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Planvital, el ex patito feo de las AFP se rebela Remeció al mercado en 2014 y ahora desafía a la autoridad

Planvital, el ex patito feo de las AFP se rebela

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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Sus números han sido cuestionados, en reserva, por sus pares, pero la administradora hasta ahora ha salido ilesa. Ganó dos licitaciones de afiliados cobrando comisiones de un tercio de aquellas más caras y ya revirtió las pérdidas que estas le generaron. Sin embargo, mantiene tensión con la autoridad: solamente en 2016 aceptó revelar la identidad de sus socios y, ahora, en busca de rentabilidad, no acepta la negativa por parte de la autoridad al cierre de sucursales.


Un complejo momento vive la AFP Planvital luego de abrir un nuevo flanco de conflicto con la Superintendencia de Pensiones, el fiscalizador del sector, que la semana pasada le ordenó no cumplir su plan de cierre de oficinas y centros de servicios, el cual tenía previsto aplicar en abril de 2017 y que significaba reducir en un 44% sus sucursales y centros de atención en el país.

“No es aceptable su intervención en esta materia”, dijo la administradora al referirse al oficio hecho público por la autoridad, en el que se revelaba que la AFP rechazó en dos ocasiones la orden de la autoridad.

La administradora aseguró que le presentó el plan de reestructuración en septiembre de 2016 a la referida superintendencia y que esta jamás se lo cuestionó, lo que solo ocurrió el 12 de enero pasado y fue reiterado en los últimos días.

La AFP se encuentra en un plan para continuar ajustando sus costos, después que redujera su comisión a casi un quinto de lo que cobraba hace tres años, desde 2,36% a 0,47%, en agosto de 2014, y a 0,41% en agosto de 2016.

El anuncio de la autoridad podría terminar en los tribunales si Planvital persiste en su decisión de desobedecerle.

Pero, además, incrementa la tensión entre la superintendencia y la administradora, influida por la presión que le metió la autoridad en 2016 para conocer la identidad de sus socios  y también por las dudas que han existido en el mercado desde mediados de 2014, cuando la AFP golpeó duramente las opciones de este para competir por nuevos afiliados.

En el intertanto, la AFP ya logró –a septiembre de 2016– revertir las pérdidas que traía desde 2015, cuando la baja en su comisión golpeó fuertemente sus resultados. Sin embargo, hasta mediados de 2018 seguirá afiliando a trabajadores y trabajadoras en forma exclusiva, aumentando su volumen, aunque sacrificando margen y, de paso, su última línea.

¿El ex patito feo?

“Estamos satisfechos con lo que se está dando“, decía el gerente general de la AFP Planvital, Alex Poblete, en una entrevista con DF , en una primera evaluación a casi un año de haber ganado su primera licitación, a comienzos de 2014, que se tradujo en sus primeros nuevos afiliados en agosto del mismo año.

Según explicaba Poblete, se trataba de un proyecto a dos años, en una osada apuesta comercial: entre agosto de 2014 y el mismo mes de 2016, Planvital se aseguró la afiliación de todas las personas que ingresaran al mercado laboral formal y que la administradora los obtuvo tras ofrecer una comisión de 0,47% a comienzos de 2014, destrozando a la que en ese momento tenía el precio más barato del mercado, Modelo, con 0,77% del sueldo imponible.

En agosto de 2016 inició un segundo periodo de dos años afiliando a gente –hasta mediados de 2018–, esta vez cobrando 0,41%, cifra tan baja que ninguna otra administradora se atrevió a competirle en el concurso.

Sin embargo, al término del primero periodo de licitación (agosto de 2016), el proyecto de Planvital apenas permitía sacar la nariz del agua, con utilidades mínimas, aunque con ingresos crecientes. Los costos siguen siendo un tema para la administradora, considerando que su comisión solo la podrá bajar desde agosto de 2018, momento en que deje de afiliar en forma exclusiva y sus clientes puedan cambiarse de administradora.

Para este segundo proyecto a dos años, la AFP debía seguir ajustando costos, dado que los ingresos siguen asegurados por otro bienio.

