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BBC News Mundo

Ataques en Noruega dejan al menos 87 muertos

La policía informó que 80 personas murieron en un campamento juvenil donde un hombre armado abrió fuego de manera indiscriminada. Una explosión previa en Oslo dejó siete fallecidos. Un hombre de nacionalidad noruega es interrogado en relación a los ataques. Lo más seguro es que si no se encuentran vínculos con organizaciones terroristas transnacionales como al-Qaeda, la sospecha recaerá en grupos de extrema derecha.


A medida que pasan las horas empieza a conocerse la verdadera magnitud de los ataques perpetrados este viernes en Noruega y que, según las últimas cifras ofrecidas por las autoridades de la nación europea, han dejado cerca de 90 muertos.

a mayor parte de las víctimas habrían fallecido en el tiroteo ocurrido en la isla de Utoeya, al noroeste de Oslo, en un campamento juvenil organizado por el gobernante Partido Laborista noruego. Según la policía, lo ocurrido allí tiene dimensiones «catastróficas». Hasta el momento se han contabilizado 80 cadáveres.

Mientras, la clic fuerte explosión que sacudió el centro de Oslo, en las cercanías de la oficina del primer ministro, causó la muerte de al menos 7 personas.

Las autoridades informaron del arresto de un hombre noruego de 32 años llamado Anders Behring Breivik en relación a la masacre en Utoeya. En estos momentos se investiga su vinculación con la explosión ocurrida en la capital noruega.

Según la policía, el detenido no tendría ninguna relación conocida con grupos islamistas, por lo que las teorías que inicialmente vincularon los ataques con organizaciones como al-Qaeda pierden fuerza.

De hecho, medios locales lo relacionan con grupos de extrema derecha.

El gobierno del socialdemócrata Jens Stoltenberg, quien debía visitar este sábado el campamento atacado, convocó una reunión urgente de crisis para evaluar la situación, mientras se reforzaban los controles en fronteras, aeropuertos y carreteras.

Confusión

El primero de los ataques ocurrió a las 13.20 GMT al estallar una potente bomba en el centro de Oslo cerca de las oficinas del primer ministro y del popular diario noruego «VG».

Siete personas perdieron la vida en la explosión y otras 15 resultaron heridas, algunas de gravedad.

Una imagen captada el jueves 21 de julio muestra a un grupo de jóvenes asistentes al campamento juvenil en la isla de Utoya, donde este viernes se produjo el tiroteo que dejó al menos 80 muertos. (Foto EFE)

Una imagen captada el jueves 21 de julio muestra a un grupo de jóvenes asistentes al campamento juvenil en la isla de Utoya, donde este viernes se produjo el tiroteo que dejó al menos 80 muertos. (Foto EFE)

Unas dos horas después empezaron a llegar informaciones sobre el tiroteo en el campamento de las juventudes socialdemócratas en la isla de Utoeya, a unos 20 kilómetros al noreste de la capital noruega.

En un principio se habló de unas diez personas muertas, pero tras unas horas de confusión sobre la tragedia, y tras conocerse el arresto de Anders Behring Breivik, la policía noruega informó que el número de cadáveres recuperados en la zona ascendía a 80.

Según el relato de algunos testigos, el agresor entró en el campamento vestido de policía con el pretexto de velar por su seguridad y abrió fuego indiscriminadamente a su alrededor.

Los jóvenes empezaron a correr para huir del agresor, lanzándose muchos de ellos al agua para tratar de evitar ser alcanzados por los disparos.

Incógnitas

Según explica el especialista en asuntos de seguridad de la BBC, Frank Gardner, el alcalde de Oslo aseguró que el hombre detenido estaría vinculado con los dos ataques.

Lo que se preguntan ahora los investigadores es qué motivación podría tener Anders Behring Breivik para llevar a cabo las masacres.

En las primeras horas tras los ataques se habló de una posible venganza de grupos islamistas por la participación del ejército noruego en las campañas de la OTAN en Afganistán y Libia.

Pero, según Gardner, si no se encuentran vínculos con organizaciones terroristas transnacionales como al-Qaeda, la sospecha recaerá en grupos de extrema derecha.

Las autoridades noruegas aseguraron no tener constancia de ningún movimiento nacional capaza de desplegar este grado de violencia y nada les hacía presagiar que iba a tener lugar el peor ataque en número de victimas en su suelo desde la Segunda Guerra Mundial.

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