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Japón sigue en alerta por temores de radiación cerca de plantas nucleares

El terremoto, que según el gobierno habría dejado más de mil muertos, produjo daños en los sistemas de refrigeración de dos centrales atómicas. Ambas se encuentran en la prefectura de Fukushima. La central Daiichi -a unos 270 kilómetros al nordeste de Tokio- fue la más afectada. Allí, los técnicos trabajaban en implementar un escape supervisado de vapor para disminuir la presión en el reactor, procedimiento que preocupaba or la posibilidad que se liberaran gases reactivos.


Tras el terremoto que sacudió el noreste de Japón –el más fuerte en los últimos 140 años- una parte importante de la atención del público se centra ahora en lo que ocurra en dos centrales atómicas que resultaron averiadas por el sismo.

Decenas de miles de personas han sido evacuadas de las cercanías de las plantas ante el temor de escapes de radiación.

El terremoto, que según el gobierno dejó más de 1.000 muertos, produjo daños en los sistemas de refrigeración de dos centrales atómicas.

Ambas se encuentran en la prefectura de Fukushima. La central Daiichi -a unos 270 kilómetros al nordeste de Tokio- fue la más afectada.

Pero también hay problemas con la central Fukushima-Daini.

En ambos casos los mecanismos de refrigeración de los reactores sufrieron desperfectos por interrupciones en la energía después del movimiento sísmico, y las autoridades adelantan maniobras urgentes para evitar accidentes mayores.

Los técnicos han empezado a implementar un escape supervisado de vapor de la planta de Fukushima Daiichi para disminuir la presión en el reactor.

Advierten que parte de los gases emitidos serán radioactivos pero los funcionarios aseguran que no hay peligro para el público en el procedimiento.

El gobierno declaró el viernes el estado de alerta en un total de cinco reactores nucleares en las dos plantas. Nuevamente, las autoridades insisten en que se trata de una medida preventiva y que no existen riesgos de un accidente nuclear catastrófico.

Posible fuga

No obstante, la Agencia Japonesa para la Seguridad Nuclear e Industrial (NISA, por sus siglas en inglés) aseguró que en la sala de control de la planta nuclear de Fukushima, la radiación ya es 1.000 veces mayor de lo normal.

En las afueras de la planta, se estima que podría ser ocho veces mayor a lo normal, dijeron funcionarios.

Por ello, el gobierno ordenó la evacuación de miles de personas que viven en las inmediaciones de la planta por temores de una fuga.

Además de las centrales de Fukushima-Daiichi y Fukushima-Daini, las de Tokai y Onagawa también fueron clausuradas.

«Esta decisión es simplemente por precaución. Permite a las autoridades tomar medidas adicionales y da poderes a los funcionarios, a la policía y a los bomberos actuar de un modo más rápido», señaló a la BBC Jeremy Gordon, vocero de la Associación Nuclear Mundial.

«No es fácil encontrar un país con más experiencia que Japón en terremotos y en energía nuclear», agregó.

Tras el terremoto, en Onagawa se declaró un incendio cerca de la turbina, pero, según informó la Agencia Internacional para la Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), el fuego ya fue extinguido.

El organismo internacional con sede en Viena –responsable de supervisar la seguridad nuclear en el mundo- aseguró en un comunicado que ofreció ayuda técnica a las autoridades japonesas, con quienes están en contacto continuo para supervisar cómo el sismo está afectando a las instalaciones nucleares.

Antecedentes

El incidente anterior más reciente que afectó a una planta nuclear en Japón sucedió en 2007, cuando el epicentro de un fuerte sismo se ubicó cerca de la central de Kashiwazaki-Kariwa, de siete reactores.

«Fue un temblor mucho más fuerte de lo esperado y fue un buen ejemplo de lo bien preparadas que están las centrales nucleares», indicó Gordon.

Sin embargo, Steve Thomas, profesor de políticas energéticas en la universidad británica de Greenwich, destacó que, cuatro años después de aquel suceso, los reactores de Kashiwazaki-Kariwa acaban de volver a funcionar.

«Hubo cosas que no funcionaron como debieron y les costó años poner la central en servicio. Creo que fue un golpe para los japoneses que su planta no resistiera tan bien como esperaban», sugirió Thomas.

En cambio, Dame Sue Ion, ingeniero nuclear de la Academia Real de Ingeniería del Reino Unido, resaltó que la legislación japonesa en cuestiones de seguridad atómica es extremadamente exigente.

«Las centrales nucleares japonesas se muestran como ejemplo de resistencia ante los sismos. Los sistemas de seguridad funcionaron como debían», dijo Sue Ion.

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