMaggio EN, Campisano CJ, Rowan J, Dupont-Nivet G, Deino AL, Bibi F, Lewis ME, Souron A, Werdelin L, Reed KE, & Arrowsmith JR (2015). Late Pliocene fossiliferous sedimentary record and the environmental context of early Homo from Afar, Ethiopia.Science (New York, N.Y.) PMID: 25739409

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