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La guerrilla maoísta lanza su ataque más sangriento contra la Policía india

La versión oficial es que cientos de guerrilleros emboscaron a una unidad de la Fuerza de la Reserva Central de la Policía (CRPF) que volvía de tres días de prácticas en el bosque de Mukrana, en la región de Bastar, muriendo en el lugar al menos 67 efectivos.


Considerada por el Gobierno de la India como la más grave amenaza interna, la guerrilla maoísta lanzó este martes uno de sus ataques más sangrientos contra las fuerzas de seguridad, que dejó 67 muertos y seis desaparecidos en el estado centro-oriental de Chhattisgarh.

El hecho ocurrió entre las 06.00 y las 07.00 horas locales (00.30-01.30 GMT), cuando una unidad de la Fuerza de la Reserva Central de la Policía (CRPF) volvía de tres días de prácticas en el bosque de Mukrana, en la región de Bastar, explicó a Efe el portavoz de la Policía regional, R.K.Vij.

En ese momento, «un gran número» de maoístas se lanzaron sobre la unidad, y comenzaron a disparar contra los agentes tras volar su vehículo antiminas y desencadenar varias explosiones, añadió.

Otras fuentes policiales citadas por las agencias indias IANS y PTI calcularon entre 700 y 1.000 el número de guerrilleros y en un centenar el de policías de la unidad atacada.

Tras le emboscada, las autoridades ordenaron el despliegue de un amplio contingente de policías regionales en el lugar de los hechos, donde las autoridades recuperaron los cadáveres de 67 agentes y utilizaron un helicóptero para evacuar a ocho de los heridos.

Además, dijo Vij, otros seis agentes continúan desaparecidos.

«Las bajas son muchas y estoy profundamente conmocionado por la pérdida de vidas. Esto muestra la naturaleza salvaje de los maoístas y la brutalidad de la que son capaces», reaccionó ante la prensa el ministro indio de Interior, Palaniappan Chidambaram.

«Algo parece haber ido drásticamente mal. Parecen haber caído en una trampa de los maoístas», añadió.

El área de Bastar comprende cinco distritos en unos 40.000 kilómetros cuadrados, y está considerada el eje principal de las actividades de la guerrilla maoísta, que, según el primer ministro indio, Manmohan Singh, supone la amenaza interna más grave del país.

Aunque un experto en la zona citado por IANS criticó a las tropas por «descuidar las normas de lucha contra la guerrilla» y penetrar en el bosque motorizados, Vij afirmó que la unidad iba a pie y llevaba sólo un vehículo antiminas para su protección.

El Gobierno indio lanzó en septiembre de 2009 la operación antimaoísta «Caza Verde», objeto de críticas entre intelectuales como la escritora Arundhati Roy, quien denunció recientemente que unos 200.000 «adivasis» (población tribal) han tenido que abandonar sus hogares por los combates.

Según las autoridades, la violencia maoísta es la que más muertos ha ocasionado en la India en los últimos años -591 civiles, 317 miembros de las fuerzas de seguridad y 217 insurgentes en 2009-, por encima del más conocido conflicto de Cachemira.

La guerrilla permanece sobre todo activa en el llamado «cinturón rojo», una franja de territorio en el centro y el este de la India donde los rebeldes tienen numerosos campos de entrenamiento y buscan el apoyo del campesinado.

Conocidos en la India como naxalitas tras protagonizar una revuelta en la aldea bengalí de Naxalbari en 1967, los maoístas luchan por una revolución agraria de corte comunista, y recurren a sabotajes de instalaciones vitales, atentados contra las fuerzas de seguridad y campañas de extorsión a la población.

Su influencia ha crecido en los últimos meses y, en febrero pasado, su líder, Koteswar Rao, ofreció una tregua de 72 días al Gobierno, a cambio de que este cesara su operación militar y se aviniera al diálogo.

Chidambaram le exigió entonces una declaración oficial de renuncia a la violencia como condición previa para las negociaciones.

La acción de hoy supera en gravedad al último gran golpe sangriento de la guerrilla, un ataque masivo contra un campamento de la Fuerza de la Policía especial en Chattisgarh que acabó con las vidas de 55 agentes en marzo de 2007.

En lo que va de año, las acciones naxalistas han causado otros 34 muertos en un ataque con mina contra un autobús policial el pasado domingo y en un asalto a un campamento policial en febrero, en los estados orientales de Orissa y Bengala, respectivamente.

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