En esa línea, en septiembre de 2016 presentaron su proyecto de reestructuración a la superintendencia que dirige Osvaldo Macías.

Y es que, si bien a septiembre pasado la AFP ya mostraba números azules, estos son aún claramente inferiores a lo que mostraba la administradora hasta que comenzó a ganar licitaciones.

Así, al cierre de 2013, la gestora recibió ganancias de $ 5.140 millones, cifra que incluso creció al cierre de 2014 (a $ 5.567 millones), pese a que ya llevaba cinco meses cobrando 0,47%, es decir, con un ingreso equivalente a un quinto de lo que cobró hasta agosto de 2014 (2,36%), lo que por cierto se notó en los últimos tres meses de ese año, cuando sus ingresos por comisiones cayeron en doce meses de $ 5.461 millones a $ 1.700 millones.

En efecto, los números de la administradora empeoraron rápidamente. En 2015 perdió $ 1.400 millones, afectada por la baja de sus ingresos por comisiones que representan casi el 90% del total. Así, si a diciembre de 2013 sus ingresos por comisiones obligatorias –sin afiliación exclusiva ni baja en la comisión– llegaban $ 21.262 millones, un año después caían a $ 16.703 millones y, al cierre de 2015, se reducían a apenas un 43% de dos años, vale decir, solo $ 9.271 millones.

Por ello, en el mercado algunas de las otras AFP no guardaban comentarios al referirse a la administradora, advirtiendo que corría riesgo de quiebra e, incluso, en la licitación algunos dijeron que Planvital había cometido una “enorme irresponsabilidad” al ofertar tan baja comisión.

Pero la Planvital ya había tomado medidas. Ajustando sus costos consiguió acotar sus pérdidas en 2015 y ya en los primeros meses de 2016 los números azules volvían tímidamente. Su última información financiera oficial es de septiembre del referido año, cuando mostró ganancias de $ 1.288 millones, lejos de las pérdidas de $ 939 millones de similar lapso de 2015.

Además, en 2014 la compañía había acordado un aumento de capital de más de $ 5.000 millones y en 2015 aprobó otro por $ 1.250 millones, con lo cual la administradora ha defendido su posición en el mercado, reafirmando lo que fuentes cercanas a las AFP venían advirtiendo desde que comenzaron las dudas sobre el futuro de la administradora: «Si hay que poner capital, Generali lo hará”, en alusión al banco que ejerce el control de la administradora, aunque no el control económico y sus beneficios, que están en manos de terceros, recién conocidos en 2016.

Sin embargo, la apuesta de la AFP es por más. Y uno de sus principales ítems de costos está en gastos de personal. Al cierre de 2014, estos subieron marginalmente, pese a que habían reducido drásticamente su equipo de ventas. Pero en 2015 se notó el impacto del cambio en los contratos, tras ganar la licitación de 2014 y los gastos de personal bajaron en un 21%. No obstante en 2016 (a septiembre) volvieron a subir un 11,36%, lo que explicaría el afán de cerrar sucursales y, con ello, bajar sus gastos.

Además, la AFP tiene otro ítem, con poco detalle en sus estados financieros, llamado “Otros gastos” y que a septiembre de 2016 sumaba $ 6.169 millones, un 16% más que en 2015.

De hecho, y pese a que en dicho año bajaron los gastos de personal, los “Otros gastos” mostraban un alza de 8,8% y sumaban un total incluso superior a lo gastado en personal. En el informe de 2016, dicen escuetamente que el alza de 15,89% se debe a gastos de computación (subió $ 137 millones), gastos de administración (alza de $ 384 millones) y otros gastos operacionales (suben $ 105 millones).

En paralelo, la AFP ha crecido considerablemente. El número de afiliados a septiembre de 2016 era de 1 millón 100 mil, cifra un 52% superior a los 716 mil de un año atrás.

Con ello, el ‘patito feo’ de las AFP, del que por años se especulaba sobre su venta, abandonó el 4% del mercado que tenía hasta antes de agosto de 2014 y hoy se posiciona cercano al 11% del mercado. Ahora espera que los clientes le traigan ganancias, aunque con menos sucursales y más relación remota. La Super se opone.

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